Emir Kusturica y The No Smoking Orchestra brindaron anoche en Mendoza uno de los recitales más esperados por un público ávido de este tipo de presentaciones.
La banda liderada por el cineasta Emir Kusturica se presentó anoche en el auditorio Ángel Bustelo de Mendoza. Este es fue el primer concierto que la banda oriunda de Sarajevo realizó en la provincia, en el marco de su gira The Gypsies Are Back Tour 2012, con la que arrancaron el pasado 29 de marzo. Esta semana continúan las presentaciones en Córdoba, Santa Fe para cerrar su gira por Buenos Aires el sábado 14.
La explosiva sonoridad gitana y la catarsis rockera del grupo identificaron inmediatamente al público que rápidamente se transformó en un flechazo mutuo. Fue un concierto épico, quizás mitológico que despertó una fiebre cultural en las más de mil almas que saltaron al son de los ritmos balcánicos.
La catarsis de los músicos y de la gente se retroalimentó durante la hora y media que duró el recital. Así quedó demostrado con esta banda que tiene la particularidad de poder tocar en la Casa Blanca, en una prisión, en Cannes, en el Bustelo, en un cementerio, en los hospitales y resucitar a todos. Ese es su mejor argumento.
Uno de los momentos cumbres fue el que brindó el violinista Dejan “Leopold” Saparavalo, quien estableció una especie de guerra musical con Kusturica y en varios momentos realizó piruetas con los instrumentos.
Pero más allá de su propio éxito, el mérito está en conseguir que esos trombones que suenan como una locomotora de vapor, esas trompetas enloquecidas, y esa percusión acelerada se colara en el alma de un público sediento de este tipo de recitales. Que se repita.