Por un lado están los mineros y los legisladores que le dieron aval a la iniciativa privada de hacer tareas de exploración y prospección en la superficie de Malargüe, donde hay un filón ferroso. Esto significa, como dijo el senador Fernando Simón (PJ), que sólo se autorizó a hacer tareas que no demandaban ninguna acción contaminante más que caminar sobre el territorio y tomar muestras, sin uso de agua. Si bien el legislador no faltó a la verdad, se notó la voluntad de desvirtuar los argumentos de las asambleas que denunciaban que afectaría a la cuenca del río Atuel.

Está claro que los defensores del agua y en especial los asambleístas de General Alvear ven más allá de la aprobación parlamentaria a una mera iniciativa de prospección y exploración. Hierro Indio se transformó en un icono a derrumbar por parte de los activistas, ya que entienden que el aval legislativo es la ventana por la cual entrarán otros proyectos metalíferos de mayor envergadura, como Cerro Amarillo, que fue frenado por la comisión evaluadora. Por eso la resistencia con los cortes de ruta fue una medida para alertar sobre lo que se venía, según la mirada antiminera.

Además tuvo sus consecuencias políticas por las contradicciones que se vislumbraron en el Frente Renovador, que tiene una raíz peronista (su líder, Sergio Massa lo es) pero con una gran ascendencia de un referente demócrata en Mendoza como lo es Jorge Difonso un defensor de la ley 7722 y un declarado antiminero. El intendente sancarlino finalmente “echó” del FR al senador Gustavo Valls, quien apoyó al proyecto minero aunque al final se abstuvo de votar.

Todas las publicaciones impresas de hoy, y los portales en sus coberturas de ayer, le dieron la misma relevancia a la sesión caliente que terminó con una ajustada votación a favor de Hierro Indio, por 19 votos a 18. La crónica del Diario Uno explica muy bien lo que pasó en el recinto. Los Andes y MDZ le dieron amplia cobertura a los cortes de las rutas en el Sur provincial y en particular en territorio alvearense.