El Gobierno nacional busca una reforma integral de la ley contra la violencia de género

Sociedad

En este sentido y con la intención de darle voz, imagen y análisis a la situación de maltrato y violencia que padecen millones de mujeres en el mundo, Eramus Mundus  inició, allá por 2006, Gemma, un programa conjunto en el estudio de las Mujeres y de Género.

“GEMMA es una aula súper variada en cuanto a la procedencia de culturas, idiomas y tradición. Creo que esta diversidad puede ayudar a encontrar una solución a  la violencia y desigualdad de género. Creo que la solución puede provenir desde la diversidad de miradas, desde la realidad que le toca a cada una vivir, encontrando los puntos a favor, pero también reconociendo las diferencias de cada uno en cuanto a los lugares de los que provenimos”,  manifestó Michaut.

Respecto de los objetivos del programa, la abogada sostuvo que se busca fomentar el intercambio entre países y atraer estudiantes hacia Europa.

“Erasmus Mundus tiene una gran cantidad de ofertas de maestrías casi en todas las temáticas y ramas profesionales. Mi maestría de Género y Mujeres es única en su categoría, ya que estudia temáticas de género. Si bien el programa está destinado a la obtención de una maestría, puede volcarse a un nivel mucho más educativo o académico, más orientado hacia la investigación como hacia un perfil profesional, si se lo desea. Siento que ofrece una gran oportunidad a millones de egresados y egresadas en todo el mundo”, afirmó.

Problemáticas de aquí y de allá

En su experiencia en España, Puerto Michaut encontró lo que consideró un motivo de orgullo y es que, en temas de mujeres, géneros y diversidades, Argentina está muy avanzada en lo referido a legislación y concienciación. Aseguró que aquí hay debates saldados con cierto consenso que en otros lugares del mundo todavía no se dan. 

Sin embargo –y a propósito de la legalización del aborto–, remarcó la necesidad de trabajar en la sensibilización social sobre estas temáticas, ya que las normativas son necesarias, pero no suficientes. Sirven como punto de partida, pero lo necesario es "internalizar esos derechos" para que nadie pueda transformarse en un obstáculo en su efectivización.

"La cultura, los pensamientos, la propia ideología, la manera de ver el mundo y la concepción que se tiene sobre cómo son las mujeres, cómo tienen que ser sus cuerpos y cuál es el control que se tiene que establecer sobre ellas realmente constituyen barreras para lograr el efectivo reconocimiento de nuestros derechos", manifestó. 

Reconoció la visión interseccional como "una de las grandes características que tiene este feminismo del siglo XXI", es decir, la posibilidad de entralazar la categoría "mujer" con la etnia, la religión, la clase social, la identidad de género, etc. Finalmente, rescató el resultado de la visibilización de los femicidios, tanto en España como en Argentina: "Tomar conciencia sobre cómo era que vivíamos nosotras hacia adentro de nuestras casas, de nuestras relaciones, para realmente entender estos desencadenantes de violencias más extremas".