En un recorrido histórico, Diego Arcos, argentino residente en Barcelona y secretario del Casal Argentino de Barcelona, señaló que "Cataluña es una nación que tiene más de mil años, ha tenido gobierno propio y continuo desde el siglo XIX. Tiene una lengua, una historia, una cultura, una señal de identidad y unas instituciones que fueron anuladas por España hace 300 años, cuando conquistó a sangre y fuego, de mano de los Borbones".

Según su parecer, Cataluña pierde grandes sumas de dinero en impuestos que paga a España y que no le regresan en servicios, por lo que la población, aún en su diversidad, "ha llegado al convencimiento de que la única manera de desarrollarse como sociedad es a través de una República". De esta manera, explicó que para la región, tanto por su historia como por su realidad actual, es necesario independizarse de España, "que es un reino con criterios feudales, como la pureza de sangre, con un gobierno manejado por la ultraderecha y cuyo único argumento para nuestra permanencia es molernos a palos y negarnos el derecho a nuestra autodeterminación". 

Respecto a la suspensión de la declaración de independencia por parte de Carles Puigdemont, presidente del Ejecutivo catalán, Arcos explicó que resulta de altísimas presiones y amenazas recibidas por parte de empresas, la Unión Europea y el propio gobierno español. Ante ello, se eligió la suspensión en búsqueda de una negociación a la que el Gobierno de Rajoy se ha negado e informado que "o se somete o el gobierno elegido por el voto de más del 70 % de la población (de Cataluña), será apresado". 

Arcos también se refirió a los motivos que dividen a la población entre el deseo de la República y quienes se niegan a la independencia, y destacó que "sólo ha pegado la policía, no existe la grieta que hay en Argentina entre las personas. Se maneja entre límites civilizados la diferencia".  Y, agregó, que lo más valioso fue que a pesar de que los y las ciudadanas de Cataluña vieron las imágenes de la represión, eligieron salir igualmente a votar el referéndum y respetaron la consigna de "resistencia pacífica" a pesar de la violencia policial.