Gavilanes, halcones y lechuzas de campanario: cuál es el rol de las aves rapaces en la ciudad
Agustín Zarco, doctor en Ciencias Biológicas del Conicet, explicó la importancia y función de estos animales en el ecosistema urbano de Mendoza. Buscan generar conciencia sobre estas aves e instalar “cajas nido” para su reproducción en la provincia.
Halcones, gavilanes y, ahora, lechuzas de campanario: cuál es el rol de las las aves rapaces en la ciudad
Halcones, águilas, gavilanes y lechuzas de campanario son algunas de las más de 10 especies de aves rapaces protegidas por la Ley de Fauna Silvestre que surcan los cielos de Mendoza. Aunque están en todo el territorio provincial y desempeñan un rol crucial en los ecosistemas como eficaces consumidoras de roedores y controladoras de plagas –lo que las convierte en animales útiles para el ser humano por su rol ecológico profiláctico–, muchas veces pasan desapercibidas, tanto en ambientes naturales como en ciudades.
Por eso, un equipo científico del Conicet, estudiantes de la UNCUYO y personal de la Subsecretaría de Ambiente de la comuna capitalina apunta a concientizar sobre el rol de esta aves en la urbe mendocina y a colocar “cajas nido” o refugios para la reproducción de las lechuzas de campanario y de las demás aves rapaces, con el objetivo de que habiten la ciudad como un lugar apto para su estilo de vida. Para entender esta iniciativa, sus beneficios, el papel de estas aves en espacios de Mendoza y su importancia, Unidiversidad dialogó con Agustín Zarco, doctor en Ciencias Biológicas del Conicet.
“El rol de estas aves es fundamental, no solo para el medio ambiente, sino también para las ciudades como Mendoza. Ahora bien, acá lo importante es cómo interpretamos al animal. Si nosotros lo interpretamos como un animal que solo cumple un servicio ambiental, obviamente lo primero que se nos viene a la mente es el control de plagas, como las palomas en el caso del gavilán mixto. Es importante recordar que cuanta más diversidad tenemos, cuanta mayor diversidad de especies tenemos en un ambiente, hay menor probabilidad de que algunas especies exploten poblacionalmente. Me refiero a que crezcan, se generen o se transmitan enfermedades o epidemias. Pero, además, cumplen una función cultural y de contemplación. Cada vez hay más personas que disfrutan de ver aves nativas en las ciudades, que valoran más las historias y los relatos asociados a la fauna. Los 'servicios' que nos brindan son muy extensos y no se restringen solo al beneficio directo", indicó Zarco.
Gavilán mixto, un rapaz urbano controlador de plagas. Foto: Los Andes
Otros puntos que remarcó el doctor en Ciencias Biológicas del Conicet es que águilas, gavilanes, halcones y lechuzas tienen un gran poder de adaptación a la ciudad, lo que favorece su proliferación. En esto ayudan los grandes edificios y el arbolado para su anidación.
“Son aves nativas de la Argentina como de Mendoza. No son introducidas. Llegaron por sus propios medios y su población ha ido en aumento. ¿Por qué? Porque han encontrado un hábitat adecuado, con disponibilidad de los más variados alimentos: roedores, palomas, insectos, desperdicios y demás. Son animales que se adaptaron y se adaptan muy bien a las características que les brinda la ciudad como, por ejemplo, temperatura, clima, refugio, grandes arbolados, entre otros”, detalló Zarco. Además, afirmó que, de a poco, son cada vez más las especies de otras aves rapaces que se acercan a los centro urbanos de Mendoza.
Zarco indicó que el caso del gavilán mixto es paradigmático, pero presente en todo el territorio provincial. "Después, por ejemplo, en las ciudades, hemos podido comprobar la presencia de otros rapaces que, de manera progresiva, se han ido adaptando e instalando. El halcón peregrino es uno de ellos. De hecho, en pleno centro de Mendoza hay una pareja de peregrinos que de vez en cuando caza alguna que otra paloma. A eso le sumamos halcones plomizos, halcones colorados; cada tanto aparecen águilas moras o incluso hay aguiluchos comunes. Son animales que, de a poquito, están encontrando cierto lugar donde pueden anidar, donde tienen alimento y demás. A su vez, como cada vez se los molesta o se los caza menos, porque está mal visto matar a un ave, y hay más conciencia ambiental, se terminan acercando a estos ambientes urbanos”, remarcó.
Halcón peregrino, otra ave rapaz que se adaptó a la urbe mendocina. Foto: Los Andes
El trabajo de atraer aves y combatir plagas
Con el fin de concientizar sobre la importancia de estas aves rapaces de ciudad y combatir la población de roedores y otras plagas en la ciudad, científicos del Conicet, estudiantes de la UNCUYO y personal de la Subsecretaría de Ambiente de la Capital apuntan a la colocación de “cajas nido” o refugios de madera para la reproducción de estas especies, a las que ahora se les suman las lechuzas de campanario. La premisa del proyecto, detalló Zarco, es atraer a las aves a la ciudad, como a la lechuza de campanario, que por la urbanización se ha ido desplazando. De hecho, el biólogo sostuvo que, basándose en investigaciones realizadas en otros países, entienden que ese objetivo es posible.
“Investigando, hemos encontrado trabajos realizados en otros países que idearon cómo hacer que estos animales vuelvan a estar en la ciudad y a brindar estos servicios de control de roedores, y también su servicio cultural. Son animales muy carismáticos, son realmente hermosos”, detalló.
Cajas nido o refugios de madera para la reproducción de las aves rapaces. Foto: Conicet
Con este objetivo, les ofrecen un ambiente acorde para que puedan hacer sus nidos a través de cajas que les permiten dormir y reproducirse. Hay dos modelos: casas alpinas y otras cuadradas, que tienen un orificio en la parte superior, por donde se mete la lechuza, y una puerta abajo, que se abre y se cierra para ver si tienen pichones y cómo se están alimentando.
“La lechuza de campanario, que es con la que estamos trabajando hoy, es un animal que en la naturaleza nidifica en el hueco de un árbol, en una cueva o en una montaña. Entonces, lo que nosotros hacemos son cajas nido. Son unas cajas de madera con medidas muy particulares que son colocadas en lugares estratégicos”, señaló el investigador.
De esta forma, esperan que la población de los emplumados, que ya existen en la ciudad, aumente. “Se ven cuando uno camina de noche y, si se presta atención, se ven volando. Son como una gran sombra blanca“, aseguró.
Gavilán mixto en pleno vuelo por la ciudad con una paloma en sus garras. Foto: MDZ
Cómo será el monitoreo de las cajas nido
El grupo de especialistas verificará cada cierto período si las cajas están ocupadas. Una vez que lo estén, se seguirá la reproducción, es decir, si ponen huevos y cómo van creciendo los pichones.
“Vamos a ir estudiando de qué se alimentan y si son controladores de roedores que transmiten enfermedades. Las lechuzas, al igual que la mayoría de los rapaces, regurgitan todos los alimentos que no pueden digerir, por ejemplo, los pelos y los huesos. Ese bolo se denomina egagrópila y es el que nosotros analizamos, viendo los huesos y las características craneales”, explicó Zarco.
Por otra parte, interesados e interesadas en conocer más sobre las más de 10 especies de rapaces que existen en Mendoza, pero en especial el proyecto del Conicet y sus cajas nido para las lechuzas de campanario, pueden hacerlo visitando la página de Instagram @estudioyconservaciondelechuzas.
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