La violencia de género es un problema que necesita una acción del Estado en todos los niveles, de manera clara, presente y efectiva. Es también una situación que se aborda con mayor éxito cuando se lo hace en red y con unidad de criterio. Todos estos aspectos se ven plasmados en la flamante "Guía para la prevención y detección de la violencia de género para organizaciones sociales", presentada a fines de noviembre, en el marco de la conmemoración del Día de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, en el Centro Cultural Le Parc, en un acto que contó con palabras de quienes participaron en su creación, lecturas poéticas alusivas y el cierre musical a cargo de Alejandra Bermejillo.

El Programa de Inclusión Social "Gustavo Andrés Kent", del Área de Políticas Públicas de la UNCUYO, se vinculó con el Área de Equidad, Género y Diversidad de la Dirección de Desarrollo Social del Municipio de Guaymallén para trabajar en esta forma de violencia que se cobra la vida de una mujer cada 35 horas en nuestro país, a veces también las de sus hijos e hijas, y deja habitualmente un marco de orfandad en la vida de cientos de niños y niñas. El representante universitario en en esta tarea, el secretario de Relaciones Institucionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Javier Díaz Araujo, explicó que la voluntad de la gestión de Arturo Somoza y José Rodríguez estaba dirigida a orientar la universidad hacia afuera, a vincularse con la ciudadanía y estar donde se la necesitara. Expresó primero su admiración y gratitud para con el grupo que trabajó en el tema: "Respecto de la gente del municipio, qué decir del equipo. Es impresionante la capacidad de trabajo de Euge (Eugenia Peiretti). Agradezco también al resto del equipo y a la Gaby (Gabriela Perrota), que hace que el municipio tenga un refugio para mujeres, que todos los compañeros siempre estemos atentos. Al compañero Pablo Gareca, que hace que todo esto sea institucionalmente posible. Es un compañero que luchó en la calle en los 90 y ahora es funcionario en un municipio, sin perder ni una convicción. Yo no soy experto en género pero la gente de Gendercit sí lo es, y apareció en el momento justo para hacer un control epistemológico y conceptual de la guía. Agradezco su trabajo por hacer que los estudios de género estén vigentes en la Universidad".

Luego, Díaz Araujo definió su postura sobre la violencia de género y la importancia de un trabajo articulado entre las bases sociales y el Estado en todos sus niveles: "No soy un especialista en temas de género, ayudé a gestionar el proyecto, porque durante mucho tiempo el tema estuvo institucionalmente invisibilizado. Me llama la atención cómo, por suerte, se convirtió en un tema de preocupación social y también política, y se crearon leyes e instituciones que buscan solucionar el problema. Hay que agradecer a las mujeres que vienen luchando para visibilizarlo, incluso poniendo en juego sus vidas, y eso no debe perderse de vista cuando se institucionaliza la lucha. Pero cuando esos temas se vuelven de la agenda pública, se pueden dar instrumentos para actuar sobre ellos. Y las personas que posibilitaron esto son Cristina y Néstor Kirchner. Un Estado presente, inteligente y activo es el que es capaz de embarrarse todo lo necesario para sacar a una mujer de una situación de violencia. La parte que el Estado no ha podido resolver en la violencia de género es la de la justicia, que se debe una reflexión hacia adentro y mayor celeridad. Detrás de cada denuncia que no se toma o no se lleva adecuadamente, hay una mujer potencialmente muerta, víctima de esa violencia. Esta lucha, que incorpora al Estado a la problemática, no termina, porque hay militantes que la hacen carne y la hacen derechos, y debemos vigilar por la vigencia de esa política. Los gobiernos terminan pero las políticas deben mantenerse en el tiempo y profundizarse, y los jueces y juezas no están a la altura de las circunstancias". Finalmente, convocó a mantener la lucha contra esta inequidad más allá de los gobiernos: "Cuando la sociedad se organiza, los cambios se producen. No perdamos de vista nuestros objetivos. Donde sea que estemos el día de mañana, sigamos juntos, luchando por estos objetivos".

El director de Desarrollo Social de la Municipalidad de Guaymallén, Pablo Gareca, hizo hincapié en el rol de las organizaciones sociales en el desarrollo del proyecto, a la par de las autoridades provinciales y municipales que articularon esfuerzos y a los y las pasantes que trabajaron en la guía, y explicó la importancia de su confección: "Hay 30 mujeres por semana que se acercan a la Dirección de Desarrollo Social, que trabajan con el equipo interdisciplinario. Para nosotros, la violencia de género va de la mano con la violencia familiar, porque en esos casos también hay violencia hacia los chicos. Por eso buscamos construir una herramienta que sirviera a las organizaciones, que forman una gran red en el municipio, aunque no está formalmente constituida, para trabajar en los barrios. Todo esto hace unos años parecía ser privado y hoy, desde las políticas públicas basadas en un paradigma de protección de derechos, por el que hablar de derechos humanos es hablar de su protección concreta,  el Estado se metió en los hogares de los argentinos. Para eso se crean en todo el territorio nacional las direcciones y áreas orientadas a la protección de las mujeres y los niños".

La guía, paso a paso

El cuadernillo “Guía para la prevención y detección de la violencia de género para organizaciones sociales” consta de 68 páginas y un CD para profundizar la información. Fue elaborada por el Área de Equidad, Género y Diversidad de la Dirección de Desarrollo Social, dependiente de la Municipalidad de Guaymallén, con la colaboración del Programa de Inclusión e Igualdad de Oportunidades de la UNCUYO y el apoyo conceptual de Gendercit. Está destinada a las organizaciones territoriales del departamento que quieran avanzar en la prevención de este tipo de violencia o necesiten herramientas para actuar en situaciones detectadas.

En la primera parte, “La cuestión de género”, la guía aporta definiciones consensuadas sobre sexo y género, y pone en debate los estereotipos y roles de género que legitiman las desigualdades.

El capítulo “Violencia de género-detección” define tipos y modalidades, tal como se los reconoce y describe en el texto de la Ley 26485. Señala también algunos de los mitos que se sostienen en el conjunto de la sociedad y en cada mujer atrapada en el ciclo de la violencia de género, especialmente la que ocurre en el ámbito doméstico, y que perpetúan y legitiman el maltrato. Propone también una serie de actividades que permitan reflexionar sobre estas falsas creencias y reconocer las señales de la violencia allí donde aparezcan.

La propuesta más novedosa de la guía es el capítulo “Caminando hacia una sociedad igualitaria”. En su primera parte aborda el papel de los roles de género en la construcción de la masculinidad y aporta ideas para que en los talleres se trabaje sobre nuevas masculinidades, despegadas del maltrato y de las actitudes de superioridad como deberes de género. A continuación, describe los pasos a seguir en casos concretos para denunciar, prevenir y detener la violencia ejercida sobre las mujeres.

La última parte es un compendio de direcciones y teléfonos útiles que dan a la guía una importancia más allá de los límites del municipio, ya que brinda información sobre recursos existentes en toda la provincia y a nivel nacional para conseguir asesoramiento y radicar denuncias.