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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
Así lo asegura el doctor Jorge Beinstein, especialista en pronósticos económicos y economía mundial, que estuvo en la Uncuyo para dictar una conferencia . por pronosticar la crisis global fue mal visto en el mundo de la ciencia, pero asegura que negar la crisis fue la mayor manipulación mediática de la historia.
Jorge Beinstein es doctor de estado en economía y especialista en pronósticos económicos y economía mundial.
Foto: Axel Lloret
Jorge Beinstein tuvo, en pleno auge del modelo, la solvencia moral e intelectual para prevenir lo que se vislumbraba como una crisis mundial sin precedentes. Si bien muchos de los intelectuales y economistas a quienes el modelo beneficiaba salieron a negar las investigaciones del economista, el desprestigio de las recetas neoliberales en América Latina y el reciente colapso del sistema financiero finalmente le dieron la razón y revalorizaron sus estudios en los círculos académicos.
Beinstein es Doctor de Estado en Ciencias Económicas por la Universidad de Franche Comté–Besançon. Especialista en pronósticos económicos y economía mundial, ha sido durante estos últimos treinta años consultor de organismos internacionales además de dirigir numerosos programas de investigación. Ha sido igualmente titular de cátedras de economía internacional y prospectiva tanto en Europa como en América Latina. Actualmente es profesor titular de la Universidad de Buenos Aires.
El científico opina que el capitalismo puede sobrevivir pero de manera decadente como lo viene haciendo desde hace cuatro décadas, eso dependerá de las convulsiones sociales y políticas causadas por su declinación que incluye sucesivos estallidos y colapsos como la catástrofe financiera iniciada en septiembre de 2008.
NU Gráfico conversó con él a propósito de su visita a la Uncuyo para dar una charla y estas son sus reflexiones.
-Usted fue uno de los pocos economistas que en plena globalización se animó a predecir la crisis que se avecinaba. Porque era tan predecible?
- Por honestidad científica debo decir que tengo textos que están describiendo esta situación desde hace más de doce años. Y simplemente, viendo como se estaba acumulando el capital financiero, los excedentes financieros, el tema energético, en fin todo ese tipo de cosas, era perfectamente previsible esto. La diferencia es que por ahí había algunos otros que llegaban a la misma conclusión pero que no se atrevían a lanzarla porque el clima no estaba para hacerlo, entonces lo que hice no fue algo heroico, porque era previsible simplemente usando las técnicas convencionales de las ciencias sociales.
- Quizá algunos no se animaban a decirlo porque esto podría traer aparejado el fin del capitalismo?
En realidad lo que nosotros pronosticábamos no es un “salgo de acá y se termina el capitalismo”, es un proceso de larga duración en el que ahora lo visible es que esto está entrando en decadencia muy fuerte por todos lados, por el tema energético, la cuestión económico financiera, medio ambiental, en fin montones de cosas. Esto es un proceso general de decadencia, eso es evidente, pero tampoco se visualiza claramente lo que va a venir después. Cosa que plantea desde el punto de vista psicológico un encuadramiento muy distinto a lo que sucedió en el siglo XX donde casi estaba llave en mano lo que iba a venir después, pero ahora no está tan clara la cosa.
-En una entrevista usted se refería a una crisis de civilización. ¿Que significa esto?
- Esto no quiere decir crisis de civilización en general. Hemos tenido al menos una docena de civilizaciones importantes, a veces en paralelo, o consecutivamente, hasta esta que es la primera civilización planetaria, es la civilización del capitalismo industrial. Cuando hablo de crisis de civilización estoy hablando de eso y no de otra cosa. Es crisis del capitalismo en su fase más alta o más esplendorosa, que es la del capitalismo industrial, que incluso hoy en día como expresión de la decadencia, yo diría que desde el punto de vista de la hegemonía ya no es más capitalismo industrial sino capitalismo financiero.
- Esto es lo que dicen los líderes del G20 que no es una crisis del capitalismo sino una crisis del sistema financiero en realidad.
- Claro, pero si todo el capitalismo está dominado por la hegemonía financiera, es todo el capitalismo. Decir que está en crisis sólo el capitalismo financiero es como decir que está en crisis por ejemplo solamente el planeta, o sea que Marte no está en crisis. Cuando uno toma las grandes transnacionales industriales; entre comillas, del mundo, uno empieza a darse cuenta que están siempre girando para el lado financiero. Le doy un ejemplo: General Motors, entra en crisis casualmente en el 2008, pero lo que no se dice es que más de la mitad de los beneficios de la compañía son beneficios de actividades financieras. O sea, el hecho que la masa financiera sea veinte veces más grande que el producto bruto mundial no es que cuatro locos han juntado mucho dinero papel o electrónico, es que toda la economía tiene comportamientos que se los da el sistema financiero. Hay razones muy profundas y de largo explicar que llevan a esta situación. Un capitalismo completamente financiarizado es un proceso que llevó casi cien años, desde el fin del siglo XIX, que es cuando yo diría que empiezan a aparecer los elementos claros de dominación financiera y acá usaría un concepto más del tipo gramsciano, diferenciando entre dominación y hegemonía. Lo que tenemos originariamente es una dominación creciente del capitalismo financiero que todavía no domina la cultura. Además el capitalismo financiero es absolutamente parasitario, o sea para decirlo en términos más transcivilizacionales y comparar esto con la caída o decadencia de otras civilizaciones, yo diría que lo que tenemos ahora es una hegemonía totalmente parasitaria.
- Siempre se dijo que la figura más importante de este capitalismo era EEUU, ¿ esto significaría el fin de la unipolaridad?
Lo que pasa es que no es una unipolaridad que pueda ser reemplazada por otra bipolaridad, tripolaridad, u otra unipolaridad. Lo que hay es el fin de la unipolaridad que no empezó con el fin de la guerra fría. Eso es falso, porque e n realidad desde 1945 a finales de la segunda guerra mundial en lo que es el mundo capitalista ya había unipolaridad, ya había una hegemonía de los Estados Unidos, que sucede a la hegemonía inglesa anterior a la primera guerra mundial. Tuvimos unos veinte o treinta años indefinidos de peleas con Japón, con Alemania, pero finalmente Inglaterra termina por decaer y entonces su sucesor es su hijo, o sea los Estados Unidos. Entonces hay una continuidad yo diría de casi 200 años de hegemonía primero inglesa, fin del siglo XVIII, todo el siglo XIX y comienzos del XX, y luego desde la segunda guerra mundial pero emergiendo desde la primera guerra, los Estados Unidos. Entonces es todo eso lo que se está desarticulando no es solamente un gran país que decae, es la articulación del sistema mundial de los últimos doscientos años lo que está crujiendo en estos momentos.
-Como debería pararse Argentina frente a esto para no salir perjudicada?
- En primer término hay un proceso que es casi como de reacción normal frente a esta desarticulación, y es que empiezan a darse rearticulaciones en las zonas periféricas, por la sencilla razón que la manaza que tenían encima afloja y estos que están abajo empiezan a moverse con mayor libertad y se empiezan a articular. Esto es UNASUR, Mercosur, Comunidad de América Latina y el Caribe, es Organización de Cooperaciones de Shanghái, o sea es la articulación euroasiática si tomamos a Rusia como euroasiática, o sea que es Rusia más Asia. Todo eso se está articulando, pero en una situación donde el 60 % de la economía mundial es de Japón más Unión Europea más Estados Unidos. Esta rearticulación protege no sé si tanto a China, pero si creo que en América Latina hay un mayor grado de protección frente a la crisis en la medida en que todos estos sistemas progresistas que han proliferado en el continente apunten con mucha más fuerza al mercado interno regional, o sea que la defensa tiene que ser ahora mercado internista no nacional sino regional, y además desfinaciarizarnos todo lo posible, es decir sacarnos de encima toda la transnacionalización financiera, mucho desarrollo productivo intraregional, apoyado en formas muy sencillas, muy populares y muy baratas de producción. Es decir mucha pequeña producción, como por ejemplo cooperativas, porque por ejemplo los desocupados que van a quedar en el futuro por las grandes industrias y las grandes producciones portables, si usted los quiere ocupar en una empresa de las llamadas competitivas en el mercado internacional como se hacía en la época neoliberal, necesita por cada empleo cien o ciento cincuenta mil dólares, en cambio un empleo en una pequeña empresa que abastece a una localidad, hoy por hoy con menos de cinco mil dólares lo arregla. Entonces hay que crear la capacidad para hacerlo. Además se puede emplear mucha gente y la cosa se defiende mucho más porque funciona con redes locales. Eso no es cerrar la economía porque puede ser una empresa chica que vende quesos en una pequeña localidad pero que también exporta.
- ¿La situación que por una causa natural se da hoy en Japón como alterará los mercados internacionales?
- Japón es la segunda economía mundial y ahora entra en una superdepresión. Es un país fuertemente endeudado que ya venía muy mal en los últimos veinte años. Además es el principal cliente de China después de los Estados Unidos, y el segundo centro financiero del mundo. Evidentemente esto producirá un impacto recesivo colosal en un mundo donde las potencias centrales ya venían entrando en recesión. no es que esto agarra a un mundo vigoroso. Por ejemplo Japón empezó su crisis a comienzos de los 90. Lo que pasa es que la crisis japonesa empalmó con la euforia de los tigres y dragones asiáticos, después China, y Estados Unidos, que siguió creciendo hasta hace tres o cuatro años. Pero ahora no, este es un panorama muy distinto al de hace veinte años. Esto ha cambiado radicalmente. Entonces en primer lugar Japón deberá enfrentar una situación muy difícil, que va a impactar sobre algo que ya estaba muy mal a nivel de la economía mundial y eso pone a prueba a los sistemas financieros periféricos y uno se pregunta qué va a pasar con China, con la India, con Brasil, con Argentina, con Venezuela y se abre un gran interrogante difícil de responder.
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