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Lo dijo el académico chileno, Juan Gastó, quien participó en el foro “Los desafíos de la Gestión Territorial Rural”, organizado por el INTA, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO y Conicet Mendoza.
Boulevard que une Bowen con Alvear Oeste. Foto: Gentileza diario Los Andes
Verónica Gordillo
Publicado el 18 DE NOVIEMBRE DE 2015
Con 80 años y una vasta trayectoria en docencia e investigación, el académico chileno Juan Gastó se preguntó cuál es el problema de vivir en un pueblo, de conocer a cada una de los vecinos, de ir a trabajar todos los días en bicicleta. Y se respondió a sí mismo que el problema es que hay un despotismo de lo urbano sobre lo rural, como si lo primero fuera el desarrollo y lo segundo el atraso. “Nada más alejado de la realidad”, aseguró.
Las palabras de este ingeniero agrónomo, maestro de muchas camadas de especialistas, las escucharon los participantes del foro regional “Los desafíos de la Gestión Territorial Rural", que se realizó en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO, organizado por esa casa de estudios, el centro regional Mendoza-San Juan del INTA y el Conicet.
Durante la jornada de trabajo, los expertos colaboraron en la visibilización de los procesos de transformación territorial vinculados con el sector rural no sólo a nivel provincial, sino nacional y mundial. Las realidades se repitieron: el avance del sector urbano sobre el rural, sin planificación ni control, la pérdida de tierras cultivables y los nuevos usos que se otorgan a las mismas, entre ellos el turístico. Y en el medio de esos cambios, los campesinos, que intentan sobrevivir y adaptarse. El foro también significó el puntapié para iniciar el proceso de implementación de un observatorio territorial sobre el desarrollo rural a nivel regional.
El despotismo urbano
Gastó, autor entre muchas obras de El hombre y la transformación de la Naturaleza, dijo que algo anda mal cuando las capitales son demasiado grandes y el resto de las ciudades son muy chicas, cuando las primeras concentran la infraestructura y las segundas no cuentan con servicios, cuando los pobladores de las primeras tienen acceso a todo y los de las segundas, a nada. Señaló que esta problemática se repite en el mundo y que sólo lleva a enormes desigualdades.
El investigador chileno recalcó que el crecimiento de las ciudades arrasó con las zonas rurales. Preguntó a los presentes cuál sería el problema de que viviéramos en un pueblo pequeño, donde conociéramos a los vecinos y fuéramos a trabajar todos los días en bicicleta. Y se respondió que el único problema es que existe un despotismo de lo urbano sobre lo rural, como si los primero fuera el faro de la civilización y el avance, y lo segundo, sinónimo de atraso.
Gastó explicó que en los temas referidos al ordenamiento territorial no hay que copiar, sino hacer trajes a medida de las necesidades de cada región. Esto implica –señaló– analizar la situación y respetar las características del lugar donde vivimos. En este sentido, contestó una consulta que le hicieron sobre el secano: dijo que debemos estudiarlo, aprender a quererlo y entender sus potencialidades, pero no introducir bruscas modificaciones que lo transformen en algo que no es.
Con las leyes no alcanza
A la disertación de Gastó le siguió la de Rafael Echeverri, especialista colombiano en población y desarrollo territorial. Explicó que los países de América Latina avanzaron en dos aspectos: poner en la agenda pública el ordenamiento territorial y legislar sobre esta temática. Pero recalcó que con esto no alcanza, que en algunos países como México y Brasil los resultados son pobres si se comparan con la inversión que realizaron.
El secretario técnico del Programa Iberoamericano de Cooperación de Gestión Territorial (Proterritorios) explicó que el gran desafío es impulsar una nueva cultura de producción y consumo, ya que señaló que con el modelo actual de hiperconsumo es imposible modificar la realidad.
Echeverri recordó que, luego del encuentro Río+20, se acordó un documento sobre desarrollo sostenible, aunque hasta el momento señaló que sólo quedó en papeles, porque no hubo cambios. Dijo que no queremos cambiar el paradigma de desarrollo actual, que pretendemos seguir con la misma estructura de consumo, producción y crecimiento, que consideró insostenible.
El investigador subrayó la necesidad de reivindicar los derechos de los pobladores rurales, poner en claro que en el mundo rural existe una concentración de pobreza y marginalidad y que esto es desigual e inequitativo. En este sentido recalcó que es indispensable salir del asistencialismo, del subsidio y lograr cohesión territorial y social de estas zonas.
Echeverri repitió que aun con un panorama difícil, es fundamental reconocer los avances en América Latina respecto de las políticas públicas relacionadas con el territorio. Destacó el avance de Argentina y en especial de Mendoza, en cuanto a la legislación y a la puesta en valor de la temática en la agenda pública. La Provincia aprobó en 1999 la Ley de Uso del Suelo y Ordenamiento Territorial, después de 20 años de discusiones. Sin embargo, la misma norma prevé la aprobación de un Plan de Ordenamiento Territorial como paso previo para que los municipios realicen sus propios planes, donde determinen acciones concretas. Ese plan provincial sigue estancado en la Legislatura.
El investigador colombiano también planteó la necesidad de que todos los sectores participen en las soluciones. Señaló que una política pública por sí sola no cambiará el modelo existente si no existe un acuerdo con el sector privado, con los ámbitos científicos, con los organismos internacionales que trabajan en la materia y sobre todo con los campesinos, que son a quienes primero afectan las transformaciones.
Reducción del cinturón verde
El profesor en Geografía Andrés Barsky compartió los estudios que hizo el Instituto del Conurbano, de la Universidad Nacional de General Sarmiento, respecto de la retracción del cinturón verde de Buenos Aires. Calificó al sector periurbano –entre lo urbano y lo rural– como conflictivo, al tiempo que aseguró que perdió 500 hectáreas por año.
Barsky comentó que la urbanización que se realiza es de carácter predatorio, que del sector periurbano proviene el 15 % de las verduras que consumen los habitantes de Buenos Aires y que actualmente es necesario viajar 90 kilómetros para encontrar la primera huerta, algo impensado unos años atrás. El especialista en ordenamiento territorial señaló que, frente al avance desordenado y sin control de lo urbano, algunos municipios actuaron y los campesinos se unieron en distintos modelos de producción y venta, liderados especialmente por los agricultores de origen boliviano.
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