Impulsan el desarrollo del primer satélite mendocino con participación estudiantil
Profesionales del Polo TIC invitaron a ser parte del proyecto de MendoSat-I, un satélite de pequeñas dimensiones. Permitirá tener conexión en sitios alejados para medir distintos parámetros, desde caudales de agua hasta humedad y temperatura.
El grupo de profesionales mostró a los y las estudiantes un ejemplo de lo que es un pequeño satélite. Foto: Unidiversidad
¿Alguien soñó con ser astronauta? "¡Sí!", fue la respuesta que resonó en el auditorio de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO. Ese sueño colectivo fue el puntapié para invitar a estudiantes a participar en el proyecto del primer satélite mendocino, el MendoSat-I, que impulsa un grupo de profesionales del Polo TIC y que permitirá obtener conexión a internet más barata para hacer mediciones de caudal de agua, temperatura, humedad y distintos parámetros ambientales.
Frente al auditorio colmado, se paró el coordinador del proyecto y profesor de esa facultad, Ernesto Chediack, que destacó el potencial de la tecnología espacial y las posibilidades reales de desarrollarla en Mendoza. Explicó que la mejor forma de hacerlo es través del diseño, construcción y lanzamiento de un satélite pequeño, una idea que, si bien impulsan empresas del Polo TIC, busca sumar aportes públicos y en especial a las universidades, a través de la participación de estudiantes en distintos grupos de trabajo.
El ABC del proyecto
Chediack, junto con otros integrantes del equipo, como Gabriel Caballero, Marcos Peralta y Leonardo Muñoz, explicaron que hace 20 años era impensable desarrollar tecnología espacial en Mendoza, no solo por el costo de construcción del satélite, sino por el del lanzamiento posterior. Comentaron que la situación cambió porque los equipos son más chicos y es posible enviarlos al espacio en compartimientos de grandes cohetes.
Los jóvenes resaltaron que no están solos, sino que, desde el Polo TIC, crearon vínculos con la empresa Invap, dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos, y con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), cuyos profesionales siempre mostraron la mejor predisposición para guiarlos en aspectos técnicos de difícil resolución y en los trámites necesarios para avanzar en las distintas etapas de la iniciativa.
¿Para qué le sirve a Mendoza construir un satélite? Los expositores respondieron: para tener conexión en lugares que no tienen cobertura y responder a tres demandas actuales: medir, a través de sensores, los caudales de agua, la temperatura y la humedad, y distintos parámetros ambientales. Hoy las mediciones se realizan –un ejemplo son las que concreta el Departamento General de Irrigación (DGI) para medir caudales de agua–, pero el costo es muy alto y, en muchos casos, se paga en dólares.
Esquema propuesto por el equipo de trabajo para la realización del primer satélite mendocino. Imagen: Proyecto Polo TIC
Cubesat, un pequeño satélite
El equipo propuso sumarse al diseño y construcción de un satélite pequeño, denominado cubesat, de diez centímetros por diez centímetros, que pesa alrededor de un kilo. Estas características permiten lanzarlo en un compartimento de un satélite de magnitud (es posible apilarlos hasta un total de 12 unidades). El reducido tamaño también baja el costo para este tipo de tecnología, ya que todos los componentes están en Mendoza e incluso se pueden utilizar partes de otros equipos, como de teléfonos celulares.
El proyecto abarca los tres sistemas necesarios para concretar la medición de los datos: el satélite, el nodo y la estación terrestre. El funcionamiento del conjunto posibilita la medición, la conexión y la recepción de los datos.
Los integrantes del equipo explicaron que los satélites pequeños están en una órbita baja, que dan unas 15 vueltas por día, a diferencia de un equipo GPS que está siempre disponible. Por eso –comentaron–, es necesario aprovechar al máximo los 5 a 7 minutos útiles que tendrán en cuanto a la transmisión de los datos.
El equipo presentó el proyecto ante estudiantes de Ingeniería y los invitó a participar. Foto: Unidiversidad
En cuanto al tipo de conexión que brinda el equipo, dijeron que no permitirá tener internet a la población en general, por ejemplo, para que pueda reproducir un video, sino que tiene la capacidad requerida para tomar los datos de los sensores ubicados en lugares estratégicos y transmitirlos.
Iniciativa público-privada
Chediack explicó a Unidiversidad que el proyecto tiene un avance del 20 %: está lista la ingeniería conceptual, están concluyendo la denominada básica y ahora pasarán a la de detalle.
En cuanto al costo total del proyecto, el ingeniero estimó que rondará los 300 mil dólares. Por eso, impulsan la iniciativa como público-privada, además de la intención de sumar a las universidades para que aporten becas y otro tipo de ayuda al grupo de estudiantes que forme parte del trabajo.
El ingeniero explicó que el proyecto se planteó desde su inicio como “carbono neutral”, ya que la intención es vincularlo con el sistema de reciclaje de latas y botellas que funciona en Mendoza y que brinda un “crédito verde”. Dijo que la apuesta es que los habitantes aporten ese crédito al proyecto satelital, que tiene un tiempo estimado de realización de un año y medio.
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