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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Estos espacios vienen creciendo en los barrios de Mendoza. Feriantes y compradores comparten el objetivo de subsistir a bajo costo.
Foto: Feria Americana 4.ª Sección
Para muchos, es la única alternativa posible para conseguir artículos de calidad en buen estado y precio; para otros, solo un forma de vender lo que no usan en sus hogares. Lo cierto es que cada vez son más los espacios como las ventas de garaje o ferias americanas en Mendoza que ofrecen ropa usada a precios accesibles.
¿Por qué surgieron estos espacios? ¿Por qué cada vez son más los que eligen comprar usado? ¿Moda o necesidad? ¿Cuáles son las prendas más buscadas? ¿Se vende más en tiempos de crisis? Para dar una respuesta, Unidiversidad dialogó con algunas de sus protagonistas.
Un cartel grande en calle Gorriti de Godoy Cuz al 2300 indica que allí funciona, los días sábados, la feria americana A Todo Trapo. Al cruzar la puerta de entrada, la ropa lo inunda todo: jeans, camisas, sweaters, camperas… ropa de hombre y de mujer, de adultos y de niños. Verónica Tello, su dueña, armó ese espacio hace unos tres años.
En paralelo, en la Cuarta Sección de Capital, la feria Americana 4.ª Sección, de Paula, invita a la comprar ropa usada. También allí hay prendas para todos los gustos y precios súper accesibles. Al igual que Verónica, Paula creó la feria en un ambiente de su casa por necesidad, allá por 2014. Otra emprendedora que se suma es Valentina con “Pachatata”, una feria que desde hace tres años vende prendas a buen costo y calidad.
Foto: Paula. Feria Americana 4º Sección
Una opción para vivir
Paula, de Americana 4.ª Sección, tiene la feria hace 5 años, la abrió por necesidad y hoy es su principal fuente de ingresos. “Comencé vendiendo y comprando prendas por internet (vía Facebook) y utilicé esta forma para sustentarme los estudios. Luego, con ayuda de una amiga, mi madre y una tía, comencé a vender nuestras prendas", indicó.
“No me quejo de la situación; como todo negocio, tengo días buenos y días malos. Ahora hay ferias por todos lados y es más difícil. Para vender más, hago publicidad por todos lados, en Instagram y Facebook”, contó, y aclaró que su negocio está habilitado. “¿Vender?”, dice. “Vender es una lucha. Yo soy mamá sola, mantengo a los nenes con esto. Vendo para vivir, para pagar los impuestos y darles de comer a ellos”.
En el ambiente de su casa donde Paula montó la feria hay ropa para todos los gustos. ¿Los precios? “Hay de 10, 50, hasta 100 pesos… bien de feria. Lo más caro por ahí son 100 pesos los jeans, 50 una remerita". Sobre los compradores, dijo: “Tenés de todo, pero la necesidad es el principal motivo por el que vienen a comprar", completó Paula.
“Hay mucha gente que hoy se anima a comprar ropa usada, antes pocos se atrevían. También cambió la exigencia de la gente: antes se vendía ropa en muy mal estado en varias ferias de Mendoza, hoy se trata de cuidar la calidad de las prendas, que no estén sucias y demás. Aquí, en Feria Americana 4.ª Sección, buscamos que las prendas estén limpias y sanas”, expresó la feriante.
Foto: Feria A Todo Trapo
Crisis para todos
En la feria americana de Verónica hay ropa de hombre, mujer, niños y calzado. El abanico de precios es muy amplio: en su espacio se pueden encontrar prendas desde 10 pesos hasta algunas de 300. También fue la necesidad, y no una moda vintage o la onda del reciclado, lo que la impulsó a ingresar en el negocio de la venta de usados. “No creo que nadie esté haciendo ferias por eso. Es necesidad, es un ingreso, es tu trabajo. Vos sos el dueño y es diferente. Vos te ponés tu horario, tenés tu espacio y es un trabajo”, dijo tajante.
“Yo encontré una salida laboral en esto, y lo mismo el resto de las ferias de Mendoza. Yo conozco casi todas porque voy a todas y porque yo también compro para mí en ferias. Nos conocemos porque nos escribimos para ver qué tenemos, qué nos sirve”. Sobre las prendas que vende, Verónica cuenta que la compra por bolsa y que la gente no suele donar, aunque cada vez hay más personas que le tocan el timbre para venderle sus prendas usadas y eso es una marca de época.
¿La feria también mide los tiempos de crisis? “Sí —aseguró Verónica—, hoy la ropa de la feria tiene mucha salida. En tiendas tradicionales, la ropa está muy cara y está difícil todo, entonces tenés que elegir: o comés o te vestís. Para muchas personas es así", ejemplificó Verónica.
Si bien el trabajo siempre fue constante, Veronica identificó un momento de quiebre: “Hace un año y medio que mucha gente viene a ofrecer ropa y mucha más gente viene también a comprar”.
Foto: Feria Pachatata
Por las “gangas”
Para Valentina, a cargo de Pachatata, las ventas de la feria aumentaron desde que la modalidad empezó a “ponerse de moda” y creció la competencia. “Además, la gente evalúa dónde comprar y busca mucho ferias para conseguir precios económicos", manifestó.
¿Qué busca la gente en su feria? “El público es muy variado. Muchos vienen una vez, otros muchos vuelven a venir y tenemos gente nueva que llega por medio de las publicaciones”, explicó.
Con respecto a los precios, en Pachatata cuentan con prendas desde 5 y 10 pesos hasta 400. “De 5 o 10 pesos, vendemos ropa para el trabajo, más que nada de hombre, y hasta 300, cosas que están en muy buen estado o algún vestido de fiesta”, completó.
Postear y vender
De un tiempo a esta parte, ya no son solo las tradicionales “ferias de artesanos” las que se pueden visitar. En estos últimos meses, de manera más significativa, las redes sociales son el medio que se utiliza para difundir los eventos, notificando a sus contactos el día y la hora, invitando a los vecinos a ferias de garaje o americanas en domicilios particulares de la ciudad. En los posteos, se pueden observar los diferentes motivos que llevaron a las organizadoras –ya que son las mujeres las que mayoritariamente se embarcan en esta forma de venta– a realizar las ferias.
Valentina Rial, de Pachatata, expresó que arrancó en Instagram para vender ropa, accesorios y todo lo que no usaba. “La gente empezó a seguirnos bastante y vendíamos ropa con precios populares. Hace muy poco había sido mamá y, ante la crisis económica, como subió todo, fue que decidí empezar con este proyecto”, narró.
“Empezamos siendo tres mujeres, amigas. Estábamos en una situación económica complicada, una de las chicas no tenía trabajo y mi otra compañera trabajaba pero no le alcanzaba para llevar adelante su casa, así nació todo. En la primera feria se sumaron tres mujeres más, en total éramos seis feriantes. La verdad que al ver la publicación de la feria, muchísimas mujeres se quisieron sumar, pero por el espacio físico no pudimos, la feria la hacemos en el garaje de mi suegra”, aseguró Rial.
Organizadora de ventas, una tendencia que se instala
¿Estás por mudarte? ¿Te divorciaste y no sabés qué hacer con los muebles? ¿Falleció un pariente y no sabés qué hacer con su ropa? En Mendoza hay quienes se encargan de organizar, en tu propia casa, una tradicional feria americana para vender todos esos elementos que, por una u otra razón, deben ser vendidos en poco tiempo.
Valeria Bajda es organizadora de ventas de garaje y se divierte con este nuevo emprendimiento, Ernestina Hi, de solo tres años, que prolifera en la provincia.
“Se trata de reciclar y darle una salida o un nuevo uso a un montón de cosas que, tal vez, terminarían en la basura. Ya nadie compra un set de muebles nuevos. Cada vez es más la gente que tiende a embellecer su casa con artículos de garaje y de ninguna manera gastar una fortuna en juegos modernos, iguales, que aburren y que cuando se quieren vender, no se venden”, resaltó la organizadora de ventas.
“Cuando alguien llama a un organizador, lo contrata para que le venda todas esas cosas que ya no necesita. Él se encarga de cotizar todo esos elementos, acomoda la vivienda, programa los días de venta y publica los avisos en las redes. Todo se recicla”, afirmó Valeria. Actualmente, Bajda se dedica a esto, un trabajo que va desde la concientización y el consumo sostenible de ropa a una forma de reciclaje.
¿Qué dicen los que compran?
Para Josefina, una compradora de ferias americanas desde hace ya unos siete años, lo que la llevó a buscar en estas casas de ropa usada fue la necesidad. “Luego de perder mi trabajo y de no tener cómo comprarles ropa a mis hijos de 5 y 7 años, decidí ir a estas casa de ropa por recomendación de una amiga que ya compraba desde hacía tiempo”.
"En los comienzos tenía un poco de duda sobre la calidad de las prendas, pero me sorprendió lo bien cuidadas que están, no hay que envidiar nada a la ropa de las casas tradicionales o del centro. Aquí tenés ropa de calidad, limpia y bien cuidada. Desde que vengo a estas ferias, nunca tuve alguna queja”, afirmó Josefina.
Otra comparadora de estos espacios es Marta, una persona a la que desde siempre le gustó comprar por esta vía. “Siempre compré en casas de segunda, mi poder económico nunca fue bueno y, gracias a estos lugares, pude vestir a mis hijos y familia. Antes era difícil encontrar lugares que vendieran ropa usada, se complicaba, pero hoy en cualquier barrio tenés este tipo de tiendas”, contó. "Hoy la situación es complicada, a la gente no le alcanza ni para comer y he visto que son más las personas que hoy vienen a comprar. Ves caras nuevas por el barrio”, concluyó Marta.
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