Más de 1,2 millones de contribuyentes dejarán de pagar el impuesto a las ganancias, si se aprueba el proyecto presentado por el oficialismo, vía Sergio Massa, el viernes pasado. Para todos ellos significará más plata en el bolsillo; para el Estado, $ 40 mil millones menos en sus arcas cada año. La medida fue elogiada por la mayoría de los frentes políticos, incluida gran parte de la oposición. ¿Qué se busca con este proyecto y cómo podría impactar en la economía?

El objetivo es que el Estado resigne esos ingresos y que por ende la ciudadanía disponga de más dinero para el consumo, en un año en el que, de acuerdo al Presupuesto 2021, se espera un crecimiento del 5,5 %. Esto, para el economista Carlos Rojo Font, significa que el momento es propicio para una medida de este tipo: “Cuando se está en un contexto de crecimiento, como el que se espera para 2021, ese costo fiscal no es tan fuerte porque en definitiva se va a recuperar con la recaudación de otros impuestos, como IVA”.

Ganancias: qué es, quiénes pagan y cuánto

El Impuesto a las Ganancias es un tributo que, en el caso del sector de empleados, se calcula anualmente sobre sus ingresos, pero las y los trabajadores lo ven descontado de su sueldo cada mes. Ese dinero es abonado por el empleador al Estado una vez por año. “Es parte de la lógica de que no se haga tan pesado un pago único para un empleado a fin de año”, comentó Rojo Font a Unidiversidad.

Fue instaurado por el gobierno del presidente de facto José Félix Uriburu, en 1932, pero comenzó a ser aplicado a trabajadores en relación de dependencia en 1973, durante el último mandato de Juan Domingo Perón. Actualmente, lo paga el 25,6 % del total de empleados.

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El proyecto que presentó Sergio Massa en la Cámara de Diputados plantea subir el piso de quienes pagan este impuesto a los $ 150 mil. Esta cifra aplicaría tanto para trabajadores como para personas que cobran jubilaciones que superan las 8 remuneraciones mínimas (cálculo que redunda en unos $ 152 mil).

Al día de hoy, más allá de esa iniciativa que se tratará en sesiones extraordinarias, una persona soltera que gana $ 74810 paga entre $ 2500 y $ 3000 al mes de Ganancias, sin tener en cuenta algunas deducciones que pueden reducir esa cifra. Una persona casada con 2 hijos, en cambio, empieza a pagar el impuesto a partir de los $ 98963. Para ello, se maneja una escala que dicta que, a medida que suben los ingresos, sube el porcentaje que tributan. Eso lo hace ser un impuesto progresivo.

Un tributo que volvería a alcanzar a quienes deben pagarlo

La dinámica de Argentina, con su altísima inflación y salarios que en la mayor parte de los casos terminan perdiendo poder adquisitivo pese a las paritarias, hizo que con el correr de los años cada vez más personas se hayan visto alcanzadas por este impuesto. 

“Hoy estamos hablando de que una canasta básica es de $ 55 mil pesos. O sea, $ 75 mil pesos no es mucha plata, pero a lo mejor sí lo era en el momento en el que se impuso ese mínimo no imponible”, ejemplificó la economista Carina Farah, también consultada por Unidiversidad. ¿Tiene lógica, entonces, que esas personas sean alcanzadas por el impuesto?

Basta consultar los números para advertir cómo se fue ampliando el universo de trabajadores que pagan Ganancias. Hasta el año 2011, aproximadamente el 10 % del total de los empleados en relación de dependencia era alcanzado por este tributo. Este año ya son el 25,6 % del total quienes lo hacen. 

Foto ilustrativa: Pixabay.

De aprobarse el proyecto que sube el piso a $ 150 mil, 63,4 % de quienes pagan Ganancias ya no lo harán. En Mendoza, hoy lo pagan 70 mil personas y dejarían de hacerlo 45500. De esta forma, se volverá a un porcentaje de aproximadamente 10 % del total de empleados en relación de dependencia que paguen este tributo, similar al promedio histórico.

Para ambos profesionales consultados, es una medida justa debido a que se corresponde con el propósito original del Impuesto a las Ganancias. “Me parece que vuelve otra vez al espíritu que tiene este impuesto, que es ser un impuesto progresivo en la redistribución de la renta, o sea que paguen más quienes más ganancias tienen”, sostuvo Farah.

Rojo Font, además, hizo énfasis en que el proyecto está pensado para que el costo fiscal sea “neutro”. Esto es, que los recursos que resigna el Estado al cobrar menos impuestos fomenten el consumo. Y que, gracias a eso, se reactive la economía y el Estado pueda percibir esos montos por otros lados, empezando por el IVA.

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Por otro lado, el especialista aseguró que a nivel internacional la media de trabajadores en relación de dependencia que paga Ganancias es el 10 %, por lo que Argentina volvería a estar en niveles similares al resto del mundo.  

“Creo que era el momento (de hacer estos cambios). En 4 años de gestión, no sabes cuándo te va a crecer la economía. En 2021 es muy probable que crezca, salvo que haya otro problema con la pandemia”, concluyó Rojo Font.

“Seguramente el dinero se va a ir al consumo -opinó Farah-. En eso creo que el proyecto está bien y que el Estado puede más o menos recomponer. Incluso te diría, con los multiplicadores que tiene el consumo, se puede hasta terminar recaudando más”. 

Pese a eso, en la visión de la economista, faltan políticas que fomenten la producción. Esto debido a que, según argumentó, podría aumentar la demanda a un punto en que la producción no alcance a abastecerla, lo que redundaría en subas de precios.

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