Un 5 de agosto de 1989, Mendoza inauguraba la Peatonal Sarmiento, uno de los símbolos urbanos más pintorescos y accesibles de la Ciudad, y verdadero símbolo del centro capitalino. Un legado emblemático de la gestión del intendente Víctor Fayad.

Tres décadas despues, en el campo del urbanismo, la peatonalidad parece cobrar hoy cada vez más importancia.Según un estudio del Observatorio de Movilidad Urbana para América Latina, peatón y peatonal son sinónimos de movilidad sustentable, y esta última es ya una necesidad que, además de cuidar al medio ambiente, nos ayuda a tener una mejor calidad de vida.

Sin embargo, ¿cuán amigable es la Ciudad de Mendoza con los peatones? Para dar una respuesta, Unidiversidad dialogó con Jorge Simoni, director de Obras Públicas de Capital, quien expresó: “Hacer a las ciudades más amigables con el peatón es la prioridad de nuestra gestión. Y esto es a lo que apuesta Mendoza hoy con la nueva Ley de Movilidad, es decir, reducir el tránsito vehicular y permitir que la gente se movilice pensando menos en los autos particulares y más con vehículos ecológicos”.

(Foto: Plaza San Martín)

“Si bien no está hoy en los planes ampliar o realizar más calles peatonales, sí estuvo en los planes de la gestión renovaciones como lo fue la calle Arístides Villanueva, al ampliar las veredas y nivelarlas con la calle. También la renovación de la plaza San Martin, al eliminar todos escalones, y el Parque O` Higgins, entre otros. Todo priorizando la viabilidad de los peatones”, agregó el funcionario capitalino.

En esa línea, el arquitecto y colaborador en proyectos con la UNCUYO, Carlos Alonso, comentó: “Para su época de construcción, de hace ya 30 años, la Peatonal Sarmiento fue pionera en la resolución de accesibilidad. Urbanísticamente para cualquier ciudad, las calles peatonales son una ventaja en muchos aspectos, como la salud, el turismo, el comercio, entre otros”.

En este marco, Alonso sintetizó los múltiples beneficios de las ciudades peatonales:

– Hay hasta 40% más de áreas verdes en la ciudad. Un ejemplo es la Nave Universitaria, donde el espacio que se liberó a partir de esta planificación urbana pro-peatonal permitió la construcción de parques urbanos como el Central.

– Existe menos contaminación atmosférica. El parque vehicular es el causante de que se disparen los índices de contaminación debido a la emisión de por la combustión de gasolina. Ante eso, las ciudades peatonales imponen una lógica muy básica: a más peatones menos coches, lo que es lo mismo a un drástico descenso de los niveles de contaminación. Y también es igual a menos contaminación sonora, pues la mayoría de ésta proviene de los motores y las bocinas, afectándonos anímicamente e interrumpiendo nuestro sueño y tranquilidad.

– Mejora la salud, una cultura peatonal incentiva el caminar o el uso de la bicicleta, algo que no solo previene enfermedades sino que mejora considerablemente la salud, ayudando con ello a disminuir la tasa de mortandad, pues la inactividad es la cuarta causa de mortalidad en el mundo.

Parque Urbano O`Higgins.

– Engendran mayor convivencia. La cultura individualista del automóvil se impone el salir a la calle, caminar o andar en bicicleta y ver a otras personas. Además, esta planeación pro-peatonal apuesta por centros urbanos con más espacios de recreación y locales pequeños donde convivir, como cafeterías y restaurantes, lo que a la postre ayuda a la economía de los pequeños negocios y hace de las ciudades sitios más seguros.

– Incentiva el amor por tu ciudad. Caminándola o rodándola en bicicleta la conoces en todos sus detalles. Porque no se trata de demonizar las ciudades, pues éstas son muy hermosas, pero no cuando sólo las vemos a través de los cristales del automóvil, en momentos de ansiedad y estrés cuando nos trasladamos a toda velocidad o, peor aún, cuando estamos parados en un tráfico brutal.

“Distintas ciudades del mundo han promovido políticas públicas para que más personas se trasladen a pie de forma segura y cómoda. El impacto de estas políticas puede verse en Mendoza también, quien junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) vienen trabajando para elaborar estrategias que buscan mejorar la calidad de vida urbana. Esto lo vemos en la construcción de espacios públicos como la plaza San Martín, la Alameda que tienen equilibrio entre el espacio disponible para que circulen los peatones; accesos peatonales claros y definidos como las esquinas con sus respectivas rampas, finalmente, algo que a nuestra ciudad le faltaba y mucho: construir veredas grandes, anchas y accesibles”,  concluyó Alonso.