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26 DE DICIEMBRE DE 2024
Una charla directa con Julia López, la innovadora editora de género del sistema de medios de la UNCUYO.
Foto: Ariella Pientro
El lunes 3 de noviembre lo inicié en la mañana hablando con ella y lo terminé a la noche escuchándola por una radio comunitaria. En ambas ocasiones con mucha energía y con conceptos claros. Pero me quedo con esta frase: “Me quedo con mi madre, un poco la oveja negra de la familia, que sin decir que era feminista siempre desafió lo establecido desde su lugar, y también con mi tía. Ellas me marcaron porque no he llegado hasta aquí sola”.
Julia López a los 28 años no hace mucho que se recibió de comunicadora social y lleva unos días como editora de género del Sistema de Medios de la UNCUYO.
Ahora habita con periodistas y técnicos de Unidiversidad los ámbitos públicos y mediáticos y ha llegado para acompasar la tarea informativa diaria con estos tiempos de cambios profundos sociales y personales.
“Vengo portando este interés por la igualdad de género desde hace años. Y eso me ha marcado en mi carrera y en mi vida”, advirtió en esta charla de presentación.
-¿Cómo empezó tu historia que te trajo hasta aquí como editora de género de Unidiversidad?
-Hace varios años que esto empezó. Era buena estudiante, cumplidora. Lenta por obsesiva, pero cumplidora. Un buen día se me ocurrió cursar una cátedra nueva que habilitaron en la Facultad (Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO) porque siempre me han preocupado las desigualdades, la cuestión social siempre me movilizó. Vengo de una familia muy cuestionadora. Mi mamá es profesora de Literatura de ahí viene el interés por la palabra, la comunicación y la lectura. La palabra justa, diría Paco Urondo. Por eso me metí en esta cátedra de Alejandra Ciriza y Valeria Fernández Hassan de Filosofía Política Feminista.
-Qué complicación…
- (Ríe…) Con ellas me metí más y Valeria me invitó a participar de proyectos de investigación y me metí más en comunicación y género, comunicación y diversidades. Siempre desde una perspectiva crítica. Comencé entonces a militar primero de modo aislada y decidí integrarme a una colectividad y entendí que estaba mal pensar que el feminismo empieza cuando una se encuentra con el feminismo.
-El feminismo es un entramado de historias particulares que se hacen colectivas.
-Eso nos pasa a todas que nos damos cuenta que hay muchas otras ya vienen construyendo y es muy importante tomar esas genealogías para seguir avanzando. Entonces me metí a militar en la colectiva feminista La Malona, desde donde integramos la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
-¿Allí empezaste a hacer prensa?
-En la campaña cumplí con el rol de comunicadora haciendo comunicados y gacetillas de prensa. Y al mismo tiempo me llegó el momento de hacer prácticas profesionales y conseguí hacerlas en el diario Los Andes y tuve problemas con el señor que administraba las prácticas y así terminé haciendo las prácticas en un colectivo Juicios Mendoza, de los organismos de derechos humanos, que cubre los juicios de lesa humanidad. Somos muchas que hacemos esa cobertura y fue un problema resuelto para los organismos hacer las crónicas de los juicios. Mientras hacía las crónicas de los juicios me invitaron a participar del Espacio para la Memoria (EPM). Allí hice lo mismo: manejo de las redes sociales, gacetillas. Es decir, todo, porque no había nada, ni siquiera un folleto.
-Un buen “cargamento” de vivencias.
-Llego con una impronta familiar, académica y militante que me trae hasta aquí. Todo lo que me interesaba tenía que ver con construcción, feminismo, y qué es esto de las desigualdades. Porque en la carrera nos enseñan el opresor y el oprimido, las clases sociales, los pobres y los ricos, la comunicación al servicio de quién, pero en todo esto me faltaban las mujeres. Y no pienso esto porque soy mujer sino porque soy feminista. No está bien que uno piensa algo por determinadas condiciones, por ejemplo, que soy mujer y por ende tengo que pensar en determinado sentido.
"Las producciones mediáticas tienen que tener perspectiva de género"
Unidiversidad, el sistema de medios de la Universidad Nacional de Cuyo, será el primer medio mendocino en contar con una editora de género. Julia López, licenciada en Comunicación Social y reconocida militante y activista por los derechos humanos y de las mujeres, será quien ocupe esta función.
-Y aquí estamos en el edificio de los medios de la Universidad.
-Me convocaron, me ofrecieron la tarea. Es una iniciativa del Cicunc con la Secretaría de Relaciones Institucionales. Me ofrecieron la tarea y mandé el currículum y me dijeron que iban a llevar esta figura al sistema de medios. Es una gran responsabilidad y un gran desafío. Es muy bueno que se incorpore esta figura, que vaya a tiempo con lo que está pasando, pero además con lo que la Universidad está haciendo.
-Por qué creés que la Universidad toma este camino hacia políticas de igualdad
-La Universidad se está haciendo cargo de estas políticas en igualdad de género que está bueno sostener en distintas instancias, por ejemplo, la ley Micaela, la paridad en los cargos. Es hacerse cargo y estar a la altura de los tiempos y en comparación con otras universidades. Y eso es lo que rescato, una universidad que va al compás social, no una universidad enquistada en valores tradicionales sino una universidad crítica que habilite estas nuevas perspectivas y que esté al servicio de la comunidad.
-Me atrevo a decir que cualquier carrera universitaria no estudia mujeres. Cualquier cátedra está marcada por los varones, al punto que una misma ve un apellido, lo menciona en masculino y resulta que es una mujer. Creo que falta la perspectiva de las mujeres y las diversidades porque el mundo está organizado de cierta manera y nunca la perspectiva de las mujeres viene a ser considerada.
-¿Qué se puede cambiar desde este lugar?
-Venimos en cuerpos sexuados y eso nos determina lo que vamos a vivenciar. Es decir, de algún modo todas las mujeres hemos sido acosadas en la calle y nadie habla de esto. Es decir, aportar a la vida, a la sociedad la experiencia de las mujeres en la misma construcción social y no en paralelo.
-El rol de editora de género no tiene que ver con incluir una estructura paralela de noticias que hable de mujeres y diversidades, sino entramar todas las noticias que se construyan, es decir los sentidos que se construyan con esta perspectiva de género. O sea, terminar con que los varones son los protagonistas y visibilizar a las mujeres y las diversidades y empezar a pensar que hay nuevas perspectivas que hacen temblar las bases de todo lo que está construido y por eso asusta porque se cuestiona y quizá que todo esté mal o no. Y todo hay que revisarlo y eso es lo que viene hacer la perspectiva de género como por ejemplo eliminar los estereotipos que es muy difícil porque se cargan con los sentidos, con el sentido común y todos los portamos donde vamos. La idea es que se habilite la posibilidad de darle espacio a otras identidades y que todo sea más libre. Esa es la construcción del sentido que estaría bueno darle a través del sistema de medios de la UNCUYO.
Los medios de la UNCUYO tendrán su editora de género
Unidiversidad, el sistema de medios de la Universidad Nacional de Cuyo, será el primer medio mendocino en contar con una editora de género. Julia López, licenciada en Comunicación Social y reconocida militante y activista por los derechos humanos y de las mujeres, será quien ocupe esta función.
-¿Qué es el patriarcado?
-Es un sistema de opresión de una clase sexual, las masculinidades hegemónicas, sobre el resto y principalmente sobre las mujeres. El sujeto histórico oprimido por el patriarcado es la mujer. Pero por supuesto que el patriarcado afecta a todos los géneros pero claramente privilegia a unos y perjudica a otros al punto que a nosotras nos puede quitar la libertad o un futuro trascendente o hasta quitarnos la vida. El patriarcado atraviesa todo y por eso el feminismo interviene en cada lugar y espacio.
-¿El feminismo es un movimiento social, político?
-Es netamente político entendiendo a la política como un todo. Y lo definiría como la resistencia al patriarcado. Desafía las estructuras políticas de los sistemas establecidos. En su estructura el feminismo es horizontal. Por ejemplo, cualquiera de las que componemos el feminismo podrían hablar sobre esto. Esa horizontalidad desafía a los sistemas políticos institucionales hegemónicos y establecidos. Pienso en mis compañeras y a cualquiera de nosotras podrían contactar para hacer una nota sobre esto porque surge desde las bases y no al revés.
-Hablemos de cómo hacemos crónicas de casos policiales o judiciales donde la violencia machista es una expresión del patriarcado y donde hay formas y estructuras periodísticas basadas en los expedientes y legajos son sentido patriarcal.
-Quienes hacen este tipo de crónicas se han transformado en expertos. Y es necesario explicar que la violencia machista no sólo se desata contra las femeneidades sino que los varones se matan entre ellos. Hay una construcción de masculinidades violentas que hay que revisar. Por eso quiénes hacen crónicas policiales o judiciales tienden a convertirse en expertos del uso morboso de los crímenes de la inseguridad para vender. Lo interesante sería no hacer ese uso morboso del producto de la violencia social. La salida posible es empezar a cuestionar qué está pasando con esta sociedad que produce estos hechos.
-En las crónicas de violencia de género hay un correlato de todo esto.
-Claro existe la preferencia de tratar los casos de violencia de género como crónicas policiales. En vez de describir el hecho violento como producto hay que pensar en las causas que llevaron a ese hecho. No sirve un periodismo comprometido con el producto sino uno que se comprometa con la construcción del sentido de la información que contribuya a una sociedad más sana. Una sociedad que sea en su estructura menos violenta. Cuando un Estado promueve la igualdad entre clases y géneros genera políticas es probable que no tenga el producto violento. Apuntamos a las causas.
-En términos prácticos, ¿cómo se aplica esto en las crónicas?
-En crónicas de violencia de género hay que dejar de apuntar a la mujer como víctimas y al “instinto” violento de los varones. “Se sacó el marido y entró en un estado nervioso que no pudo controlar y la atacó” es un ejemplo de cómo se enfoca en base a los estereotipos. Hay que dejar esa mirada empezar a cuestionar por qué pasó esto.
-¿Qué te pareció la cobertura del caso Thelma Fardín?
-Variada. Existe como una impunidad mediática para estos casos de abusos. Y más cuando se acusa a alguien que tiene fama, poder o trayectoria, pareciera que fuéramos unas locas y creo que fue terrible el abordaje del caso Fardín, y diría Darthés, porque se generó ese círculo de protección alrededor del acusado de violación que lo único que hace es poner en cuestión la palabra de las mujeres. La pregunta es: ¿quién diría que fue abusado si realmente no lo fue? Cuando es una experiencia horrible y que nadie quiere pasar. Ha sido terrible para las mujeres que a través de los medios de comunicación se las cuestionen. Porque un caso de abuso no es cierto que se tengan que escuchar “las dos campanas”. Un caso de abuso es el resultado de un sistema abusivo sobre las mujeres porque ella fue abusada y todas lo fuimos. Te aseguro que no debe haber ninguna que no atravesó un caso de abuso de un modo u otro. Han pasado por encima de nuestro consentimiento en alguna instancia, así sea un manoseo en un boliche. Por eso hacer eje en la voz de las denunciantes es fundamental.
-Es importante que el periodismo entienda que no se está jugando con algo “ligth” que sería contar lo que pasó. El periodismo juega con un rol que es la construcción de “sentido”. No es lo mismo que antes, el periodismo tiene la posibilidad de construir sentidos más igualitarios, más justos y menos opresores. Es importante comenzar a cuestionarse por qué escribo lo que escribo y si puedo ayudar en algo con esto y tener un sentido crítico a favor de la comunidad y no en contra.
Tiene la sonrisa afable Julia. Pero a la vez demuestra que tiene un recorrido en esta ruta de comunicación con perspectiva de género. Su aporte será para bien de todes. Esa es la impresión que me quedó de este encuentro entre dos seres humanos.
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