El abogado Pablo Garciarena explicó los acontecimientos que se produjeron durante su intervención en una charla referida a Derechos Humanos realizada en la Universidad de Congreso el pasado 27 de marzo. En ella se develó que el Rector de esa casa de estudios, Francisco Piñón, entregó 36 años atrás un doctorado Honoris Causa al represor Emilio Massera.
Fui invitado a participar de una jornada de debate en la cátedra libre de DDHH de la Universidad de Congreso. La invitación fue realizada por Sara Gutiérrez, quien es una reconocida militante de derechos humanos, vinculada con la investigación de los delitos sexuales perpetrados durante la última dictadura militar. Dicha jornada se realizó en el marco de las actividades de 24 de marzo. También se realizó la proyección de un documental que recupera relatos y testimonios de las violaciones y ataques sexuales sufridos por muchas de las víctimas de la última dictadura en la provincia de Córdoba.
Por supuesto, accedo a tal invitación dado que me interesa mucho la temática y desarrollo innumerables actividades en torno a ella. Durante la presentación hablaron los representantes de la cátedra que organizó la charla; también fue convocado a formar parte de la mesa el rector de la Universidad de Congreso, Francisco Piñón, luego habló Sofía D`Andrea que es una militante de Derechos Humanos, periodista y escritora y también forma parte del colectivo de ex presos y presas políticas. Cuando concluye la conferencia y se abre el debate, una estudiante que formaba parte del público le solicita a Piñón que explique por qué 36 años atrás –cuando este era rector de la Universidad del Salvador– le entregó un doctorado Honoris Causa a Emilio Massera. Por supuesto, ante esta pregunta todos quedamos a la expectativa de la respuesta del rector, quien confirmó que esto había sido así y lo justificó por el objetivo de poder “salvar vidas” de compañeros a través de este gesto.
A partir de allí el debate prosiguió en esa línea. En la charla había algunos asistentes a los cuales conocía como miembros de organismos de derechos humanos, miembros de la UNCuyo; en fin, había militantes que uno conoce porque participa de actividades vinculadas a los derechos humanos. No es ajeno para mí conocer el hecho de que Massera, además de haber sido uno de los máximos responsables e ideólogos del plan de genocidio establecido en la dictadura militar, fue una persona que intentó prolongarse en el poder luego de la dictadura, a través del armado de un proyecto político que luego no prosperó con la intervención de algunos sectores conservadores y de derecha del peronismo. En base a la información suministrada durante la charla, entiendo que probablemente Piñón haya estado vinculado con esos sectores del peronismo que tuvieron contacto con Massera, y que ese Honoris Causa que se le entregó al dictador entre en ese marco.
Lo que me interesa dejar perfectamente claro es que, hasta el momento en que fueron develados durante el encuentro, yo desconocía completamente los antecedentes de Piñón y que, de haberlos conocido, no habría participado de esa charla. Por una cuestión de principios y convicciones personales, no creo que para salvar la vida de compañeros se le tuviera que entregar un honoris causa nada menos que a Massera, por lo cual no coincido en absoluto con los argumentos sostenidos por el rector de la Universidad de Congreso en ese sentido.
Más en este momento donde, finalmente, la justicia empieza a investigar la participación civil del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar. A mi criterio, el gesto de “premiar” a Massera está bastante alejado de tener por finalidad “salvar vidas” y se acerca mucho más a un gesto de proximidad y coincidencia política e ideológica con el dictador genocida.
En fin, me encontré con una situación totalmente inesperada y cuando Piñón admitió este accionar, minutos después me excusé y me retiré de la charla. Así también lo hicieron, Sofía D´Andrea –panelista invitada– y otros asistentes pertenecientes a organismos de DDHH.