Resulta indispensable intentar describir, a grandes rasgos, el exitoso presente del subcampeón del Fútbol Argentino, Godoy Cruz. A lo largo del campeonato, dos entrenadores dirigieron el equipo que se ganó el aplauso futbolístico nacional (principalmente en el último tramo), aunque fue uno el que, faltando algunas fechas, logró pegarle un sacudón al Boca de Guillermo Barros Schelotto, puntero indiscutido por más de 500 días en el certamen local.

Los protagonistas de esta historia y quienes pelaron el cuero y sudaron la casaca bodeguera fueron los jugadores. Unos se destacaron más que otros, pero eso no quitó la perfecta y mancomunada cohesión que existió en ese equipo, donde todos fueron piezas de un rompecabezas (nunca fácil de armar) completo. El goleador de la competición, con 17 tantos, fue Santiago García, que en su momento fue rechazado por Talleres de Córdoba, pero fue atraído por la visión, pocas veces errada, del mánager del Expreso, Daniel Oldrá.

El primer técnico fue Mauricio Larriera, distinguido entrenador uruguayo y galardonado como el mejor director técnico de Uruguay en 2014. Dirigió 12 partidos y sacó 20 puntos, con 6 victorias, 2 empates y 4 derrotas, con un 60 % de efectividad. Finalizado el primer tramo del torneo, presentó su renuncia tras, según argumentó el, haber fracasado en las metas impuestas.

La dirigencia del Tomba, a la hora de buscar reemplazante, miró para adentro. Un entrenador de la reserva, llegado de la mano de Bernardi, tomó las riendas. Él es Diego Dabove. Eran pocos los optimistas con este técnico y nadie se imaginaba que iba a quedar tan arraigado en los corazones bodegueros, ya que no había sido entrenador de Primera División anteriormente, salvo como interino de Lanús y en una sola ocasión, en 2003.

Dirigió 15 partidos en el conjunto de Mendoza, con 11 victorias, 3 empates y solo 1 derrota en su haber. Su efectividad es lo más destacable, del 80 %. Consiguió 36 puntos y logró algunas rachas históricas, como 6 partidos consecutivos de manera victoriosa y 10 sin conocer la derrota.

La parcialidad tombina y los amantes del buen fútbol difícilmente olvidarán esta campaña histórica, plagada de garra y corazón. Será complicado en el futuro, al recordar este momento, no acordarse del Paraguayo Viera, del Turco Angileri, de Angelito González, de Pol Fernández y del Morro, entre otros, como también de Diego Dabove, siempre de perfil bajo, trabajador incansable y minucioso de los detalles.

Godoy Cruz ha hecho historia en el fútbol mendocino y en el fútbol del interior, y nos ha regalado la ilusión de pelearles a los grandes de la Argentina de igual a igual. No debe ceder en esta búsqueda incansable de la gloria, no debe conformarse. ¡Salud, Tomba!