José de San Martín: la historia del retrato hiperrealista que humaniza al prócer
A partir de fotos de diversas personas y técnica digital, Ramiro Ghigliazza reconstruyó el rostro del Libertador. El artista nos contó su minucioso trabajo y cómo es el proceso de generar esa sensación sin igual de estar mirando a los próceres en la actualidad.
Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
Cada 17 de agosto se cumple un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad del General San Martín, el Libertador de América. En Argentina se le reconoce como el Padre de la Patria. En Perú, se lo recuerda libertador de aquel país, con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile, su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.
Pero, más allá de su gesta libertadora, San Martín fue y sigue siendo una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional. Es a esa imagen a la que el diseñador gráfico Ramiro Ghigliazza dio vida a través de un cuadro hiperrealista que preside ahora el salón de los Gobernadores en la Legislatura de Mendoza.
Cuadro hiperrealista que preside ahora el salón de los Gobernadores en la Legislatura provincial. Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
Un día, este diseñador gráfico decidió tomar uno de los clásicos retratos de José de San Martín para hacer algo que trascendiera. La idea creció, se transformó en arte, recorrió el mundo y comenzó a recuperar los rostros añorados en los textos y relatos. No solo eso, sino que ese abordaje artístico le permitió acceder a rasgos, detalles, momentos y anécdotas casi desconocidos, que vuelven reales y menos inalcanzables a aquellos próceres tan lejanos.
El retrato eriza la piel. Los ojos expresivos, la mirada como de sorpresa, la textura del cabello, las cejas y la piel, en conjunto, forman una imagen tan vívida que genera la ilusión de estar viéndolo frente a frente.
Ghigliazza nació en Morón, se crio en La Pampa, estudió en Buenos Aires, se perfeccionó en Rosario y, desde hace ya varios años, vive en Pueblo Esther –Santa Fe–. Cuando empezó con este proyecto, no imaginó hacia donde lo llevaría.
“Esto se inició a la edad de 12 años. Yo tenía una obsesión, que era quedarme con la última imagen de una persona, ese último gesto que tienen cuando están en su mundo y no están impostando alguna posición. Me obsesioné con eso y quería empezar a trabajar artísticamente retratos con esa idea, porque me parecía que cada rostro, cada imagen, te lleva a hacer un viaje hacia su personalidad y su historia. Y me propuse encararlo con próceres, en lugar de hacerlo con personas comunes y corrientes”, expresó a Unidiversidad.
En su primera elección, el artista fue por todo y eligió nada menos que a Don José de San Martín. Fue un trabajo con dos imágenes que le llevó alrededor de siete años.
“San Martín, como Gobernador de Cuyo, me llevó cuatro años. El segundo trabajo, el daguerrotipo que se conoce del General en sus últimos años de vida y retirado en Boulogne Sur Mer, me llevó dos años y medio. Ese trabajo, que yo considero el más importante, es la reconstrucción de su imagen en una vida anciana, muestra su labor, su compromiso con el país. Es la imagen más fiel del General y el trabajo que marcó el inicio del resto de los trabajos que ahora presento”, detalló.
Para Ramiro, lo más importante en su rostro son sus cejas y su mirada. “Boca pequeña, nariz aguileña, peinado hacia la izquierda, como usaban los patriotas en épocas de la revolución, y las patillas que todos conocemos”, remarcó.
Además, resaltó algunas diferencias entre la imagen por él reconstruida y la de los libros. “Una de las diferencias entre los retratos pintados que conocimos y el retrato digital está dada por la forma de las cejas. Los retratistas obviaban detalles que quizás les parecían feos, pero yo los incluyo porque hacen del prócer una persona más interesante, más cercana y más humana”.
General Don José de San Martín. Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
Otro detalle omitido en los retratos conocidos de San Martín que el artista incluye en su trabajo es una cicatriz en el pómulo izquierdo del prócer, fruto de una herida sufrida durante el combate de San Lorenzo. Esta nueva imagen de San Martín, contó el artista, tiene una mirada hacia quien observa la fotografía, lo que genera una complicidad y un vínculo muy especial con el público.
“Creo que este tipo de imágenes genera un fuerte impacto en la gente porque hay pocos registros de ellos, muy distinto de los referentes del siglo XX, de los que hay numerosas fotos y videos. Me suele pasar que me piden hacer fotos de Fontanarrosa o de Ginobili, pero les planteo que ya las tenemos; no tiene sentido, yo no soy un fotógrafo, soy un artista. Trabajo con el fotógrafo Beto Ritta, que me pasa las fotos para que trabaje, que es otra etapa de los proyectos. El objetivo de este juego es traerlos del pasado para ver cómo podrían verse hoy”, explicó.
La primera etapa de cada proyecto tienen que ver con la investigación y la documentación que exista del prócer: pinturas, retratos, testimonios que lo describan.
“Son cosas que te dan una pauta de las diferencias que puede haber entre la pintura y la realidad”, explicó. Para el retrato de San Martín, señaló, tomó en cuenta incluso el daguerrotipo para calcular las dimensiones y posiciones de cada pieza de la obra. “Una vez que tengo el material, voy montando parte por parte. Es un trabajo muy artesanal e intento que no quede como robot o una mezcla sin forma”, sostuvo.
Un trabajo minucioso
A través del uso de aplicaciones digitales, puntualmente con Photoshop, Ramiro reemplaza cada segmento de la cara que toma de la base de los viejos retratos por fragmentos de las fotografías que recibe.
“Es que la técnica aplicada exige minuciosidad y precisión, ya que la imagen se construye a partir de fotos de otras personas. Se usan las cejas de una, los ojos de otra, la boca de un tercero… Trabajo con personas reales, que me permitan llegar a ese retrato. Por eso lleva mucho tiempo, no es una aplicación, sino que la voy construyendo con mis herramientas. El retrato de San Martín lo hice con fotos de seis personas; el de Belgrano, con cuatro; para el de Juana Azurduy, hasta ahora, de dos, pero probablemente agregue otra más”, detalló.
A través del uso de aplicaciones digitales, puntualmente Photoshop, Ramiro reemplaza cada segmento de la cara que toma de la base de los viejos retratos por fragmentos de las fotografías que recibe. Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
“No uso ningún tipo de software 3D o inteligencia artificial. De hecho, cuando empecé este trabajo, esos programas no existían aún”, continuó. Agregó que en cada instancia del trabajo cuenta con muchos ojos críticos de colaboradores que le hacen observaciones sobre cómo va el proceso. De igual forma, lo coteja con el conocimiento de varios historiadores. “Es muy importante conocer la personalidad de quien se está retratando, no solo lo físico, porque hay que tratar de transmitir lo que era, para que no quede muy fría la imagen”, dijo.
Felipe Pigna, Eduardo Mundani, Roberto Colimodio, Marcelo Calabria y Miguel Carrillo son algunos de los historiadores que lo asesoran en estas instancias.
Para dar cierre a cada retrato, lo imprimen en un lienzo especial y se lo monta como si fuera un cuadro. De hecho, en muchas oportunidades se lo hace con marcos tallados de manera artística, simulando los viejos retratos de los próceres.
“Es una experiencia increíble porque tengo el honor de estar rodeado de artistas que me acompañan en esa instancia. Pasó con Israel Pérez Hugas y Sonia López, que hicieron un trabajo espectacular para el cuadro de San Martín para la sala de los gobernadores de la Legislatura de Mendoza”, afirmó Ghigliazza.
A la hora del trabajo, el artista aseguró que hay características de los próceres que facilitan el trabajo, como la barba en algunos de ellos, porque oculta los detalles de la cara y sus gestos.
“Los ojos y la boca son los más difíciles de captar. Podés llegar a trabajar un mes solamente en la boca porque un milímetro, ya que se mueva la comisura ya está diciendo otra cosa o puede parecer falso. Además, tiene que estar combinado con los ojos, la mirada, por eso es muy compleja”, describió.
Sostuvo, además, que la tensión de la boca puede marcar todo el retrato. “Si se ríe tensionado o relajado, por eso trabajo allí mucho las luces y las sombras, es complicado”, dijo.
Remedios del Valle. Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
San Martín y muchos más
José de San Martín y Manuel Belgrano fueron los primeros, pero el camino recién comenzaba. A ellos les siguieron muchos otros, como Remedios del Valle y la inconmensurable Juana Azurduy. Tal vez, lo más interesante de la obra de Ramiro Ghigliazza es que la construcción de esos retratos se hace buscando la huella de su época y, sobre todo, de su carácter; las luces y las sombras, el ambiente, los ínfimos detalles en los rasgos. Eso está tan logrado que es lo que genera la sensación de estar viendo a la cara a sus retratados.
Ghigliazza está trabajando ahora con otra imagen de Juan Bautista Cabral. “Fijate que Cabral tenía solo 23 años. Siempre lo vimos como un viejito, con esa gran barba, y era casi un chico. Entonces, también me parecía muy interesante empezar a acercar a la realidad a estas personas, para que se conozca más quiénes fueron”, explicó.
En breve, según precisó, podría venir Domingo Faustino Sarmiento, algo que se le revela como un verdadero desafío, ya que no siente con este último la misma afinidad que con el resto. “Pero creo que ahí está el verdadero reto: en poder transmitir el carácter, si era temerario o relajado, o buena o mala persona, lo que sea. Reflejar eso”, afirmó.
Ghigliazza contó que en la actualidad está trabajando con otra imagen de Juan Bautista Cabral. Foto: Ramiro Ghigliazza, Instagram
Gira libertadora
El retrato de San Martín sigue haciendo su propio camino, como lo hizo el Libertador. El objetivo del artista es llevar su obra a los lugares más emblemáticos de la vida del Padre de la Patria: Yapeyú –su lugar de su nacimiento–, San Lorenzo y Mendoza, donde ya está exhibido; Chile, Perú, Cervatos de la Cueza –España, donde vivieron sus padres–, el Regimiento de Granaderos a caballo y Boulogne Sur Mer –lugar donde murió–.
“Tengo invitaciones para hacerlo en Europa, Londres, Boulonge Sur Mer (Francia). También empezaré una gira nacional. Luego de septiembre, tras pasar por Europa, visitaremos nuevamente Mendoza, San Juan y San Luis con una presentación de Juan Bautista Cabral, aquel soldado argentino, de origen afroindígena, perteneciente al Regimiento de Granaderos a Caballo”, selló.
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