Por ley, el Gobierno de Mendoza habilita $500 millones para fomentar la producción audiovisual

Sociedad

Hace poco, mientras Higa realizaba su trabajo, un compañero le iba repitiendo cómo hacerlo. Mansplaining o, en su traducción, un varón explicando a una mujer lo que ella ya sabe, se presenta acá como otra práctica común en su día a día profesional.  “Había un compañero en la misma posición que yo, pero a él no se lo decía. Yo lo estaba haciendo bien, me lo decía porque soy mujer. Le dije que por favor no me lo diga más, que yo sé lo que estoy haciendo, que es mi trabajo”, narró Higa.

Para Rendón, la desigualdad también es más visible en el rubro técnico. De hecho, un informe recientemente elaborado por el Incaa da cuenta de esa realidad. Por ejemplo, en fotografía y cámara, las mujeres representan el 27 %, mientras que en sonido son el 22 %.  Si bien continúa siendo una batalla cotidiana abrirse espacio en la industria audiovisual en determinadas labores, la lucha está planteada, sostuvo la productora de Año Luz. 

Rendón recordó que, en su primer proyecto, la directora de fotografía fue una mujer. Sin embargo, acercó un problema de su propia experiencia: en sus inicios profesionales, no se cuestionó incorporar mujeres en otros roles técnicos. “Me pasó que había mucho pibe que me decía: ‘Quiero estar’ o ‘Quiero hacer cámara’, y no había ninguna mujer que me reclamara esos espacios. No es que yo decía: ‘Che, acá hay cinco pibas que quieren ocupar estos espacios y no se lo doy’”, explicó. 

Desde su lugar de productora, con el tiempo se dio cuenta de que ella podía incentivar que esos roles fueran ocupados por mujeres: “Hay que darles espacio para que, justamente, puedan capacitarse y tener esos lugares”, señaló. 

 

 

 

 

 

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Aunque hay una marcada desventaja en los rubros técnicos, existen otros roles donde la balanza parece inclinarse un poco más a favor de las mujeres. Así ocurre en la producción, donde ocupan el 54 % de los puestos. “Creo profundamente que por algo es, ya que tenemos capacidad de liderazgo para llevar un equipo de cuarenta personas adelante. Es poderoso: la capitana del barco es una mujer”, opinó al respecto Domínguez. “También  creo que muchas de las mujeres, me incluyo, elegimos el rol de la producción porque es súper 'heavy' y 'power' para llevar adelante un equipo”, agregó.

Avances y materias pendientes

A partir de la ola feminista, quedaron expuestas las desigualdades de género en el sector y, gracias a ello, se abrió un escenario más permeable para los proyectos desarrollados por mujeres. De hecho, existen fomentos estatales que otorgan el 10 % más de presupuesto si las cabezas de equipos están ocupadas por ellas. “Con las diferentes normativas que exigen o piden que haya cierta cantidad de mujeres en un equipo de realización, creo que vamos ajustando un poco las cuentas pendientes”, opinó Domínguez, productora de contenidos en Señal U y coordinadora en el centro de producción de la Nave UNCUYO.

“Muchos años estuvo prohibido decir ‘Porque se me da la gana de que sea así’ o ‘Esto es así porque yo lo digo y punto’. Hoy por hoy, no me callo nada”, dijo. Esa postura es otra manera de ajustar algunas desigualdades al interior de la industria. “Obviamente, como es un laburo en equipo, hablo con mis compañeras y compañeros, pregunto qué les parece en pos de mejorar el proyecto”, indicó.  

Operadora de cámara en el videoclip: Daniela Higa

Mendoza Activa es uno de los programas que fomentan la producción local al devolver el 40 % de la inversión a realizadoras y realizadores audiovisuales. Otro proyecto local que está en proceso de ser reglamentado y funciona de manera similar al anterior es Mendoza Audiovisual. “Ayudan una barbaridad. Es algo que se ha logrado a nivel provincial y que no se ve en otras provincias. Son renecesarios y apoyamos ciento por ciento estas iniciativas. De hecho, me han llegado proyectos de coproducción de otras provincias con Mendoza porque quieren filmar una parte acá para conseguir esa financiación”, comentó Rendón.

Sin embargo, Domínguez opinó que en Mendoza falta consolidar una verdadera industria audiovisual y ajustar los incentivos económicos para creadores y creadoras, ya que suelen ser bajos. “Por ahí, en un concurso donde hacés un corto, te dan $100 mil, ¡eso es un sueldo de un asistente! Para laburar masivamente y en serio, hay que replantearse una economía mayor para este sector”, afirmó.

Mientras tanto, Higa destacó los esfuerzos por una federalización del Incaa. “En Mendoza están saliendo proyectos que no son siempre los mismos. Ahora empezás a conocer gente a la que le está saliendo el financiamiento del Incaa. Hace poco, participé con un compañero para un fomento nacional, y nos salió para el desarrollo de guion. Se está abriendo eso y está bueno”, ilustró.