¡Felices 102 años, Cacique!
Deportivo Guaymallén suma un año más de vida deportiva e institucional y acá te contamos su historia.
La hinchada del Cacique siempre fiel. Foto: gentileza Prensa Deportivo Guaymallén (Agostina Osaderuk).
Agustín Zamora para Radio U
Publicado el 25 DE AGOSTO DE 2020
Club Deportivo y Social Guaymallén es un club de fútbol que cuenta con otros deportes. El Italiano tiene mucha historia en cuanto a participaciones en torneos a nivel nacional, títulos locales y un estadio anecdótico.
Fundación
El Acta de fundación expresa en sus párrafos iníciales: “En Rodeo de la Cruz (Mendoza), a 25 días del mes de agosto del año 1918, siendo las 5 p.m., hallándose reunidos en el Salón Cine París, los señores al margen citados, con el objeto de formar un Centro Recreativo y de Sports; con el fin de producir actos sociales y de diversión, resolviéndose denominar a este Centro Club Sportivo Rodeo de la Cruz.” La cita es explícita en los objetivos fundacionales. Se constituía con el propósito de impulsar la práctica deportiva, aunque inicialmente sólo circunscripta al fútbol y producir actos sociales y de diversión. De manera tal que bajo el influjo del encanto de correr tras la pelota y la necesidad de conformar un equipo estable para su práctica formal, confluyeron voluntades para darle forma a la generación del club. El Sportivo Rodeo de la Cruz abrió sus ojos al destello del deporte, ya poseía fundación formal y autoridades. Eligió los colores para sus casacas, arrendó un campo de juego precario en terrenos lindantes con el ferrocarril, ubicado en Kilómetro y comenzó a sesionar en forma itinerante en distintos locales aledaños.
Los años ‘30
La fuerte crisis social, política y económica que vivió la provincia en el cambio de década produjo una ruptura de múltiples consecuencias. Las entidades futbolísticas no estuvieron ajenas a ella, pese a lo cual, arrastrados por el impulso generado en los años precedentes, pudieron sobreponerse y continuar su crecimiento.
Sportivo Rodeo de la Cruz respondió coherentemente a este movimiento que golpeaba a sus puertas y lo hizo con una nueva expansión de sus actividades deportivas incorporando el boxeo. El hecho no es menor, ya que la apertura hacia este deporte le otorgó otra fuente de arraigo con significación propia. El desplazamiento giró con destino a un segmento de la sociedad que el box representó puntualmente. Las satisfacciones deportivas por este medio tampoco tardarían en llegar y años después en sus instalaciones comenzaría su exitosa carrera pugilística un joven Pascual Pérez, que años después fue campeón, primero olímpico en 1948 y luego mundial en 1954.
La identidad en tanto, también jugó su papel en esta década. En el tricolor de Rodeo una vez alcanzada la primera división en Liga Mendocina de Fútbol planteó distintas estrategias. El club estrechó filas e inició un proceso que lo condujo a producir actos de impacto puntual, como componer la marcha del club u oficializar la carrera ciclística “Doble Rivadavia”.
La Banda del Cacique es el nombre de la barra del club. Foto: gentileza Prensa CSyDG (Gastón Rojo).
Décadas del ’40 y ‘50
Cuando arribaron los años ‘40 y ‘50 con sus aires populistas, los clubes, engrosados por las urbanizadas clases medias se convertirían en centro de sociabilidad por excelencia. El deporte seguiría teniendo allí un espacio central. En tanto el club comprendió que debía emprender objetivos de mayor envergadura y carga simbólica y lo hizo cambiando su denominación. En efecto, en marzo de 1942 la asamblea extraordinaria convocada oportunamente, decidió que el club ya había alcanzado la madures necesaria como para asumir la representatividad plena del departamento y adoptó el nombre de Club Deportivo y Social Guaymallén.
En rigor, se trató de un movimiento aglutinador sin que se desviaran los preceptos fundacionales. El camino escogido respondió a una nueva faceta de la evolución de la identidad, en la que la competencia reorientó sus objetivos. La significación del otro ya no descansó en el barrio, sino por el contrario, en un espacio territorial de mayor representación, donde la oposición del rival ofrecía aristas para unificar la cohesión barrial.
Sus grandes rivales de departamento fueron Atlético Argentino y Leonardo Murialdo. Con ellos interpuso distintas categorías. Mientras que con el primero la confrontación se planteó en el campo de la asimetría, en donde el club grande y pudiente ocupaba un lugar en el departamento, el Canario representaba la dicotomía departamental centro-periferia. En tanto esto ocurría y el imaginario colectivo se encargaba de otorgarle, a través de hechos deportivos, una carga significativa al antagonista, el club replicó en la fase interna. En primer término fusionándose con Sportivo Jorge Newbery (1944/45), con el fin de paliar el déficit que por entonces representaba la actividad de competencia y poniendo en marcha el largo proceso que derivó en la adquisición del campo de juego propio, hacia el final de la década. El 26 de abril de 1952, con el equipo superior jugando nuevamente en primera división, pudo inaugurarse la cancha de Cadetes Argentinos y Cano. A partir de allí los esfuerzos se centraron en consolidar la institución, basándose en un recurso típico que aportó la sociedad de los años ’50: los bailes populares con orquestas y cantantes en vivo.
Los cien años se festejaron con un desfile. Foto: prensa CSyDG (Gastón Rojo).
Décadas del ’60 y ’70
Los esfuerzos por crecer y competir chocaron en estas décadas con el carácter que adquirió el deporte por estos años. Las diferencias que produjeron entre los clubes con mayor poder económico y aquellos que como Guaymallén buscaban trascender manteniendo la continuación de la competencia.
En efecto, por estos años el experimentó un crecimiento notable, que impactó de manera decisiva en la economía de los clubes, que hasta allí se habían desarrollado dentro de los límites de la competencia local. Guaymallén en ese contexto, debió plantear la mejor maniobra para sobrevivir. La realidad marcaba entonces casi una sentencia a los clubes “chicos”: prescindir del fútbol o lo que es igual, descender a categorías inferiores para subsistir. Año tras año se mantuvo este debate, sin embargo dirigentes y simpatizantes decidieron mantener al fútbol (en definitiva, su deporte fundacional) como elemento indisoluble de las aspiraciones de crecimiento. Para ello el Tricolor potenció los bailes sociales, aquellos que nacieran en las décadas precedentes, y reincorporó al box, para junto a las tradicionales bochas y la suma del básquet, presentarse a sí misma como una entidad fuerte y estable. El dato no es menor, en estas décadas nacieron con la misma velocidad, todos aquellos clubes que no lograron posicionarse como referentes de su zona de influencia. Quienes estuvieron más preparados pudieron desarrollarse en las décadas siguientes, y para que ello sucediera tuvieron que llegar con dos condiciones aprehendidas: sus cuentas equilibradas y no renegar de su deporte de punta, en este caso, el balompié.
El Hugo Pedro Alastra. Foto: gentileza Prensa CSyDG.
Década del ’80 y ’90
En estos años se planteó un nuevo y profundo debate en las instituciones deportivas y una vez más el fútbol estuvo en el centro de la escena. El modelo de club era entonces reconvertirlo en empresa y la de optar entre clubes con fútbol o de fútbol. Para la institución deportiva, fue siempre más compleja que una empresa y los intereses de uno y otras absolutamente disímiles, por lo tanto este axioma tuvo escasa adhesión.
El arquetipo de los clubes de fútbol alentaba a continuar como hasta entonces, priorizando el deporte estrella en decaimiento de los aspectos sociales, ya en bastante retroceso y de los deportes menores, que parecían censurados en los clubes “futboleros”. En la otra punta aparecía la teoría setentista (de prescindir del fútbol), vigorizada con la masiva inclusión de las disciplinas, que desde mediados de los años ’80 comenzaron a organizar sus competencias con estructura nacional (vóley, hockey patín, etc).
Guaymallén adhirió a este segundo grupo, pero de acuerdo con la filosofía instaurada en los años precedentes, resolvió hacerlo manteniendo al fútbol en el mejor nivel de competencia al que pudiese acceder. De manera tal de no prescindir de su influencia para acaparar adherentes, pero ofreciéndoles a estos una destacada oferta en los servicios deportivos. La lógica de gestión infería que los logros deportivos se sucederían al crecimiento institucional, basado en el ingreso masivo de socios (preferentemente grupos familiares). Para llévalo a cabo la Institución adquirió y parquizó dos hectáreas y media de terreno, contiguas al estadio de fútbol, construyó la pista de hockey e inauguró el natatorio (en 1986). Conjuntamente se multiplicaron las actividades deportivas y en pocos años aquellas premoniciones de crecimiento se vieron cumplidas.
En el plano futbolístico se alejó definitivamente de los altibajos (fue un club con fútbol, pero el fútbol no fue una disciplina más) y comenzó a frecuentar con regularidad los primeros puestos, mientras los deportes de nueva constitución ganaban terreno en sus competencias. Transformarse, la inclusión como herramienta del crecimiento. De esa manera podríamos sintetizar la trayectoria de Guaymallén en estas dos décadas. Tanto esfuerzo desplegado por más de ochenta años merecía el reconocimiento de un título de primera división y éste llegó en el año 2000. Casi a filo del siglo Deportivo Guaymallén pudo festejar el 13 de diciembre de aquel año su primera estrella en Liga Mendocina de Fútbol.
Guaymallén festeja su último título en la primera de Liga Mendocina. Foto: gentileza Prensa CSyDG.
Siglo XXI: el fútbol como instrumento de crecimiento
El comienzo del nuevo siglo encontró al viejo Guayma con proyectos renovados. El fútbol había aportado el primer gran logro y las repetidas buenas temporadas lo fueron depositando año tras otro en competencias de categoría nacional. Las opciones para la dirigencia se centraron en qué hacer con el fútbol, luego de haber alcanzado lo que se persiguió por tanto tiempo y en un contexto donde, tras la crisis de los ’90, la única función que parecía destinada para las entidades de la sociedad civil era la de actuar como contención social.
Guaymallén entendió que su rol con la comunidad era aún más comprometido y colocó al fútbol como instrumento de crecimiento de la institución y de su mano, las demás disciplinas deportivas. Fuente legítima para formar jóvenes a través de los valores del deporte. A base de la pasión más que indiscutible que despierta su juego y de la trascendencia que alcanzan sus actuaciones, el fútbol de primera división traccionó el desarrollo institucional con los nuevos títulos de 2002, 2004 y 2005. Hacia este último año comenzaron a sumarse más disciplinas y hoy, a más de cien años de la lejana fundación del Sportivo Rodeo de la Cruz, la entidad se enorgullece de contar con la práctica de cerca de doce disciplinas deportivas y una variada gama de actividades socio-culturales. El círculo virtuoso generó puntos muy altos en algunos de estos deportes, de manera tal que junto del ascenso del fútbol superior al Argentino B, tanto el fútbol de salón masculino y las damas del hockey patín, ingresaron por méritos propios a la elite nacional.
En el 2010, el equipo mendocino hizo historia, siendo dirigido por Cristian Domizzi, clasificando a los play-offs del Argentino B, algo nunca antes logrado por el equipo.
Al año siguiente, clasificados a la Copa Argentina, el club tuvo su mejor año en la historia, dicho por propios hinchas. Además de participar de la copa, llego a cuartos de final del torneo en busca del ascenso al Federal A.
Pasando en limpio, los únicos cinco títulos locales del club llegaron en los años 2000, 2002, 2004, 2005 y 2008. Sumado a esto, tiene dos en la B provincial: 2012 y 2015, cuando sufrió una debacle institucional.
Los jugadores festejan un gol del Cacique. Foto: gentileza Prensa CSyDG.
Copa Argentina
El Italiano participó en este torneo en la temporada 2011/2012, 2012/2013 y 2014/2015. en su primera participación alcanzó los 32avos. Para ello derrotó a Huracán Las Heras 2 a 1, Deportivo Maipú, por 1 a 0 y Deportivo Roca por penales. En el cuadro principal se enfrentó a Deportivo Merlo, con el que perdió 2 a 0.
Rivalidades
Actualmente milita en la Liga Mendocina donde se enfrenta a clubes del mismo departamento, con quién forma un cuadrado de clásicos. Históricamente su clásico rival fue Leonardo Murialdo, por años de surgimientos y cercanías geográficas, pero con el Centro Empleados de Comercio y el Club Atlético Argentino mantienen rivalidad. A estos también se los puede sumar, en menor medida, Boca Juniors de Bermejo.
En Copa Argentina llegó a 32avos en la edición 2011/12. Foto: gentileza Prensa CSyDG.
Estadio
El estadio Hugo Pedro Alastra fue inaugurado el 26 de abril de 1952 y recibió su actual nombre el 13 de diciembre de 2000, en memoria de quien fuera gerente y exdirigente de la institución. Posee una capacidad de casi 5100 espectadores.
El estadio del Italiano fue utilizado para entrenamientos de clubes de Federal A y B cuando debían jugar contra rivales de nuestra provincia. Incluso equipos tops, como River Plate y San Lorenzo de Almagro en el año 2011 hicieron uso del césped para entrenarse de cara a partidos en Mendoza. Ese mismo año, que Argentina fue sede de la Copa América, la dirigencia puso el club a disposición de los países que entrenaban en Mendoza pero no llegó a ser utilizado.
Bonus Track
En 1970 Roberto Sánchez, “Sandro”, dio un concierto en Mendoza y eligió de sede el estadio de Guaymallén. Este fue el primer recital del ídolo de América en tierras mendocinas, que finalmente adoptó como propia para su lecho de muerte.
El afiche que anunciaba el recital del Gitano. Foto: gentileza Prensa CSyDG.
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