El profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO, Alejandro Trapé, prevé que la inflación para 2017 será de entre el 20 y el 21 %, cuatro puntos más que la estimación oficial. Aseguró que este porcentaje se puede analizar en forma positiva o negativa: es muy inferior al 40 % de 2016, pero sigue siendo muy alto, teniendo en cuenta que los países de la región no superan el 5 %.

El director de las carreras de Economía y titular de la cátedra de Política Económica Argentina explicó que la situación de este año no será igual a la de 2016 en materia inflacionaria, ya que en ese momento la suba constante de precios fue muy influenciada por la devaluación que concretó al asumir el presidente Mauricio Macri.

Trapé consideró factible que el gobierno logre bajar la inflación para 2017 e incluso que llegue a la meta del 5 % para 2019, teniendo en cuenta las políticas que implementó y –sobre todo– que evitó los cortes abruptos, lo que, entiende, terminaría en una recesión mayor.

El profesor enumeró dos políticas que implementó el Ejecutivo y que desde su punto de vista ayudarán a disminuir el proceso inflacionario. La primera fue disminuir el ritmo al que crece la cantidad de dinero que circula, que emite el Banco Central y que se denomina base monetaria, ya que –aseguró– existe una relación directa entre la cantidad de dinero y la evolución de los precios. El segundo elemento fue el tipo de cambio, ya que explicó que será más estable y que fluctuará entre 16 y 17 pesos, y que como máximo llegará a 18 pesos. 

“La base monetaria y el tipo de cambio son dos elementos que funcionan como un ancla para la inflación”, fueron las palabras del economista.

Trapé comentó que existe un elemento relacionado con la inflación que aún no está definido y son los salarios, ya que están en marcha las paritarias de distintos sectores. Explicó que la relación entre sueldos e inflación se denomina círculo vicioso, porque los precios suben, los trabajadores piden recomposiciones salariales acordes con los porcentajes de incremento, los empresarios aducen que esto incrementa sus costos fijos, por lo que suben los precios.

“Cortar esa cadena abruptamente es un problema, porque no le puedo decir a la gente 'No te voy a dar aumento' porque es injusto, porque hubo inflación, entonces hay que tratar de ir moderando el aumento salarial y de precios, las dos cosas al mismo tiempo. Cortar la inflación lentamente es una forma de ir cortando los aumentos salariales lentamente y de esa manera converger dentro de dos o tres años a una inflación más baja”, explicó el profesor.

La inflación fue del 1,3 % en enero, según el Indec

Con inflación desde los 50

Trapé explicó que la Argentina es un país inflacionario desde los 50, con esporádicos baches de estabilidad. “La condición normal es ser inflacionario; es más, estamos acostumbrados. A un argentino le parece normal una inflación del 20 % cuando otros países se espantan con un 2,5 %”.

El economista dijo que las políticas de control de precios nunca sirvieron para moderar la inflación, pese a que en los últimos 60 años se pusieron en marcha distintas alternativas. “Todo lo que sea control de precios da el espejismo de que tiene algún efecto el primer mes, pero a la larga, si la base monetaria sigue creciendo, si el tipo de cambio sigue creciendo, si los salarios siguen creciendo, esos controles de precios quedan obsoletos”, subrayó.
 

La lupa en el consumidor

Para el profesor universitario es un error responsabilizar al ciudadano de la inflación; decirle que no recorrió lo suficiente para encontrar los mejores precios. Dijo que le achacan al consumidor una responsabilidad que no tiene, ya que el único responsable de controlar la escalada de precios es el gobierno a través de políticas concretas y de acuerdos con el sector empresario.

¿Cuál es el papel que tiene el sector supermercadista?

Es clave, por eso es importarte tomar la inflación en los supermercados porque son actores fundamentales de esta novela, en realidad la mayor parte del gasto de la gente se realiza en los supermercados. Es cierto que el poder de fijación de precios que tienen estas empresas es muy importante y la competencia que existe entre ellos para que los precios bajen es relativa, no es importante. También es cierto que a veces abusan de su posición y el gobierno tendría que ejercer un control, pero no por la vía del control de precios directos, sino de la negociación.

Realizar acuerdos...

Sí, sentarse a conversar con los dueños, con los gerentes y ver cómo se modera el ritmo de crecimiento de precios, eso es mejor que poner un precio fijo porque, si se hace autoritariamente, el supermercado simplemente hace desaparecer el producto de la góndola y se terminó el problema. La harina tiene el precio cuidado, pero dicen 'No tengo más' y ofrecen otra más cara. La estrategia de un supermercado es muy rápida y muy simple para esquivar el precio fijo.