Helen Keller, una escuela con servicios múltiples para la educación especial
La institución creada en 1958 es referente a nivel provincial y única en su tipo. Hablamos con las educadoras a cargo, que contaron su historia, los cambios que han introducido en la enseñanza y las dificultades que deben sortear para que chicos y chicas puedan estudiar.
Foto ilustrativa
Helen Keller es una escuela que no empezó ayer. En el barrio, sus vecinos y vecinas saben que hay algo especial en ese edificio que se destaca en la calle Florencio Sánchez al 146, esquina Azopardo, de Godoy Cruz. Su fachada es muy sencilla y en su frente existe un cartel que anuncia Escuela Helen Keller “Atención de alumnos con baja visión y ciegos con o sin discapacidad múltiple”; su nombre recuerda a la política y escritora estadounidense que perdió de muy joven su vista y audición.
Referencia a nivel provincial y única en su tipo, la escuela de Educación Especial 2-006 Helen Keller fue creada el 21 de septiembre de 1958. Inicialmente, fue una como escuela hogar- albergue, pero, con el paso del tiempo, fue cambiando hacia una institución más integral y enfocada en los jóvenes con múltiples dificultades, entre ellas, las visuales.
En la actualidad, la escuela alberga a más de 150 niños, niñas y adolescentes con baja visión, ciegos con o sin discapacidad múltiple. Asimismo, cuenta con un equipo de terapistas y docentes a cargo cuyo objetivo es en el aprendizaje de contenidos específicos de orientación, lengua de señas, formación educativa, movilidad, tiflotecnología, habilidades de la vida diaria y el uso del sistema braille. A eso, se le suman instituciones de bien público y hospitales como el Luis Lagomaggiore o Diego Paroissien, con el que atienden a bebés nacidos con alguna discapacidad.
Fachada de la escuela. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza
En el edificio educativo de calle Azopardo también se encuentra la escuela 2-701 Arte Aplicado (nivel secundario), que brinda, además de las herramientas ya mencionadas, varios talleres de formación para que las y los estudiantes con discapacidad puedan abrirse camino en el mundo laboral y universitario.
“En un primer momento y hasta 1986, los chicos con discapacidad visual cursaban hasta 7.º grado en nuestra escuela. Luego de ese año, se comenzaron a realizar las primeras tareas de integración. Los chicos que tenían las herramientas asistían a las escuelas comunes y, en contraturno, asistían a nuestra escuela para poder recibir contenidos específicos (orientación y movilidad, tiflotecnología, habilidades de la vida diaria, braille, etc.). La idea es insertar a los jóvenes en la sociedad”, expresó a Unidiversidad su vicedirectora, María del Rosario Leiton.
De lunes a viernes, profesionales de la institución, la mayoría docentes terapistas, asisten a más de 50 familias, pequeños y pequeñas, incluso bebés recién nacidos, en la adaptación parental y en el manejo de sus habilidades comunicacionales, emocionales y sociales. Otros 110 niños y niñas son apoyadas por especialistas de la institución para su desempeño en escuelas (de nivel inicial, primario y secundario) de la modalidad común del Gran Mendoza.
Docentes con material pedagógico. Foto: Escuela de Educación Especial N.º 2-006 Helen Keller
“Cuando pueden incluirse, permanecer en el sistema educativo general y alcanzar niveles superiores en las universidades, lo consideramos nuestro mayor logro”, dijo su directora, María Laura Paris.
Según la docente, en el ingreso a la institución –que es la salita de 4 y 5 para luego comenzar la primaria–, un equipo de especialistas y docentes a cargo hace una evaluación de cada pequeño o pequeña. "Si se observa que tiene las suficientes capacidades (de salud, visuales, etc ), se les plantea a los papás la posibilidad de asistir a la escuela del nivel y ser parte de lo que aquí denominamos grupo de inclusión. Queda en el papá la decisión de aceptar o no esta sugerencia, ya que la idea, desde un principio, es incluir al joven”, detalló.
Además, Paris argumentó que, una vez que los papás y las mamás deciden que sus hijos o hijas sean parte de este grupo de inclusión, un cuerpo de docentes y especialistas de la institución comienza semanal, quincenal o mensualmente un seguimiento con cada estudiante.
“La idea es poder trabajar de manera conjunta con los diferentes profesionales de la escuela: docentes, docentes de materias especiales, y así derribar las barreras que impiden que nuestros estudiantes puedan desarrollar o participar de las distintas propuestas pedagógicas que se elaboran. Se revisan los planes de estudios de cada joven que propone la docente y se hacen las adaptaciones pertinentes: tamaño de letra, gráficos, dibujos o el paso a la transcripción al sistema braille, que usan específicamente las personas ciegas. Se adapta así también el material que sea necesario, ya sea con texturas, con especificaciones muy particulares, de acuerdo a lo que la docente haya propuesto”, remarcó.
Por otra parte, este grupo de inclusión asiste una vez a la semana y en contraturno para que, con su docente especial de apoyo, cada alumno o alumna pueda trabajar las materias específicas, como orientación y movilidad, tiflotecnología y demás.
“A eso le sumamos algo tan importante como lo hasta ahora mencionado, que tiene que ver con las habilidades que adquieren los jóvenes para la vida diaria. Son aspectos muy importantes a tener en cuenta para que cada uno de los estudiantes pueda desarrollarse de manera independiente y pueda resolver situaciones que se les presentan en su diario vivir”, dijo la vicedirectora.
Asimismo, resaltó que cada docente, tanto de escuela de nivel como de escuela especial, tiene que trabajar de manera colaborativa, con una comunicación fluida, para que la propuesta que se le haga a cada estudiante sea acorde a lo que necesita y teniendo en cuenta siempre sus capacidades para poder lograr el mayor desarrollo en todos los ámbitos donde se desempeña.
“En los chicos que están incluidos, el docente de apoyo asiste a la escuela de nivel para dar estrategias al docente de grado, al docente del curso, al preceptor, al asesor pedagógico o a quien esté. La idea es brindarles el material pedagógico que adaptamos, entre otros”, afirmó.
“La enseñanza cambió. Primero, por la mirada que se le brinda al sujeto. En un principio, el foco era la parte clínica. Actualmente, hay una mirada más pedagógica e inclusiva", subrayó María Laura Paris. Foto: Escuela de Educación Especial N.º 2-006 Helen Keller
Un abordaje pedagógico que cambió con el tiempo
Para las docentes con las que dialogó Unidiversidad, la forma de enseñar fue cambiando, mutando en la manera en que se aborda a la persona con dificultad visual, a su familia y, más aún, con la incorporación de nuevas técnicas de comunicación y la tecnología.
“La enseñanza cambió. Primero, por la mirada que se le brinda al sujeto. En un principio, el foco era la parte clínica y luego se fue modificando. Actualmente hay una mirada más pedagógica e inclusiva. Por otro lado, la población que conforma la escuela también ha ido variando. En estos momentos, un importante número de estudiantes de la institución pertenece al grupo de discapacidad múltiple, donde el abordaje es totalmente diferente. Es importante trabajar con la familia desde un primer momento. La forma en la que uno llega, la forma en la que uno se comunica, la forma en la que se crean los vínculos con esta población, es totalmente diferente. El abordaje ha tenido un cambio significativo”, subrayó la directora.
Para poder realizar este trabajo minucioso y acompañar a la familia, las y los docentes de la escuela especial se forman de manera permanente, a través de capacitaciones que el mismo gobierno realiza o en otras específicas, como las que lleva adelante la institución Perkins para ciegos, cuya sede está en los Estados Unidos y donde la misma Helen Keller estudió de niña.
“Desde 2019, nuestra escuela es una de las instituciones denominadas 'escuela modelo' porque es guiada y capacitada por instituciones como Perkins, que brinda todo tipo de capacitaciones y asesoramiento a las personas que poseen sordoceguera y están encuadradas dentro de lo que es la discapacidad múltiple”, detalló Leiton.
Como resultado, las y los docentes son calificados como “multiplicadores de saberes”, tal como remarcó la directora. “Al asistir a estas instituciones de capacitación, nuestros docentes pueden brindar estrategias específicas para las poblaciones encuadradas en la ceguera y las discapacidades múltiples. Además, están capacitados para multiplicar el conocimiento del personal de otras escuelas especiales que acompañan a estudiantes que tienen estas características”.
En el uso de herramientas, el cambio también fue importante. La tecnología fue una de ellas, ya que permitió todo un avance en el apoyo pedagógico acorde a las necesidades de cada alumno o alumna.
Los docentes de la escuela son calificados como “multiplicadores de saberes”. Foto: Escuela de Educación Especial N.º 2-006 Helen Keller
Red de trabajo, una herramienta necesaria
La escuela Helen Keller y el Hospital Luis Lagomaggiore llevan adelante desde hace tiempo una serie de convenios o “red de trabajo” con el Área Neonatal de ese centro asistencial.
“La idea surgió hace mucho tiempo. Con los especialistas del hospita,l trabajamos en la detección de bebés que padecen alguna situación particular visual. Si se detecta algo, los especialistas del área de Neonatología del hospital Lagomaggiore se contactan con nuestro equipo para realizar, junto con ellos, una visita que permita tomar contacto con la familia del niño o niña que padezca alguna condición visual. También permite saber la situación del pequeño y hacer las primeras intervenciones”, señaló Leiton.
Según detalló la vicedirectora, especialistas del hospital realizan la derivación para que las mamás y los papás asistan a la escuela Helen Keller. Ahí se les asigna un turno para dialogar con el equipo de especialistas del colegio e informarles sobre la situación real del pequeño y de la familia, y hacer las primeras intervenciones.
“Desde el hospital sugieren la derivación para que los papás visiten nuestra escuela. Cuando tomamos contacto con ellos, se realiza todo un abordaje pedagógico e informativo sobre la situación del niño o la niña. También se sugiere cuál es la mejor trayectoria para el pequeño con alguna dificultad visual. El contacto y el acompañamiento a la familia se dan dentro de los 45 días de vida del niño, de acuerdo las posibilidades de cada niño y familia", detalló.
Otras de las instituciones con las que se trabaja de manera coordinada son los hospitales Humberto Notti y Diego Paroissien en la derivación, evaluación y acompañamiento de algún niño o niña que padezca alguna dificultad visual.
Dificultades de toda enseñanza
Los inconvenientes en la enseñanza se presentan en todos los ámbitos educativos. Sin embargo, en las escuelas de enseñanza especial, además, hay otras problemáticas, entre las cuales, aseguran las docentes, la dificultad visual es la menor de todas.
“Atendemos a chicos con discapacidad múltiple y visual, a lo que se le suman problemas emocionales y sociales”, afirmó Paris, consciente de la diversidad de problemas y situaciones que deben afrontar todos los días y segura también de que su experiencia le permite hacerlo con paciencia y creatividad.
Una de las dificultades que atraviesan desde hace tiempo y con mucha preocupación es el transporte para las y los chicos con discapacidad motora.
La institución trabaja desde hace muchos años con la tiflotecnología (tecnología adaptada para ciegos). Foto: Escuela de Educación Especial N.º 2-006 Helen Keller
“Es una situación que nos ha llevado un montón de tiempo, pero, gracias a la Dirección General de Escuela (DGE), tenemos un transporte al servicio de los chicos. Hay problemas, como en todo establecimiento educativo, y una de las mayores complicaciones es que no todo transporte se adapta a las características de los pequeños. Además, algunas obras sociales –como Incluir Salud, OSEP y PAMI– funcionan a medias, a veces mal, y los padres no consiguen el transporte adecuado para sus hijos o se les hace imposible el traslado en un colectivo normal”, detalló la directora.
Por otra parte, favorece a la inclusión la posibilidad de contar con internet y el recurso tecnológico. La Helen Keller lleva muchos años trabajando con la tiflotecnología (tecnología adaptada para ciegos). Según las docentes, es una herramienta básica que ha permitido gran independencia a la hora de la buscar conocimientos e incursionar en los recursos tecnológicos de audiolibros, lectores de pantalla y magnificadores de pantalla.
“Este recurso le permite al estudiante acceder al material de estudio simultáneamente al resto de sus compañeros. Hoy en día, tenemos alumnos incluidos en colegios de la universidad (en referencia a la UNCUYO), como el DAD o el Liceo Agrícola, donde usan plataformas digitales. Para nosotros, es fundamental que el estudiante con discapacidad visual (baja visión o ciego) haga uso de la tiflotecnología. Es esencial porque ayuda a los chicos en la inserción escolar, social y laboral”, dijo Paris.
Y continuó: “Si bien nosotros no abandonamos nunca el sistema braille, lo cierto es que la tiflotecnología se ha vuelto muy importante, porque, si el material de estudio fuera todo en ese sistema, sería imposible de lograr debido a la cantidad de transcripción, al tiempo de lectura, al peso en carpetas, ya que una hoja en tinta significan tres en braille. Este recurso también es importante para estudiantes con baja visión, ya que permite la magnificación de textos (ampliación de texto e imagen) y, además, convertir archivos de texto en audio. La verdad es que esta herramienta nos ahorra mucho tiempo a la hora de elaborar el material que va a utilizar el estudiante”.
Sin embargo, este recurso tan importante para las y los estudiantes de la escuela de educación especial no siempre llega de la mano del Estado.
“El problema de la falta de computadoras quedó atrás gracias a un alma generosa que se contactó con nuestra escuela y nos hizo una donación de computadoras de escritorio y de 'netbooks' que nos permitió equipar nuestra escuela. Ahora, una dificultad que tenemos y que estamos tratando de solucionar es la calidad de internet. Si bien tenemos internet de la DGE, la verdad que es una señal un poco débil para el uso de plataformas como las que utilizamos. Gracias a esta donación, los docentes y profesores podemos realizar las adaptaciones necesarias para nuestros estudiantes”, señaló.
El rol de la familia
Las docentes entrevistadas afirmaron que el rol de la familia en este proceso de acompañamiento y crecimiento es esencial.
“Al realizar la detección temprana de la dificultad visual, el ingreso puede ser desde los 45 días en adelante. Desde ese momento, la familia y la escuela trabajan en forma conjunta en pos de que los pequeños salgan adelante y alcancen su máximo potencial”, selló su vicedirectora.
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