Terminado el Tercer Juicio por Crímenes contra la Humanidad Mendoza, el abogado Pablo Salinas, profesor especializado en Derechos Humanos y representante de la querella, opina sobre la significación del proceso histórico y el peso de las condenas.
"A siete genocidas los condenaron a perpetua y cinco ya están en la cárcel", titula un medio mendocino. Ese título parece algo increíble, algo imposible hace unos pocos años en esta provincia.
El plan criminal consistió, como lo digo en mi libro
La Aplicación de la Tortura en la Argentina, en no entregar los cadáveres de nuestros compañeros para resultar acusados de privación ilegal de libertad y con esto mantenerse libres durante el proceso penal, beneficio y privilegio que cualquier acusado de un delito común no tiene (contrariamente a lo que piensan los cultores de la mano dura). Una persona acusada de un delito común espera el juicio preso y si resulta absuelto, recupera la libertad. Los genocidas y los partícipes del genocidio llegaron a juicio libres y fueron detenidos ayer con la sentencia, en un acto histórico para la provincia.
El plan criminal funcionó hasta ayer para diez represores y se quedaron sin este beneficio Aldo Bruno, Ricardo Miranda, Armando Fernández, Fernando Morellatto y Juan Garibotte. Fueron detenidos finalmente y se cayó el plan criminal de la impunidad de los represores.
Cumplen prisión domiciliaria Paulino Furió, Ramón Puebla, Juan Oyarzábal, Alcides Francisca y Dardo Migno, pero pronto recurriremos la misma porque la gravedad de los delitos cometidos impiden que sigan gozando de este beneficio.
La justicia demoró 37 años en llegar. Primero tuvimos que remover a la cúpula de la justicia federal de Mendoza (juicio de destitución previo) para poder avanzar en los juicios y llegar a las condenas.
La indignación de organismos, abogados querellantes y familiares era evidente en todos estos meses de juicio donde los represores llegaban libres a sentarse en el banquillo de los acusados; la indignación porque el plan criminal seguía funcionando.
Pero llegó a su fin y fueron presos, y fueron condenados y el medio local titula "Siete genocidas", y pasamos de represores a genocidas porque el fallo establece que todos estos crímenes se cometieron en el contexto de crimen internacional de "genocidio".
Repasando: diez represores fueron condenados por crímenes contra la humanidad en el contexto del crimen internacional de genocidio. Los diez cumplen prisión, cinco en la cárcel desde ayer y cinco en sus casas. Se agregó la figura de "asociación ilícita" a todos los casos. Se los condenó a la mayoría, excepto a tres, por homicidio agravado por tres incisos: concurso premeditado, alevosía y para asegurar la impunidad. Se respetaron todas sus garantías y el derecho de defensa y se garantizó que tuvieran acceso a todas las pruebas y a todos los documentos.
Mendoza entra así en la historia al tener 25 represores presos y al sumarse a la calificación de genocidio, que recientemente fue incorporada en la causa “Circuito Camps” y que ahora se empieza a imponer.
Que faltan muchas cosas, es cierto, pero que se ha conseguido mucho y que lo que se consiguió era impensable en Mendoza y en Argentina, también lo es. Por los compañeros que hoy viven en nosotros, por otra Argentina y otra Mendoza y para que nadie olvide lo que sucedió para hacer efectivo en los hechos el "Nunca más", decimos que esta sentencia es un hito histórico y se vienen más juicios en la provincia y en el país. "Arderá la memoria hasta que todo sea como soñamos", decía el Poeta Paco Urondo y así será.
Hasta la victoria siempre, queridos compañeros, acá estamos luchando para que se haga justicia.