Cientos de camiones que transportan vehículos blindados y equipos militares estadounidenses salieron de Irak rumbo a Kuwait en lo que representa el inicio de la histórica retirada de la fuerza invasora del país asiático, informaron fuentes oficiales. "Las fuerzas estadounidenses ya abandonaron 485 puestos y bases militares", dijo el portavoz del gobierno iraquí Ali al Dabagh.

De acuerdo con Al-Dabagh, eso representa una "implementación exitosa" de las obligaciones entre los dos países, pues sólo restan 20 posiciones y bases militares bajo control estadounidense, que serán entregadas antes del 31 de diciembre próximo. El pasado viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que todas las tropas iban a salir de Irak antes de fin de año, después de que fracasaran las conversaciones entre ambos gobiernos para que los soldados estadounidenses permanecieran más tiempo a cambio de garantizarles inmunidad judicial.

El Gobierno del primer ministro Nouri Al-Maliki afirmó que no permitirá a Estados Unidos mantener ninguna base militar en Irak después de la retirada, aunque admitió que deja la puerta abierta para el reclutamiento futuro de entrenadores.

Vale recordar que para Estados Unidos los ocho años, siete meses y una semana de ocupación en Irak implicaron hasta hoy un gasto de más de 806 mil millones de dólares y más de 36 mil bajas, incluidos unos cuatro mil 400 muertos. Para el país ocupado los daños son mayores. El bloque legislativo leal al clérigo radical Muqtada Al-Sadr, afín al también chiita Al-Maliki, fue el que más oposición mostró a que se contemplara siquiera prorrogar la ocupación estadounidense de Irak, incluso bajo la fachada de entrenadores, a priori muy noble.

Para el primer ministro iraquí, el repliegue total de los estadounidenses a finales de 2011 también deberá poner fin a cualquier argumento de la resistencia para combatir a los ocupantes y a Al-Qaeda, en tanto las fuerzas locales serán capaces de garantizar la seguridad. En tanto la invasión norteamericana azuzó la violencia sectaria y acentuó un sinnúmero de problemas en materia de seguridad, la portavoz del bloque Al-Iraqiya, Maysoon Al-Damalouji, advirtió a países vecinos de Irak no utilizar el vacío que se cree con la retirada.

Entre los iraquíes prevalece el criterio de que la ONU deberá hacer frente aquí a nuevos retos del sectarismo, la precariedad de los derechos humanos, y la necesidad de diseminar la cultura de la reconciliación y justicia social. La clase política de Irak reconoce que vendrán desafíos y peligros en los ámbitos políticos y de seguridad, y urge al gobierno a asumir su responsabilidad para crear instituciones militares y policiales fuertes, pero cree que el adiós de diciembre merece pagar el precio.