Identidades trans y no binarias: un derecho que debería garantizarse legal y socialmente

Dialogamos con tres personas sobre sus experiencias tramitando sus DNI a partir de las percepciones de sus identidades. Ademas, compartieron cómo vivieron ese proceso. También señalaron problemáticas que aún hoy, a casi 10 años de la promulgación de la Ley de Identidad de Género, continúan existiendo.

Identidades trans y no binarias: un derecho que debería garantizarse legal y socialmente

Imagen: el once

Identidad y Género

A 10 años de la ley de Identidad de Género

Unidiversidad

Soledad Maturano

Publicado el 02 DE MAYO DE 2022

Gul es una persona no binaria oriunda de Río Negro. Desde hace 13 años, participa activamente en distintos espacios en nuestra provincia, todos con un enfoque en la diversidad y los derechos humanos. Tramitar su nuevo DNI se dificultó por problemas interprovinciales y también por demoras en el Registro Civil de “manera totalmente innecesaria”, según explicó Gul. Inicialmente, continuó le entrevistade, pensó encarar su nuevo documento desde el género masculino: “Se me asignó el género femenino al nacer y yo realmente necesitaba que, de alguna manera, se aceptara mi nombre”.

El año pasado, a partir de un decreto en el marco de la Ley de Identidad Género, las personas no binarias -por fuera del binomio masculino y femenino- pueden elegir la nomenclatura “X” en sus DNI. Ese trámite administrativo que debía ser sencillo, en el caso de Gul, se atrasó por razones burocráticas. “Seguimos en camino, no voy a dejar de buscar y de pelear para que mi parte registral, para el Estado, concuerde con mi identidad legal y autopercibida”, destacó.

Matías tiene 19 años, es un varón trans: “Toda mi vida, desde que tengo uso de conciencia, me autopercibí como un chico, solo que nunca supe que tenía la posibilidad de expresarlo”, introdujo a Unidiversidad. A los 13 años empezó a indagar en las redes sociales, en las horas libres de su escuela, que podía expresar libremente su identidad. “A los 14 años salí del closet diciendo que me autopercibía como un chico, que me sentía incómodo con los pronombres femeninos”.

A los 16 años, continuó Matías, tuvo un intento de suicidio por la falta de comprensión -principalmente de su mamá-, que lo llevó a una internación hospitalaria. Allí un gabinete de especialistas -psicólogos, psiquiatras- lo pusieron en contacto con una abogada. “Me enteré de que teniendo 16 años podía cambiarme el nombre sin la necesidad de la presencia de mis padres o tutores legales”, indicó el joven.

A partir de ese momento, amplió Matías, “cambié mi nombre, la partida de nacimiento, empecé a tramitar todo para sacar el plástico del documento de identidad nacional”. La pandemia demoró el proceso, pero lo finalizó a principios del 2021.

En lo que respecta al trámite administrativo, explicó: “Es bastante fácil, solo que si sos menor de 18 es preferible que vayás con una autoridad, algún abogado o alguien que te acompañe para que no te traten como si fueras un niño que está confundido”.

Jánet es militante peronista y activista transfeminista. Tiene 32 años y milita desde hace 16: “Yo milité la Ley de Matrimonio Igualitario. Después milité la Ley de Identidad de Género que cumple 10 años. Luego cambié de género, un año después. Me fui actualizando a las leyes”, explicó a este medio.

Ese proceso la llevó a aislarse bastante. “Al largo plazo, después de haber pasado por todo ese proceso, te fortalecés. Yo siempre digo que yo, Jánet, soy la persona que defiende lo que fui en mi identidad anterior. Lo que no pude resolver en mi identidad anterior, lo resuelvo con mi identidad actual”, aseguró.

A su vez, explicó sobre el derecho legal a la identidad: “Fijate la importancia del DNI. Te da da el derecho no solo de identificar quién sos legalmente, sino de acceder a tus derechos y de poder votar, de poder internarte en un hospital, que te atiendan como mujer, de tener un diploma de una carrera o de un cursito o de la secundaria con tu nombre y de ir por la vida pudiendo defenderte con ese pequeño cartoncito que es el DNI”.

La importancia de la Ley de Identidad de Género

Dicha ley es pionera en América Latina y el mundo porque manifiesta una serie de derechos importantísimos tales como: derecho de las personas al reconocimiento, al libre desarrollo social y al adecuado trato según su identidad de género sin patologización o sin sometimiento de alguna pericia psicológica. Desde ese momento y hasta la fecha, una persona que desea cambiar su nombre por razones de identidad de género lo puede hacer de manera sencilla a través del Registro Civil.

Si bien en algunos casos no es tan sencillo, como manifestó Gul, lo cierto es que debería ser un trámite fácil de resolver. Al respecto, fue muy claro Matías, quien indicó que lo único necesario es “sacar un turno ya sea en ventanilla única o ir al Registro Civil sin la necesidad de un turno, pidiendo la rectificación de la partida de nacimiento”. “Ahí decís tu nombre, el género con el que te sentís identificado o identificada y allí ellos hacen todo el cambio. Tienen que mandarla a Buenos Aires, así que tenés que esperar un par de meses para que te llegue”.

Además, agregó el joven, se puede elegir conservar la partida de nacimiento anterior o, bien, dejarla ahí. “En el Registro Civil van a tener una copia porque es necesaria, pero no la puede ver ni acceder nadie más que no sea vos o alguien de tipo autoridad -como un policía-. Yo decidí dejarla ahí”.

Por último, explicó Matías, una vez que se tiene la partida de nacimiento en mano, se recibe un papel que “sería como un suplente de tu documento, después vos lo llevás para renovar tu documento”. “Normalmente te cortan el documento por la mitad o una punta para que ya no sea válido y estés indocumentado y así le den prioridad a que te hagan el documento más rápido que a los demás”, cerró.

Derechos que continúan vulnerados

Si bien la ley deja de manifiesto una serie de derechos, lo cierto es que varios de sus artículos no se garantizan. Al mismo tiempo, la falta de capacitación y perspectiva de género sigue siendo una cuenta pendiente en muchos trabajos. Por ejemplo, Gul señaló: “Definitivamente algo muy alarmante es que, a 10 años de la ley, sigamos lidiando con trabajadores que no saben que nuestro nombre legal es nuestro nombre autopercibido”.

“Más allá de que seas cis o trans -continuó- todas las personas tenemos derecho a nuestra identidad y es increíble que tengamos que seguir dependiendo de una ley, de un par de palabras escritas y seguir exigiendo que la gente la lea y la entienda”.

En esa misma línea, Jánet consideró que las leyes en ocasiones van a contramano de la realidad porque “también faltan muchísimos cambios culturales y sociales, falta bajar estos derechos que tenemos a un plano donde las personas lean nuestras demandas”.

Ambes coincidieron que a veces es necesario contar con herramientas para denunciar algunas prácticas. Al respecto, ilustró Jánet: “Lamentablemente todavía hay muchos casos donde algunas personas se niegan a llamarnos por nuestros nombres legal. Me ha pasado que, por ejemplo, explicaba en el hospital que me habían robado -entonces no tenía el DNI- y me preguntan 'cuál es mi verdadero nombre'. El artículo 14 de la ley de identidad de género indica que, ya sea, en cualquier lugar público, institución, incluso cuando vas a votar, nadie puede exigirte que vos tengas el documento tramitado y, por lo tanto, deben respetar tu identidad autopercibida”.

Finalmente, Gul destacó otras exigencias: “Definitivamente que en el área de salud se cumpla la ley: las intervenciones no son un capricho, son necesarias, son un derecho, hacen parte a la autopercepción y son parte de la salud mental”. Además, agregó que una problemática que debe resolverse es el acceso a planes de viviendas, ya que: “Se prioriza a personas cis, se prioriza a personas con hijes, a grupos que estén constituidos como familia tradicional”.

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