El arte de narrar cuentos es una arte antiguo. Se remonta desde que el ser humano, al descubrir el fuego, comenzó a reunirse en una ronda y compartir historias de sus vivencias, pensamientos, sentimientos. Los cuentos no son solo para los niños, todos tenemos un niño interior, que aflora con estos relatos.

José Luis Gallego es narrador oral, escribe cuentos y desarrolla el arte de relatar historias. Coordina talleres de cuenteros para niños de 5 a 10 años y en el Centro Universitario San Martín en la Unidad 48 del Penal de José León Suárez. Considera que la narración oral es una herramienta de igualación social y un estímulo para la creación.

El cuentista comentó que su trabajo es desaparecer él para que aparezcan las historias. Su rol no es bajar un mensaje e instalarlo en los oyentes, sino que, en la multiplicidad de sentidos que posee la literatura, cada uno debe encontrar su propio mensaje. Esto permite desarrollar la conciencia de quien escucha.

Para Gallego el cuento no debe ser una herramienta para interpelar a los chicos a que se laven los dientes, se acuesten temprano y se porten bien. Para él las historias deben potenciar lo lúdico de los chicos. “Los adultos deben comprender que los niños tienen su propia capacidad y genialidad, debemos despertar su sabiduría y creatividad” sostuvo el relator.

En el marco del próximo “Día del niño” remarcó la importancia de que los padres les cuenten cuentos a sus hijos.

“Es lo mismo que cuando una madre amamanta a su hijo, es una alimentación intelectual, es la posibilidad de crear un vínculo profundo. Porque la palabra generada cuando se cuenta cuentos es una palabra afectiva, que nace cuando nos miramos a los ojos. La persona que recibe esta palabra, se la queda y la guarda, la recuerda para siempre”.

Invitó a los padres a contar otros cuentos, no solo los que ya están trillados, buscar nuevos cuentos, historias folclóricas, populares, de otros lugares y culturas. Para poder trasmitir estos relatos tienen que gustarnos, porque los niños son los primeros en darse cuenta si lo que hacemos nos apasiona o no. Reflexionó y afirmó que contar cuentos es un acto de amor, es entregar algo sin ningún otro interés que compartir, es algo que trasciende la mente y llega al corazón.

José Luis recordó cómo descubrió su vocación de contar cuentos, gracias a su maestro de séptimo grado que era narrador, Juan Marcial Moreno, con quien el luego se formó en el arte del relato oral. Esta formación le permitió que el trabajo no sea solo una manera de sobrevivir y ganar dinero, sino que fuera una expresión de lo que él sentía y lo que era como persona.

El narrador compartió su experiencia de contar cuentos en las cárceles, los hospitales y escuelas. Remarcó que siempre contar un cuento, donde sea, es compartirlo con una persona, donde todos tienen su niño interior. Enfatizó que las personas en contexto de encierro, por más actos malos hayan realizado, siempre tiene la posibilidad de cambiar y transformarse.

Le recomendó a los adultos que le quieren regalar un cuento a un niño que se tomen el tiempo para hacerlo, es decir, que se sienten para mirarse a los ojos y recrear ese escenario donde todo sucede.

“Si nosotros le regalamos un cuento a un niño tiene un valor mucho más profundo que regalar una muñeca o un autito. Porque esos juguetes están destinados a romperse para volver a ser comprados en esta sociedad de consumo.  Pero los cuentos, que no tienen precio,  duran para siempre, si realmente lo que contamos lo sentimos. Para contarle un cuento a un niño solo hace falta la condición de tener ganas de hacerlo. Para contarle un cuento a un hijo solo hace falta tener amor”.

José Luis Gallego vendrá a Mendoza entre el 10 y el 15 de septiembre, visitará el Instituto Almafuerte y la biblioteca popular “Palabrazo” con Marcela Orellana. Se comprometió a acercarse a nuestra radio para regalarnos el relato de alguno de los cuentos que tiene registrados en su memoria.