Por razones de bolsillo o simplemente por costumbre, fotocopiar libros se volvió un hábito más para estudiar y/o acceder a un texto para la lectura. Sin embargo, la ley prohíbe la práctica, aunque pocos lo saben. El debate volvió a abrirse esta semana a partir de la denuncia de una editorial independiente de Mendoza que vio a personal de una fotocopiadora vender las fotocopias del libro que estaban a punto de presentar en una escuela de Ciudad.

Fabiola Pruletti, diseñadora de Bambalí Ediciones, detalló que en la mañana del lunes 18 asistió gente de la editorial a un colegio privado de Ciudad para la presentación de uno de los libros de texto pedidos por los docentes. Sin embargo, en la entrada de la institución, se encontraron con una situación obscena: una mujer vendía la misma obra literaria, pero fotocopiada en cuadernillo a la mitad de precio. Al parecer, los padres coordinaron con una fotocopiadora para que reprodujeran en blanco y negro los libros y los vendieran a menor precio a toda la comunidad educativa.

"Los padres quieren que los chicos lean libros y amen la lectura, pero después les compran fotocopias", resumió la artista respecto a la "contradicción" que existe entre los adultos. "Es un gran perjuicio, tanto para los autores como para los chicos", indicó. Vale destacar que los autores pagan a la Agencia Argentina de ISBN, administrada por la Cámara Argentina del Libro, para registrar su obra literaria.

Generalmente suele caerse en el error de ignorar la cadena de personas que trabajan en el proceso de un libro. En el caso del texto que llevaron a la escuela, Lo que no ves no es, de Chanti y María Luz Malamud, que puede conseguirse a $ 190 en las librerías de Mendoza, los autores se dejan el 10 % del ejemplar vendido, mientras que entre el 35 y el 55 % se lo queda la librería –dependiendo de cuál sea–. El resto se reparte entre editores, diseñadores, correctores, personal de la imprenta y de distribución.

Otro caso que puntualizó Pruletti es que muchas veces los padres y los niños desconocen que siempre hay ejemplares de los textos solicitados por los docentes disponibles en las bibliotecas de los establecimientos educativos, a los que pueden acceder para el uso personal. “Nosotros intentamos educar a los chicos en el buen hábito de lectura, que sean partícipes de lo que significa”, resaltó la diseñadora de Bambalí Ediciones, que agregó que organizan diversas actividades junto a los autores de los libros publicados, como la lectura oral y grupal.

Qué dice la ley

Queda preguntarse qué dice la legislación vigente acerca de los derechos de reproducción de los libros. Sacar fotocopias está totalmente prohibido por el artículo 72 de la Ley 11723 de Régimen de la Propiedad Intelectual. Sin embargo, para muchas personas fotocopiar es la única opción para estudiar y/o acceder a algún texto.

La normativa establece que se penalizará a quien “edite, venda o reproduzca por cualquier medio o instrumento, una obra inédita o publicada sin autorización de su autor, edite o reproduzca mayor número de los ejemplares debidamente autorizados y que importe las copias ilegales con miras a su distribución al público”.

El delito, que tiene una pena de un mes a seis años en prisión, cuenta como defraudación y estafa (artículo 172 del Código Penal). El juez puede establecer indemnizaciones o multas, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, como puede ser el costo del libro, la cantidad de ejemplares reproducidos o la ganancia ilícitamente obtenida.