Por la novena fecha del torneo de Liga Mendocina se enfrentaban Atlético Palmira y Atlético Argentino, en estadio del Jarillero. El partido se tornaba entretenido, con triunfo 1 a 0 para los locales. La tranquilidad reinaba en el José Castro para los esteños, pero ésta sería irrumpida promediando la segunda mitad por un reducido grupo de sujetos identificados con la parcialidad del Aurinegro.

Con total impunidad, y sorteando el “control policial”, entre cinco y ocho vándalos ingresaron al estadio de Palmira, forzando el portón sureste, por donde habitualmente se colocan los hinchas y dirigentes visitantes.

Agrediendo a todo aquel identificado con el Boli que se le cruzase en el camino, los malvivientes causaron destrozos, generando la suspensión del encuentro, debido a que el árbitro no encontró garantía alguna. Y como si fuera poco, los inadaptados sustrajeron pertenencias de los jugadores visitantes que se encontraban en el camarín.

Leandro Irrera, arquero de la Escoba, se lamentó por lo sucedido: “Una lástima que vuelva a ocurrir un hecho así porque son constantes estas situaciones. Manchan el juego y salimos perjudicados los jugadores, que no teníamos nada que ver. Se estaba jugando un lindo partido, estábamos jugando bien y ganando, pero lamentablemente terminó todo. No nos metimos en el hecho, nos alejamos y nos quedamos en mitad de cancha porque estaba sucediendo fuera de la cancha, no podíamos actuar”.

La base del suceso radica en el Apertura de Liga Mendocina, donde el Boli y el Ferroviario se enfrentaron y simpatizantes de Argentino agredieron a los de Palmira. Rememorando aquel lamentable hecho, el guardamenta manifestó: “Todo viene del partido del campeonato pasado, donde también hubo incidentes. Nos quedamos con bronca porque en la cancha de ellos pasó lo mismo y el partido nunca se suspendió. Tuvimos que ponernos dentro de la cancha y terminar el partido. No tuvimos respaldo, porque pasó todo en el entretiempo y lo quisimos terminarlo. Estaba toda la familia en la cancha, que la pasó muy mal, y nos pidieron terminar de jugar porque si no las cosas iban a empeorar”.

Por lo pronto resta saber qué decidirán desde el ente madre del fútbol local, pero se avecinan graves sanciones para el pueblo jarillero que irían desde multas económicas y quita de puntos, hasta suspensión del José G. Castro.

Escuchá a continuación a Leandro Irrera.