IA en la educación y la ciencia: "No hay que caer en la trampa de aceptar sin cuestionar la información proporcionada"
Así lo expresó el ingeniero y docente de la UNCUYO Jorge Núñez Mc Leod. Dijo que la Inteligencia Artificial Generativa es en la actualidad una herramienta imprescindible para el ámbito académico, educativo y científico, pero es importante desarrollar el pensamiento crítico y aprender a discernir entre información confiable y la desinformación.
"La IA no puede sustituir nuestra capacidad para analizar, interpretar y evaluar críticamente lo que leemos", dijo Mc Leod.
La Inteligencia Artificial Generativa (IAGs) -por ejemplo ChatGPT, Copilot, Gemini, Claude, etc.- se posiciona como un recurso transformador en la educación superior y la investigación. Su capacidad para personalizar el aprendizaje, generar contenido educativo y estimular la creatividad la convierte en un soporte esencial para la enseñanza y la ciencia. En las aulas ya se usa, tanto que no solo docentes y currículas tuvieron que adaptarse rápidamente al mundo que abre esta herramienta, sino que el propio estudiantado la utiliza con el afán de que sea la solución a todos los desafíos de la vida académica.
Pero ¿estamos preparados para aprovechar al máximo su potencial en los ámbitos universitarios académicos y científicos? ¿Puede la IA reemplazar el pensamiento crítico? ¿Estamos preparados para hacer una lectura minuciosa del material que nos emiten las inteligencias artificiales para discernir entre la información confiable y la desinformación? ¿La clave será aprender a elaborar correctamente las preguntas?
Las preguntas las respondió el ingeniero Jorge Núñez Mc Leod, docente de Investigación Operativa en la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, quien brindó —el pasado miércoles 8 de mayo en la Facultad de Ingeniería— una conferencia sobre "Inteligencia Artificial Generativa como catalizador de la innovación académica". El objetivo fue exponer las potencialidades, limitaciones e inconvenientes del uso de las IAGs en la educación, la ciencia y la investigación.
"El tiempo que ahorramos en buscar la enorme cantidad de material a través de la IA lo debemos emplear en verificar que la información proporcionada sea la correcta", dijo el docente de la UNCUYO.
En la charla, Mc Leod comparó el uso de la inteligencia artificial con la aparición de Google a principio de los años 2000. Por eso, remarcó que es crucial entender que las IAGs, como cualquier otra herramienta, debe utilizarse de manera responsable y con ética. Sostuvo que es fundamental establecer lineamientos claros para su uso y garantizar que los contenidos generados sean de alta calidad, libres de sesgos y alineados con los valores de una comunidad académica y universitaria.
“La Inteligencia Artificial Generativa es en la actualidad una herramienta imprescindible para el ámbito académico y universitario. Es ahora el momento de incursionar y aprender de ellas, ya que en un futuro muy cercano será cada vez más complejo acceder a este tipo de herramienta si no tenemos una experiencia previa”, declaró Mc Leod.
El docente instó a su utilización en el ámbito académico y de investigación, aunque les solicitó a los estudiantes interesados que no esperen que la IA les resuelva todas sus dudas, sino que empleen el tiempo necesario para leer y comprender el material requerido a las IAGs. Y dejó en claro que en el futuro próximo la clave será aprender a elaborar correctamente las preguntas que les hacemos a las Inteligencias Artificiales Generativas, pero más importante será saber chequear la información proporcionada, ya que —según Mc Leod— "el tiempo que ahorramos en buscar la enorme cantidad de material a través de la IA lo debemos emplear en verificar que la información proporcionada sea la correcta".
En este caso, en la charla Mc Leod sostiene que la Inteligencia Artificial Generativa emerge como una herramienta poderosa para impulsar la innovación en el ámbito académico y universitario. Su potencial radica en su capacidad para crear nuevos contenido: desde materiales educativos personalizados hasta investigaciones novedosas, evaluar el aprendizaje de manera más precisa y personalizada, y transferir conocimientos de forma más eficiente y atractiva.
El doctor en Ingeniería explicó que la formación de docentes y estudiantes en el uso responsable de la Inteligencias Artificiales Generativas es fundamental para aprovechar al máximo sus beneficios. Sin embargo, aclaró, que debemos comprender que su utilización implica riesgos que no se deben soslayar.
“Los estudiantes universitarios del futuro demandarán cada vez más la guía de expertos en las áreas en las que se están formando. Esto implica que los docentes deben estar preparados para ofrecer una enseñanza de calidad, no solo transmitiendo conocimientos básicos, sino también fomentando el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación al cambio”, señaló.
Para Mc Leod es necesario chequear minuciosamente la información otorgada por la inteligencia artificial.
La explosión de la información y el conocimiento en la inteligencia artificial
Otro de los puntos clave que se refirió durante la charla fue que las IAGs nunca van a reemplazar la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico. Para Mc Leod todas estas habilidades humanas son esenciales para interpretar y dar sentido a la información que esta tecnología nos proporciona.
“Si bien la inteligencia artificial puede automatizar tareas como la búsqueda de información y la síntesis de textos, es fundamental recordar que no reemplaza el pensamiento crítico ni la capacidad de formular preguntas relevantes. Los estudiantes universitarios, en su afán por obtener respuestas rápidas y fáciles, pueden caer en la trampa de aceptar sin cuestionar la información proporcionada por la IA y esto no debe pasar bajo ningún concepto”, afirmó Mc Leod durante la charla.
Incluso, para Mc Leod la era de la información, donde la cantidad de datos y contenidos generados es abrumadora, mantenerse al día con la lectura puede ser un desafío. “Nos encontramos ante un mar de información, no toda de la misma calidad o veracidad, lo que hace que sea crucial ser selectivos con lo que leemos y asegurarnos de que estamos obteniendo información de fuentes confiables”, expresó.
“Es importante desarrollar nuestro sentido crítico y aprender a discernir entre información confiable y desinformación. Esto implica verificar la procedencia de la información, la credibilidad de las fuentes y la calidad de los argumentos. Además, es recomendable buscar diferentes perspectivas sobre un mismo tema para tener una visión más completa y objetiva”, agregó.
Asimismo, para Mc Leod, debemos entender que la información obtenida es esencial para el estudio y la capacitación. En este caso, considera que Google ya no es el único buscador que utilizan los estudiantes como principal herramienta. Ahora, la IA abrió nuevas vías para este tipo de búsquedas académicas, pero no garantiza la calidad o confiabilidad de ellas. Aquí, el tiempo ahorrado en la exploración de la información debe dedicarse a verificar, contrastar fuentes y evaluar la credibilidad de los datos.
Las IAGs nunca van a reemplazar la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico.
Las herramientas más importantes en la era de la inteligencia artificial
En este aspecto, la inteligencia artificial abre un mundo de posibilidades en el ámbito de la lectura, prometiéndonos acceso a textos que de otra manera serían inaccesibles. En este sentido, la IA se convierte en una herramienta invaluable para acelerar la lectura. Al automatizar tareas como la traducción, la conversión de formato y la síntesis de texto, la IA puede permitirnos leer más rápido y de manera más eficiente, sin perder la comprensión ni el disfrute de la experiencia lectora.
No obstante, para Mc Leod, tenemos que comprender que la IA no reemplaza la lectura profunda y reflexiva. Si bien puede facilitarnos el acceso a una gran cantidad de información, la IA no puede sustituir nuestra capacidad para analizar, interpretar y evaluar críticamente lo que leemos.
Finalmente, para el docente de la Facultad de Ingeniería, es importante reconocer que este avance tecnológico no nos convierte en seres omniscientes. Por el contrario, nos confronta con la necesidad de asumir nuestra condición de ignorantes, de seres que constantemente aprendemos y evolucionamos.
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