A más de un mes del aislamiento obligatorio, parece haber llegado el momento de preguntarse por el estado anímico de los más chicos. Es que el hecho de no ser parte del segmento más afectado por el COVID-19 no quita que puedan sufrir las consecuencias de la pandemia. Por eso, el Gobierno está analizando establecer salidas programadas de niños y niñas para aplacar los efectos negativos del encierro. La psicóloga Beatriz Goldberg, en diálogo con Unidiversidad, defendió esta posibilidad de flexibilización, sobre todo para los menores de 10 años, porque no entienden los que sucede, no tienen el control del tiempo que tienen los adultos y sienten el aislamiento como una "cárcel".

El presidente Alberto Fernández, tras reunirse con el comité de expertos, decidió extender la cuarentena obligatoria hasta el 10 de mayo inclusive. Esta nueva fase de aislamiento será más flexible en algunas provincias y localidades sin circulación de virus, aunque con las previsiones necesarias. Una de las cuestiones que analiza el Ejecutivo es establecer salidas recreativas, no deportivas, para los niños y niñas.

Al respecto, Goldberg comentó que durante todo este tiempo de cuarentena, se viene hablando de los derechos de los adultos mayores porque son los que están en mayor riesgo de contagio, pero no se habla de los derechos de libertad de los niños. La especialista defendió esta posibilidad sobre todo para los chicos y chicas menores de 10 años, ya que los adolescentes están acostumbrados a la virtualidad, pese a que el mensaje de padres, madres y profesionales siempre ha sido que reduzcan el tiempo frente a las pantallas. 

“Los niños ahora ven todo de manera virtual, pero deben tener contacto con el mundo. Al principio, lo bueno fue que tuvieron más tiempo y contacto con los padres, pero ya pasaron más de 35 días y es momento de poder salir sin dejar de tomar los recaudos necesarios. No se puede estar encerrado tanto tiempo como en una cárcel, los chicos lo sienten así", afirmó la psicóloga y escritora.

Goldberg explicó cómo impacta en los chicos la transformación de la vida cotidiana que provocó la pandemia. “Los niños más chicos no tienen control del tiempo, no entienden por qué nunca van a ver a nadie. Los tiempos para los chicos son muy largos e intensos. A ellos no les afecta si abren o no los bancos, por ejemplo; en cambio, salir les hará sentir que algo bueno va a venir, una esperanza de que volveremos a la normalidad”.

Fernández extenderá la cuarentena obligatoria hasta el 10 de mayo

Alberto Fernández repitió el mismo procedimiento científico de las últimas cuatro semanas y a continuación tomó la decisión política de extender la cuarentena obligatoria hasta el 10 de mayo inclusive para evitar que el COVID-19 multiplique las cifras de contagiados y de muertos en toda la Argentina.

Sobre la manera en la que se deberían aplicar estos permisos durante la cuarentena, Goldberg afirmó: “La sociedad está bastante entrenada en estos días. Las personas guardan mucha distancia entre sí en la calle. Los chicos podrían salir de forma ordenada, guiados por los padres, sin tocar nada en las plazas, salir con un pequeño autito o monopatín. Los chicos estarán felices de poder caminar por la calle, al aire libre y al sol”.

La especialista opinó que estas salidas ayudarán a la salud mental tanto de los chicos como de los padres, ya que esta puede alterar lo físico y generar problemas del corazón, insomnio, gastritis o depresión: “Las enfermedad psicosomáticas alteran y enferman, hay personas que tienen que ver a alguien porque, si no, tienen taquicardias. Los padres pueden sentir angustia por sus hijos, por no poder darles otros gustos, y ambos pueden padecer problemas para dormir”.

Medidas y recomendaciones para evitar el estrés durante el aislamiento

Sociedad Unidiversidad Salud / por Por Unidiversidad / Fuente: Prensa Gobierno Mendoza / Publicado el 18 DE MARZO 2020 El temor a lo desconocido, a no poder controlar nuestro porvenir, a menudo nos deja totalmente nerviosos. Este es el caso del Covid-19 (coronavirus), que produjo desde su llegada una sensación de estrés producto del encierro, el aislamiento y el exceso de información.