Del derrame sucedo el 8 de septiembre, los vecinos de Jáchal se enteraron por rumores, como ya había sucedido en el 2015, las autoridades recién se hicieron cargo de la situación cuando, la noche del miércoles, el pueblo se movilizó. Lo alarmante y triste es la forma de vida que está llevando el pueblo de jachalero: desocupación, gastos en agua mineral, enfermedades como el cáncer, bajo nivel de vida y muertes a temprana edad, son sólo algunas de estas consecuencias.

Roberto Cabanay, ex empleado de la minera Barrick Gold y autoconvocado de la Asamblea Popular por el Agua de Jáchal, nos comentó que los vecinos se convocaron a la plaza departamental y comentó que esta situación ya la veían venir, pero que tanto el Gobierno, como la empresa no le daban importancia. Agregó que el intendente no se encontraba en Jáchal, “Siempre que los necesitan no están”.

Cabanay, durante los años que trabajó en la empresa, pudo ver, que desde el año 2005 al 2015, ya había explotación y agregó “por día se utilizaban 4000 kg de cianuro, además el combustible que se consumía era más de 300000 litros por día, lo que equivale a 8 o 9 camiones cisternas de combustible, en un radio de 5km a la redonda”.Roberto, además, fue despedido por sus enfermedades (pulmonar y cardiológica) adquiridas en el lugar de trabajo.

La minera Barrick Gold, no tiene más de 30 empleados jachaleros, lo que no llega a ser el 1% de la población, esos números muestran que la empresa no ha ayudado al crecimiento laboral. Por otro lado el pueblo de Jáchal necesita asfaltar sus calles, que atiendan al pedido de un sanatorio, servicio de transporte y puestos de trabajo. Cabanay pidió que no se deje ingresar las mineras en las distintas provincias, porque destruyen la sociedad.