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26 DE DICIEMBRE DE 2024
El autor se pregunta sobre la interacción del campo y la política. Y qué tipo de simbiosis sería.
Si definimos a la Simbiosis como la "asociación íntima y a largo plazo entre organismos de dos especies diferentes " quizás no estemos tan errados en asociar la idea a la compleja relación que tenemos entre campo y política, política y campo, para que nadie se ofenda. Al menos sabemos que sí interactúan, y también que son dos entes bien diferentes. Veamos entonces.
Primero vale la aclaración que al definir campo no se me pasa por la mente la imagen de grandes terratenientes oligarcas, cipayos, malos, etc sino más bien lo asocio al trabajo agropecuario de las economías regionales intensivas, que pueden haber en cualquier rincón de nuestro país, llámese provincia de Buenos Aires, Misiones, Mendoza, etc, que por otro lado es el que conozco, tengan estos representantes del campo camionetas 4x4 o no, 4x2 o no, raíz cuadrada o no.
Lo que describiré es el resultado de ser testigo de una parte de la historia de una pequeña zona del interior del país llamada Colonia Lambaré, al Este de la provincia de Mendoza. Zona dura, de desiertos, a las faldas de la cordillera de Los Andes. Pero vaya de ejemplo de lo que ocurre en tantos otros rincones nacionales.
La interacción campo política comienza en esta zona allá lejos por la década de los 70. La política de entonces tomó la decisión de generar medidas económicas que alentaran el trabajo y el desarrollo de áreas productivas nuevas. Se concedió un paquete de exención de impuestos. Tan simple como eso. Fue suficiente.
Entonces llegaron los pioneros. Así llegaron a la zona los Lampugnani, los Torri, los Sánchez, los Maíz, y tantos otros. ¿Algo en común esos apellidos? Descendientes de inmigrantes, los que hicieron al desarrollo de este país. Los que habían visto a sus padres trabajar toda su vida, padres que sabían lo q era el esfuerzo, el hambre y en ocasiones la guerra, en sus países de origen. Y llegaron ... y no mezquinaron esfuerzo, trabajo, sacrificio. Claro, no había nada de lo que existe ahora. Ni la maquinaria, ni las comodidades. No había caminos, solo huellas. Había que bajar médanos, nivelar terrenos. No había energía, se tendieron esas líneas. Con esa energía hicieron perforaciones para tener agua para riego y consumo. Las huellas se convirtieron en caminos. Al principio los camiones que traían la madera para levantar las estructuras de sostén para los viñedos debían desenganchar acoplados y llegar solo con el chasis cargado a las fincas para luego volver por el resto de la carga, traspasándola de los acoplados al chasis. Sino quedaban enterrados. Hubo quw vencer plagas, formar y capacitar mano de obra. Se instalaron viveros, bodegas, se plantó ... y un buen día se empezó a cosechar.
Diez o veinte años después la zona era un polo productivo, una de las más importantes en producción dentro de la zona este, la de mayor producción de uva del país. Habían convertido el desierto en un oasis.
Se producía, se trabajaba, se daba empleo, el estado recaudaba más impuestos. Más recursos para ser volcados a la población en su conjunto, en salud, educación, etc. Volviendo al concepto biológico del comienzo, realmente una simbiosis del tipo Mutualismo: ambos organismos, campo y política, se beneficiaron. La política acertó las medidas, el gobierno se benefició, se benefició el productor, en definitiva todos felices. simbiosis mutualista.
Hasta se creo una figura laboral exitosa. Nació en la zona el Contratista de Viñas. No empleado sino contratista. Era quien trabajaba la tierra. A cambio tiene, o tenía, vivienda sin cargo, servicios subsidiados, obra social con cobertura médica y farmacológica, seguro, jubilación, sueldo y porcentaje de las ganancias en bruto. Si ...no es un invento, sueldo y además porcentaje de las ganancias de la empresa. Conoces una empresa que ofrezca sueldo y además participe de las ganancias a sus obreros ? El contratista trabajaba junto a su familia, enseñaba el oficio a sus hijos, algunos de los cuales anhelaban continuar el vínculo laboral, o podían ser financiados por sus padres continuando carreras universitarias. Eran prósperos.
Pero ... la simbiosis esta de la que hablábamos no se presenta de una sola y única forma. Pueden existir otras. No solo la mutualista.
De hecho todo cambió. Este panorama descrito no existe más. La foto actual, treinta o cuarenta años después es una finca abandonada, una al lado de la otra, y otra .... y otra más. Raro es ver una que sigue trabajando, resistiendo tozudamente. La foto de los años ochenta era todo lo contrario. Una finca trabajada, una al lado de la otra y por ahí un campo inculto cada tanto. Que puede explicar semejante destrucción ? Que puede haber sucedido ? Que puede haber hecho torcer la dirección de algo tan exitoso ? Cuando ya estaba la tarea más difícil hecha, ya estaba la infraestructura, la mano de obra calificada, los caminos, las industrias asociadas, la gente, el desarrollo ? Que impidió q siga creciendo y se transforme en un polo ahora industrial no solo productivo, de progreso y beneficio para sus artífices y la sociedad y el país en su conjunto ? Que la cuenten con quieran los defensores o detractores de uno u otro bando. Las dos fotos hablan por si solas. No hay lugar a la duda. Está acá nomás, a la vista de quién quiera ver este abandono, está desolación.
¿Los pioneros y sus descendientes se volvieron ineficaces o vagos ? Todo lo contrario, mientras haya sangre en sus venas seguirán luchando y porfiando por sus convicciones, con su amor al trabajo. Más bien creo en otra teoría: la relación campo política ya no es una Simbiosis Mutualista. En algún momento la política fue siendo cada vez más egoísta. Fue avanzando más y más. Pasó por una etapa de comensalismo. Es decir se beneficiaba pero no aportaba mucho, empezó a pasar inadvertido el supuesto beneficio q ofrecía. Ahora entendemos que quizás fue una prueba. Cómo no hubo oposición fuerte y decidida, volvió a mutar. Más agresiva. Y la Simbiosis adquirió las características del PARASITISMO. Esa relación campo política o política campo, es ahora una Simbiosis del tipo Parásito : mientras que una de las dos especies se beneficia de la interacción, la otra especie la padece, es dañada. De aquellos políticos del tipo Mutualistas que fueron capaces de pensar en desarrollar, con simples medidas económicas, nuevas áreas de cultivos, de convertir desiertos en oasis, hemos pasado a esta versión actual de políticos del tipo Parásitos.
Seres egocéntricos, corruptos, obscenos sin desparpajos de lucir lujos adquiridos durante la función pública, llenos de asesores, chófer privado, gastos reservados, etc, todo pago por quienes, en esta relación simbiótica, vendrían a ser sus Hospedadores, sin ofrecer nada a cambio más que mayor presión fiscal, más agobio. Es que la voracidad del Parásito es tal, que a medida que más toma, más quiere. Ya no les interesa el bien común, el desarrollo, el progreso de los pueblos a los que representan. Solo buscan la manera, hábil y artera, de perpetuarse en la función pública para seguir enriqueciéndose. Si es necesario mentir, hacer promesas falsas o adoptar medidas populistas , pues ningún problema. Allí están, en sus puestos, ahora son miles, nos dirigen y los resultados saltan a la vista. Perdón abuelos y viejos, los hemos dejado ganar. No hemos sabido echarles a patadas. Y han arruinado todo.
Y como hábiles Parásitos, o más bien, exitosos evolutivamente hablando, para seguir en conceptos biológicos, saben cómo cambiar, para seguir vigentes. Cuál virus que muta su cubierta proteica, para no ser reconocido por el aparato inmunológico del Hospedador, adoptan nuevas formas para seguir con sus beneficios de élite de siempre. Así aparecen nuevas formas de lo mismo, con nombres como Menemismo, Duhaldismo, Kirchnerismo, Macrismo, New Kirchnerismo Albertista, etc, etc. Con esta fórmula consiguen seguir siendo Parásitos exitosos. Y a la acción de servirse de los demás provocándoles la ruina, o digamos parasitar al Hospedador, pueden incluso también disfrazarla con creativos nombres, cómo Solidaridad, etc. Son tan exitosos como perversos. Ahora los siguen ejércitos de fanáticos, pichones de Parásitos quienes les aseguran su perpetuidad, y a quienes les ofrendan migajas de los beneficios robados al Hospedador, suficientes para hacerles creer que son iguales a ellos, y ni sospechas les generan de que finalmente a ellos también parasitan, sacándoles mas beneficios y derechos de los q les mendigan. Esta fórmula de SIMBIOSIS PARÁSITA les funciona. Ya son más, son millones y deciden elecciones, deciden gobiernos.
Hasta ahora la Simbiosis Parásita les ha resultado. Se alimentan del Hospedador, este campo que conozco y les contaba, y una vez muerto éste, agobiado por la presión fiscal, la falta de apoyo, falta de crédito, falsas denuncias, el robo rural, las pésimas medidas económicas, etc, saltan a otro Hospedador saludable, para cumplir con el mismo destino. Hemos convertido un país rico y próspero, en un país de gente pobre y políticos millonarios.
Quizás la única salida a esta altura sea pensar en cambiar está relación simbiótica política campo actual. Bueno, ¡Menuda tarea viendo el tamaño del Parásito!, dirán ustedes. Sí cierto, pero como su avidez es tal, su voracidad es tan descontrolada, que quizás de un paso mas allá, esta vez en falso y ahí cometa un error. Tal como sucede con el Parásito Toxoplasma gondii, que parasita al ser humano. En su afán de ser tan exitoso, es tal el desarrollo q adquiere, que provoca estragos en su Hospedador en un período de tiempo tan corto que puede provocarle la muerte, aún antes de que T. gondii complete su ciclo reproductivo. Ambos, Parásito y Hospedador mueren. Está relación Simbiótica se llama sinecrosis.
Parece que no queda otra. Hacia la sinecrosis vamos. Si no cambiamos el futuro es desalentador. Los chicos que vienen ya no tienen el recuerdo de haber visto a sus padres levantarse al alba para ir a trabajar de sol a sol como aquellos pioneros. Mas bien tendrán en sus mentes el recuerdo de sus padres haciendo la cola en el banco para cobrar un subsidio estatal. Bienvenida sinecrosis. Al menos no habrá un solo perdedor.
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