Expedición al planeta de las finanzas

En medio de la compleja situación económica por la que atraviesa la Argentina en la actualidad, en donde la inflación deteriora parte del poder adquisitivo de los ciudadanos diariamente, las personas tienen cada vez más interés en conocer cómo proteger su dinero. En ese contexto de inflación creciente y con instrumentos tradicionales de inversión que a nadie seducen, el gran desafío es encontrar alternativas de que logren resguardar el capital.

El mercado financiero facilita opciones de inversión a través del mercado de valores, que la mayoría de la personas desconoce o les genera temor emplear, como suele ocurrir con lo desconocido. Usualmente se piensa en invertir en la Bolsa como algo reservado para quienes tienen un inmenso patrimonio. “Tengo muy pocos ahorros”; “Tengo miedo de perder la plata”; “No sé dónde ni cómo hacerlo” o: “Eso es para economistas y gente que sabe, no para gente normal”, son algunas de las razones, o excusas, que más se repiten entre la gente que no se anima a poner sus ahorros a trabajar y comenzar a invertir.

Los conceptos de ahorrar e invertir son confundidos regularmente, pero no es lo mismo. Ahorrar es guardar dinero en un lugar determinado, como en una caja fuerte, en el clásico "chanchito" o debajo del colchón, hasta que uno lo necesite. Estos ahorros no tienen ningún interés y con el tiempo la inflación, aunque sea mínima, los desvaloriza. Por el contrario, invertir significa hacer que el dinero que uno tiene aumente su valor a lo largo del tiempo.

Invertir en la bolsa es sumamente accesible y pueden participar la mayoría de los ahorristas que actualmente posean cajas de ahorro, cuentas corrientes o plazos fijos en cualquier banco.

El mercado financiero otorga numerosas opciones. Existe una gran diversidad de instrumentos de inversión que se adaptan a los intereses y perfiles de cada inversor, y hasta se pueden obtener ventajas por sobre las inversiones tradicionales y más conocidas, como ser plazos fijos o rentas inmobiliarias.

Tampoco es imprescindible contar con una enorme suma de dinero para hacerlo. El mínimo operado para la mayoría de los activos son 1000 pesos.

Operar a través de la bolsa posee dos grandes características ventajosas con respecto a depositar nuestros ahorros en otras inversiones.

Transparencia: Las instituciones publican online todas las cotizaciones y valores de todos los activos. Además, todas las empresas que cotizan en la bolsa están obligadas a presentar información periódica como balances, información relevante y financiera general. Gracias a esta transparencia, en todo momento estamos informados de cómo evolucionan nuestras inversiones y sabemos el precio al que realmente podríamos vender nuestros activos en caso de querer hacerlo.

Liquidez: En caso de necesitar dinero debido a algún suceso inesperado, en forma inmediata tendremos el capital nuevamente en nuestras manos. La ventaja que tienen los inversores en la bolsa es que pueden entrar y salir cuando deseen porque existen otros participantes que van a estar interesados en tomar su lugar. 

El primer paso para comenzar a invertir es abrir una cuenta comitente en una sociedad de bolsa. Todos los bancos poseen este servicio, aunque suele ser menos eficiente y solo brindan la posibilidad de comprar y vender acciones y algunos bonos. Luego existen diversas sociedades de bolsa, que se especializan en este servicio y otorgan asesoramiento personal.

La lista de agentes y sociedades de bolsa habilitados y regulados por el Mercado de Valores se encuentra aquí: http://www.merval.sba.com.ar/vistas/Institucional/AgentesSociedadesBolsa.aspx.

En general, abrir una cuenta no tiene costos asociados. Por lo tanto, los costos o gastos no son un impedimento para tomar la decisión de comenzar. 

Una vez abierta la cuenta comitente, se podrá comenzar a operar. Para ello, antes se debe definir bien nuestro perfil de inversor –los riesgos por asumir– para luego planificar las inversiones a realizar –dadas nuestras finanzas personales–.