"Hay plena vigencia de vasos comunicantes entre la narrativa de Soriano y la actualidad"

Así lo aseguró Ángel Berlanga, autor de la biografía de Osvaldo Soriano. Está basada en entrevistas, archivos privados y el relato de amigos, parientes, colegas y editores del autor de Cuarteles de Invierno.

"Hay plena vigencia de vasos comunicantes entre la narrativa de Soriano y la actualidad"

Para Berlanga, Soriano es un personaje vital, clave y singularísimo de la literatura y el periodismo entre los 70 y los 90. Foto: Leo Vaca.

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Publicado el 09 DE MARZO DE 2023

La biografía de Osvaldo Soriano, escrita por el periodista Ángel Berlanga, narra la vida del autor de "Cuarteles de invierno" y "No habrá más penas ni olvido", que basándose en entrevistas, archivos privados y el relato de amigos, parientes, colegas y editores, muestra cómo Soriano, un apasionado hincha de San Lorenzo, hijo único de un funcionario y una ama de casa, se convirtió en una celebridad entrañable, un cronista brillante y un polemista de causas perdidas.

Para Berlanga, y queda claro en la biografía publicada por la editorial Sudamericana, Soriano es un personaje vital, clave y singularísimo de la literatura y el periodismo entre los 70 y los 90 (murió en 1997). La biografía deja ver en primer lugar el disfrute y el atractivo de leer a Soriano sobre muy diversos temas.

"Desde la segunda mitad de los 80, cuando empecé a leerlo en revistas como El Porteño y Crisis o en el diario Página/12 -fue una figura clave ahí-, fui juntando materiales: artículos, notas, entrevistas y grabaciones de radio y televisión", cuenta a Télam el periodista.

En su relato, Berlanga recuerda que cuando encontró en una librería de usados el libro "Cuarteles de invierno", la novela que Soriano escribió en el exilio, lo "encantó". "Por esa época yo estudiaba arquitectura, pero venía desencantado, así que largué y me puse a estudiar periodismo".

Un personaje singular

Berlanga tiene la influencia de Página/12, espacio en el que hoy trabaja. En particular de Soriano y Horacio Verbitsky, pero también de Miguel Briante, Antonio Dal Masetto y el mismo Jorge Lanata de aquella época. "Cuando Soriano murió, en 1997, tenía tantos materiales que propuse armar un número homenaje en La Maga -icónica revista cultural de los años 90-, para el que entrevisté a Juan Forn y Rodrigo Fresán", rememora.

¿De ahí aparece tu interés por escribir una biografía de Osvaldo Soriano?

Tal cual. Entré al diario al año siguiente gracias a Forn, que en 2003 impulsó la reedición de la obra completa de Soriano en Seix Barral y me convocó para trabajar en ese proyecto, que incluyó prólogos y una suerte de collage de voces sobre la génesis de cada novela. Con ese envión encaré dos antologías, "Sorianescas: arqueros, ilusionistas y goleadores", con los textos futboleros, publicada en 2006; "Cómicos, tiranos y leyendas", textos periodísticos inéditos en libro, que aparecieron reunidos en 2012. A esa altura tenía ya una suerte de mapa esbozado de la recorrida de Soriano, con quién había compartido cada época. Las vigas centrales, digamos. Así que pensé que tenía las coordenadas para encarar un retrato más abarcador de su vida, profundizar en eso, investigar y entrevistar, articularlo y pulirlo, darle una forma, me llevó casi 10 años.

¿Los temas populares en las novelas de Soriano, como tango, boxeo y militancia, pueden ser reflejo de una Argentina que ya fue?

Los temas populares que aborda Soriano en sus novelas han evolucionado de diversas formas, hay una plena vigencia de los vasos comunicantes entre su narrativa y la actualidad. Los tironeos entre dos sectores del peronismo en los 70, medular en "No habrá más penas ni olvido", pueden observarse, con variantes, en otras de su historia y eso es trasladable, por supuesto, a otras fuerzas políticas: la persecución, cancelación y celadas al boxeador y al cantante de tangos que llegan a Colonia Vela para la fiesta que organizan los militares en plena dictadura tuvo su reversión durante el macrismo, por caso, con otros artistas populares. El paisaje de disolución y desguace de "Una sombra ya pronto serás" es un escenario en el que la Argentina desemboca cada tanto; la manipulación de los próceres con una trastienda de negocios en tensión con las pasiones genuinas y patrióticas de algunos de esos próceres. Uno de los temas de "El ojo de la patria" es y será campo de disputa, en esa última novela, de 1992, armó además una suerte de telón de fondo con la identidad y ya en ese momento ponía en juego como normalidad el uso de caretas de famosos, las cirugías estéticas y la volatilidad de la pertenencia a un lugar o a un ideario.

El oficio de periodista

¿Cuál es la finalidad, si es que se puede pensar en ese sentido, de esta biografía?

Durante 15 años, desde la publicación en 1982 de "No habrá más penas ni olvido", Soriano fue el escritor más popular del país. Desde entonces, cada uno de los libros que fue publicando encabezó las listas de los más leídos en ficción y no ficción, porque publicó en vida siete novelas y cuatro recopilaciones de textos publicados en la prensa.

Una de las búsquedas de la biografía es recorrer su obra periodística porque es un personaje central en el oficio y acaso alcance con enumerar algunas estaciones de su viaje por los medios: Primera Plana y Panorama apenas llegado a Buenos Aires; La Opinión como redactor de deportes y cultura después; Sin Censura durante el exilio, donde denunció las dictaduras latinoamericanas; la revista Humor, donde inició su progresivo regreso a la Argentina; El Periodista, donde estuvo a cargo del armado del proyecto y la redacción (iba a ser el director pero se peleó con Cascioli unos días antes de la salida) y Página/12, donde tuvo un papel protagónico hasta su muerte, en la investigación surgen nítidas las ligazones entre la obra periodística y literaria.

Además motorizó muchas polémicas porque era un tipo de mucho temperamento: criticó duramente a Alfonsín por no recibir a Julio Cortázar y a Ernesto Sábato por aquel almuerzo con Videla al comienzo de la dictadura; también desplegó una diatriba intensa contra los editores por sus destratos a los escritores. Soriano es un personaje importante para la cultura durante las últimas tres décadas del siglo pasado.

De Arlt a Chandler

¿Hay una genealogía 'soriana' o 'sorianesca'?

Toma de muchos lados. Figuras predominantes en él parecen Roberto Arlt y Raymond Chandler, pero además de la cadencia de la novela negra talla en él también el continuará de la historieta y la rebeldía. También forma parte de un tridente ofensivo futbolero con Roberto Fontanarrosa y Juan Sasturain pero ya estaríamos hablando de parentescos, de contemporáneos, entonces también lo veo parte de una familia en la que están Dal Masetto, Briante, Dipy Di Paola y Guillermo Saccomanno.

En cuanto a herederos no veo seguidores natos pero sí autores que lo disfrutaron y toman algunos elementos como Eduardo Sacheri y Horacio Convertini o Juan Forn en un estilo totalmente propio, con su música, que toma elementos potentes como el espacio de contratapa en Página, el formato de cuento a partir de historias de personajes fabulosos, la fluidez de su escritura y la búsqueda para llegarle al lector.

¿Cuáles son las enseñanzas que deja de su labor periodística?

Su recorrida en el oficio es muy amplia y variada y eso ya es algo a destacar: el oficio permite muchos registros. Era una preocupación de él no aburrir ni aburrirse. Por otra parte, hay una distinción jerárquica sobreentendida que coloca a la literatura por encima del periodismo y muchos textos para la prensa de Soriano discuten eso. Esto es muy generalizador, por supuesto, pero muchas de las contratapas de Soriano en Página disparan la pregunta: ¿esto es literatura o periodismo? Si bien a veces se toma en solfa el oficio y dice que inventó entrevistas enteras por ejemplo, pero lo desacraliza. Las "Historias de vida" que hacía para el suplemento cultural del diario La Opinión son extraordinarias, he leído entrevistas a escritores como Juan Carlos Onetti, Cortázar o David Viñas buenísimas. Y como cronista es fenomenal. Su obra periodística es muy disfrutable y valiosa.

Pasión por el fútbol y la literatura

¿Cómo articula el fanatismo futbolero y la militancia política en su obra?

Soriano decía que el fútbol le gustaba tanto o más que la literatura, que su sueño fue ser centrodelantero de San Lorenzo, equipo del que era fanático. Un amor correspondido, por otra parte, porque él mismo es un emblema de San Lorenzo y la sala de prensa del Nuevo Gasómetro lleva su nombre. Escribió varias notas sobre el equipo y desde el exilio seguía su marcha, lo que implicó padecer el descenso y exaltarse con la vuelta a Primera: pedía que le mandaran revistas deportivas, llamaba por teléfono los domingos para enterarse de los resultados, un tipo con la camisa jugada ahí. En el oficio empezó como periodista deportivo y se sentía realmente a gusto en esa sección, pero progresivamente fue expandiéndose a otras áreas de su interés. Y uno de sus rasgos es entreverar áreas: ya como cronista en La Opinión pone en relación los resultados con los intereses políticos, los negocios, la violencia. Dal Masetto, que fue muy amigo suyo, me dijo algo de él que suelo repetir: "Cuando hablaba de algo que lo apasionaba era como si clavara una bandera". Se apasionó por los libros, los gatos, San Lorenzo, el box, las computadoras, la historia y la política, entendiendo a la política como materia del devenir. Con "Las Memorias del Míster Peregrino Fernández", su último personaje, venía contando una saga de aventuras situadas entre los años 30 y 50: internado en un geriátrico, el viejo entrenador repasa su carrera en Europa, Rusia, África y cuenta cómo conoció a Stalin, Mussolini, Sartre, Perón, Lumumba.

Fuente: Por Carlos Daniel Aletto/Télam

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