Guía práctica de respiración consciente para que estudiantes y docentes gestionen mejor las emociones
Daniel Fersztand brindó una charla en la Facultad de Odontología de la UNCUYO. Dijo que la respiración es una herramienta que puede colaborar para manejar la ansiedad y el estrés.
“Hay muchas maneras de manejar las emociones, la respiración es una de las herramientas que pueden ayudar", explicó Fersztand. Foto: Unidiversidad
Es una herramienta para manejar las emociones, para advertir el instante en que una piedrita comienza a rodar antes de convertirse en una avalancha imparable. Con esa premisa, Daniel Fersztand, brindó una charla teórico-práctica a estudiantes y docentes sobre respiración e inteligencia emocional en la Facultad de Odontología de la UNCUYO, con el objetivo de que conozcan y utilicen esta herramienta tanto en su vida universitaria como social, más aún en un momento complejo como el actual.
Fersztand, que enseña el método DeROSE y es autor del libro "Respiración e inteligencia emocional", compartió conceptos y ejercicios para entrenar ese acto automático de respirar que –aseguró– los seres humanos realizan entre 21 mil y 23 mil veces al día.
¿Cuál es la utilidad de entrenar la forma en que se realiza un acto natural y vital para la existencia? Fersztand respondió que es una herramienta que puede ayudar a entender cuándo se mueve la primera piedrita de la avalancha, a lidiar con los impulsos sin reprimirlos, a manejar la ansiedad, el nerviosismo, el estrés en el ámbito académico y en la vida cotidiana, en un momento social, político y económico complejo.
El instructor explicó que el ser humano tiene una capacidad pulmonar de cinco litros, aunque utiliza una décima parte. Foto: Unidiversidad
El motor de las emociones
Al inicio de la charla, Fersztand habló sobre las emociones, a las que ubicó fuera del terreno de la voluntad, por lo que aseguró que los seres humanos están a merced de una fuerza poderosa con la que –a veces– no saben lidiar, y comparó esta situación con conducir un auto de fórmula uno sin saber manejar. La raíz latina de la palabra –comentó– es emovere, es decir, mover algo, lo que representa un motor, una fuente de motivación que puede llevar a momentos felices y a otros que no lo son tanto.
El autor explicó que las emociones –cualesquiera sean– se reflejan en primera instancia en aspectos y cambios físicos, como modificaciones en la respiración (que se acelera o se ralentiza), en la aceleración de la frecuencia cardíaca o en la tensión o relajación muscular. Por eso, subrayó que la respiración es uno de los hilos conductores de esas emociones y que entrenarla, transformarla de una acción involuntaria e inconsciente a una voluntaria y consciente es una herramienta que puede ayudar a manejar mejor las emociones sin reprimirlas.
“Hay muchas maneras de manejar las emociones, la respiración es una de las herramientas que pueden ayudar. Ganar habilidad en el uso de este recurso, entrenarlo, hacerlo de forma voluntaria, comprender el impacto que tiene permitirá ampliar el poder de elección, de reacción. Es ganar terreno a lo involuntario”, expresó.
Fersztand invitó a estudiantes y docentes a realizar ejercicios prácticos. Foto: Unidiversidad
Dos botellas de agua
Luego de definir las emociones, Fersztand se centró en el proceso de respiración y en el mecanismo físico que se pone en juego cada vez que el cuerpo inhala y exhala. Dijo que el ser humano tiene una capacidad respiratoria de 5 litros, que ejemplificó colocando una botella vacía sobre cada uno de sus pulmones, y subrayó que, en promedio, solo se utiliza un décimo de esa capacidad.
El expositor se preguntó qué pasaría si se utilizara más capacidad, y se respondió que –entre otros aspectos– beneficiaría al crecimiento de las células, a la energía que el cuerpo necesita, porque comentó que no se trata solo de respirar oxígeno, sino de liberar dióxido de carbono. El instructor explicó cuáles son los músculos y los órganos que intervienen en el proceso de la respiración e hizo ejercicios prácticos para que el público advirtiera los movimientos del cuello, de los pectorales, de las costillas, del diafragma.
Fersztand detalló los distintos tipos de respiración que se pueden realizar, es decir alta, media o baja, teniendo en cuenta los órganos y músculos que se destacan. Dijo que, en muchos casos, las emociones producen una u otra forma de respiración y comentó que es beneficioso ejercitar una respiración completa, en la que se involucra desde el abdomen hasta la parte superior del pecho.
El expositor también habló sobre la relación de la respiración con el sistema nervioso central y explicó las diferencias entre lo voluntario (simpático) y lo involuntario o autónomo (parasimpático). Dijo que, como el ser humana vive actualmente en permanente estado de alerta, la parte voluntaria, la que determina la respuesta ante un peligro real o ficticio, está sobreestimulada, lo que produce un desequilibrio con la voluntaria, relacionada con el aquietamiento.
El último concepto que planteó el autor fue el de inteligencia emocional, y citó a los primeros profesionales estadounidenses que plantearon la idea: Howard Gardner, psicólogo e investigador de la Universidad de Harvard, que elaboró la teoría de las inteligencias múltiples, y Daniel Goleman, psicólogo y escritor que planteó la necesidad de entrenar las habilidades blandas. Este último profesional –comentó– aseguró que una persona puede ser excelente en la parte técnica de su saber, pero que si no puede relacionarse con el entorno (exterior) y con su propio ser (interior), le será difícil lograr resultados en las metas que se proponga.
El expositor dio un ejemplo al estudiantado sobre la importancia de estas habilidades. Dijo que, cuando deben rendir, los resultados no solo dependen de cuánto estudiaron, sino de una serie de factores relacionados con ese momento de tensión en que se ponen en juego otras habilidades para enfrentar el instante en que serán evaluados.
La respiración cuadrada es uno de los ejercicios que explicó el instructor. Imagen: Universidad Autónoma de México #UAEMéx
Guía práctica
La última parte de la charla fue pura práctica. Fersztand hizo parar a los presentes, reconocer los músculos que se ponen en juego al respirar, y explicó cómo se puede aumentar la capacidad y dio ejercicios de inhalación y exhalación. Estas fueron algunas de sus recomendaciones:
- Capacidad pulmonar: el instructor dijo que la clave para aumentar la capacidad pulmonar no es inhalar más, sino, por el contrario exhalar, es decir vaciar todo lo que se puedan los pulmones, porque eso permitirá que ingrese más aire;
- Respiración nasal: el expositor recomendó inspirar e exhalar por la nariz, salvo ejercicios específicos, porque la mucosa que recubre las fosas nasales permite que el aire ingrese más limpio, más húmedo y cálido que si se respira por la boca;
- Respiración consciente: el instructor explicó los beneficios de poner atención en el proceso de la inhalación y la exhalación. Esta respiración consciente, en la que se vacían al máximo los pulmones, siempre por la nariz, dijo que ayudará a que las personas puedan dilucidar el inicio de lo que ejemplificó como una avalancha emocional;
- Entrenar ritmos respiratorios: Fersztand compartió un ejercicio denominado "respiración cuadrada", en el que se unifican los mismos tiempos de inhalación, exhalación y retención del aire. Dijo que, cuando la retención se realiza con los pulmones llenos de aire, esto puede producir fuerza y energía, mientras que cuando se produce con pulmones vacíos, genera calma.
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