Héroe con futuro: Pigna descubre que los chicos quieren a San Martín

El historiador Felipe Pigna revisa el trayecto del Libertador de América y sus aportes a la cultura de Mendoza. Entre los avances de las perspectivas que impulsan nuevos relatos históricos, el investigador destaca el amor por sus próceres que se ha inculcado a las generaciones más jóvenes. "De respetar a San Martín pasamos a quererlo", asegura, y explica que este es un sentimiento "muy próspero para la historia del futuro". 

Héroe con futuro: Pigna descubre que los chicos quieren a San Martín

Sociedad

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Penélope Moro - Foto: Axel Lloret

Publicado el 28 DE AGOSTO DE 2014


Las celebraciones por el Bicentenario de San Martín como Gobernador Intendente de Cuyo, además de homenajear la Memoria del Libertador de América del Sur y de los hombres y mujeres que participaron de la gesta emancipadora, sirve a los fines de revelar lo silenciado. Dar el revés al libro de historia oficial, leerlo con lupa y entre líneas, cuestionar y buscar nuevas respuestas, es quizá es el mayor de los aportes a la popularización de la historia realizados por el historiador Felipe Pigna.


Hace unos días, el docente e investigador visitó la provincia para participar de una serie de actividades organizadas por la Municipalidad de Las Heras como parte de los festejos. Una de ellas, la más simbólica, fue acompañar y guiar a alumnos de sexto y séptimo grado de todo el departamento por el circuito sanmartiniano del Plumerillo, territorio donde se gestó “probablemente la hazaña más grande de la historia militar de la humanidad, como fue la liberación de Argentina, Chile y Perú entre 1817 y 1822”, en palabras del historiador, quien además argumentó que “en historia comparativa no hay nada que pueda compararse con el cruce de Los Andes”.


Más tarde,  Pigna brindó una conferencia abierta en el Polideportivo Carlos Polimeni acerca del rol del General San Martín como gobernador del viejo Cuyo, formado por Mendoza, San Juan y San Luis. En ese marco, el historiador fue nombrado “Ciudadano Ilustre” de la ciudad lasherina y hasta se dio un espacio para responder a la prensa las preguntas vinculadas con el carácter humano y cotidiano del prócer, perspectiva desde la cual Pigna trabaja el relato histórico. 


¿Por qué Mendoza es el lugar elegido por San Martín?

La elige no solo por su cercanía con Chile, sino porque era una provincia bastante organizada en medio del caos nacional. Su matriz productiva tenía una organización muy marcada debido al tema del agua, un catastro perfecto al igual que su sistema de cultivo. Era uno de los pocos lugares en el territorio que tenía conciencia de cuánta gente estaba cultivando, cuánta cosechando; eso solo pasaba en Mendoza.

Servía para la doble doble función política y militar. La zona ideal que aparece es Las Heras, en cuanto a la lejanía del centro poblado. Su ubicación era estratégica por los pasos cordilleranos. Por eso luego se la conoce como la cuna del Ejército de Los Andes, de ella partieron las distintas cunas libertadoras.

¿Qué tipo de relación mantiene con otros militares libertadores que fueron sus contemporáneos, como Bolívar u O`Higgins?

La relación de San Martín con Bernardo O`Higgins fue extraordinaria. Fue una de las personas con las que mejor se llevó, se contuvieron mutuamente en momentos muy difíciles. Se escriben hasta 1848, hasta los últimos momentos del General con visión. 

La relación con Simón Bolívar se resume en un acto de realismo político. Cuando San Martín llega a Guayaquil es una persona que está absolutamente huérfana políticamente, en su país gobiernan sus enemigos: Rivadavia y lo peor del unitarismo, que lo odian, lo persiguen para matarlo. Se suma que para ese entonces en Chile cae O`Higgins, mientras que Bolívar llega a Guayaquil con todo el poder de la gran Colombia, con un ejército que duplica al de San Martín en hombres y recursos.

Por eso entiende con toda la lógica que Bolívar está en mejores condiciones de continuar la guerra; independientemente de que tienen discusiones, discuten por ejemplo sobre modelos de gobierno: monarquía o república. Por eso digo que es un acto de realismo político al retirarse de Guayaquil. Desde ya que no se va contento.

Dentro de la gran historia de la liberación de América por San Martín hay miles de historias individuales o pequeñas, que han sido acalladas o que no se conocen. Otras que han sido magnificadas, como la del cura Aldao, relatado como un sanguinario. ¿Qué hay de cierto en eso?

Fray Aldao fue un cura revolucionario. De sacerdote del Ejército de Los Andes se convierte en guerrero. Participa activamente de Chacabuco, Maipú, y luego tiene la misión, dada su bravura y coraje, de capturar a Marcó del Pont (gobernador de la corona española en Chile) y llevarlo ante el Libertador. Es ahí cuando, gracias a Aldao, San Martín se da el gusto de desafiarlo a través de la famosa frase de la mano negra y la mano blanca. Marcó del Pont, con todo su racismo hispánico, le había dicho a un emisario que San Martín firmaba con una “mano negra”, de manera despectiva; siempre lo trató como “el cholo de las misiones”. Entonces, cuando se produce la rendición y cuando Marcó del Pont cae prisionero, el general se lo hace llevar y al saludarlo le dice: “Venga esa mano blanca”.

Marcó del Pont era un personaje asesino y nefasto, un verdadero criminal, uno de los mayores genocidas de Chile. El continuador de Osorio, otro asesino tremendo, todos gobernadores españoles de Chile.

A todo esto, Aldao termina siendo caudillo y con una vida complicada. Más tarde se convierte de montonero en bandolero, y por eso los unitarios solo rescatan esa última parte de su historia. Las vidas son vidas completas, la historia seria no recorta como si se tratara de un álbum de figuritas.

¿Cuáles fueron los logros de San Martín en Mendoza como gobernador? 

El aporte de una gran obra urbanística y sanitaria: él instaura grandes y pequeñas cosas que hacen vivible la ciudad; y la gobernabilidad que tuvo a cargo de las tres provincias: Mendoza, San Juan y San Luis. Pero puso sobre todo su energía en Mendoza, fue un gobernador absolutamente popular, muy preocupado porque se distribuyeran bien los recursos, por las industrias del vino y la agricultura, por el riego. Fue una persona extremadamente moderna y dejó su impronta en la provincia, en ese sentido.

¿Puede decirse que San Martín fue rosista durante su exilio? 

En 1838, cuando se produce el bloqueo francés, actuando de una manera muy políticamente incorrecta, él se horroriza porque ve argentinos subiéndose a los barcos franceses. Entonces dice que nunca va a entender cómo hay argentinos que por un espíritu de partido prefieren sumarse al enemigo para atacar a su país. Y tiene palabras durísimas para Lavalle, Echeverría, Florencio Varela, los emigrados en Italia. Cosa que reitera en el 45, cuando se produce el bloqueo anglofrancés; lo del 38 es lo que determina la donación del sable a Rosas. Es muy interesante este tema porque le vale la condena histórica. San Martín es un expulsado de la historia durante todo el siglo XIX, pasa a ser visto como un personaje maldito. San Martín no era  rosista, solo adhiere a la política exterior de Rosas y critica lo que tiene que criticar. Tiene muy claro que una cosa es el país y otra, las divisiones partidarias.

Existen historiadores que divulgan a San Martín también desde el lugar humano, pero desde un punto de vista deslegitimador. ¿Qué reflexión te merece ese tratamiento? ¿Qué es lo más infundado que se ha dicho?

Ha sido un personaje extraordinariamente maltratado. Todo lo que se pueda malpensar de San Martín ha sido malpensado. Quizá por esta condición de “Padre de la Patria”, pero las sospechas son tan grandes y tan infundadas, muy poco serias.

Casualmente estos historiadores tienen errores históricos graves. Alguno que otro trata de escandalizar, son cosas que cualquiera que estudia la historia de San Martín las conoce, con su supuesta adicción al opio. No fue una adicción, fue una necesidad por una cantidad de dolores, tenía heridas, reumas, úlceras. No había otros tipos de calmantes. No existía la cocaína; la cocaína va a ser un calmante a finales del siglo XIX y principios del XX, se vendía libremente como si fuera aspirina. Él usaba un compuesto que tenía una parte importante de opio y lo consumía para calmarse semejante tipos de dolores. No era el único que lo hacía. Una persona adicta al opio prácticamente no está en condiciones de hacer nada, está fuera de combate, y fíjense todo lo que hizo San Martín.

El otro tema que se volvió polémico es su filiación, es algo que aún está en debate en comisión de Diputados para ver si realmente San Martín era hijo de Rosa Ibarburú y Diego de Alvear, o de Juan de San Martín y Gregoria Matorras. No hay pruebas hasta que no se haga el ADN, solo versiones y escritos. Tradiciones familiares, pero no mucho más.

La asociación civil “20 de Septiembre” ha presentado al gobierno provincial un proyecto de traslado de los restos de San Martín desde Buenos Aires a Mendoza, para que descansen en un lugar público y laico. ¿Cuál es tu postura ante esta propuesta?

Estoy completamente de acuerdo porque él quería eso, pasar sus últimos años en Mendoza. A San Martín le hubiese gustado mucho terminar enterrado aquí. No me hace ninguna gracia que sus restos se encuentren en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. No es el lugar para él. Además, los héroes nacionales de todo el mundo yacen en las naves centrales de las iglesias. En Argentina, San Martín está en un costado, en una especie de pancita que tiene la Catedral como casi extramuros por su condición de masón, por sus críticas a la Iglesia que todos conocemos y que, si no conocemos, deberíamos conocer.

Yo jamás hablo en lugar de San Martín porque me parece una falta de respeto, muchos insisten siempre: “Si San Martín viviera, ¿qué pensaría de tal cosa?". Eso me parece absolutamente ridículo. Pero sobre este proyecto, uno podría pensar que le agradaría; las últimas palabras en sus cartas siempre refieren a Mendoza como su lugar querido: añoraba Barriales. 


¿Cómo ves la relación actual de los argentinos con San Martín? Especialmente de los niños y de los mendocinos en particular.

Yo hablo muchos con los chicos de las escuelas del país y es increíble cómo hablan de él. Hablan con cariño, eso nosotros no lo teníamos. No nos enseñaron a quererlo, nos enseñaron a respetarlo y la palabra "respeto" siempre está asociada a algo lejano. 

En estos 15 años se ha avanzado en tomarle cariño a personas como Manuel Belgrano, San Martín, Mariano Moreno, y es muy importante entender que son personas queribles, no bronces ni tipos inaccesibles. Porque además ahí funciona la ejemplaridad: si yo considero que San Martín es una persona igual a mí, puedo tomar el ejemplo de él. Ahora, si lo creo perfecto e inquebrantable, entro en el terreno de lo mitológico. Cualquiera de los que hoy están puede ser San Martín, no hace falta cruzar Los Andes. Con ser honesto, coherente, no robar, no mentir y vivir como se piensa, uno es un sanmartiniano.

Los niños expresan su amor por San Martín porque hoy entienden la historia desde otro lugar. Es algo maravilloso para el futuro de un país; querer a un prócer es aconsejable, es muy noble. 

Cuando voy a las escuelas a hablar del cruce de Los Andes, los chicos siempre tienen palabras inteligentes, sus miradas son inteligentes, por eso es un placer hablar con ellos. En este cambio relacional con nuestros líderes han tenido mucho que ver los medios de comunicación. 

Los mendocinos tienen solo palabras de amor para San Martín, pero de todas maneras hay mucho por trabajar. Es muy loco que existan en la provincia dos departamentos llamados Rivadavia y Alvear, justo los tipos que planearon asesinarlo. Hay mucho para trabajar y desmitificar, no para generar rencores y odios sino para conocer la verdad. Poner la historia en su justo lugar, la historia es la política del pasado.


La historia presente 

¿Cómo analizás el trabajo de reconstrucción de la memoria sobre crímenes de lesa humanidad en la actualidad? ¿Cómo impactarán estos relatos en las futuras generaciones?

Ya están impactando, están impactando en el presente afortunadamente, porque tienen el valor de la cotidianeidad. Está pasando en este momento que estamos sentando a los asesinos en el banquillo de los acusados, tardíamente en algunos lugares pero lo estamos haciendo, es algo que sucede hoy. Hay que apurarse. No son inmortales, son asesinos genocidas pero no inmortales. Es imprescindible que esto pase. 

Creo que los chicos se interpelan sobre esto de alguna manera. A mí me interesa mucho la opinión de los jóvenes, que no tiene por qué ser la nuestra, pero si hay una cosa que tenemos en común es el valor de la justicia. La justicia tiene que operar y cumplirse. Hace mucho que debería haber ocurrido, ¿no?

¿Cuál es el rol de las universidades en este sentido?

Hay muy poco apoyo del mundo académico. No hablo en el sentido ministerial, hablo del mundo académico, que es muy conservador. Allí todavía se pretende hacer creer que el genocidio no es historia. Pasaron más de 30 años y seguimos diciendo que esto no es historia, esto oculta un interés político. Pero gracias a la lucha de muchos, hoy la realidad les pasa por encima.

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