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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Por Roberto Follari, doctor en Psicología, docente y epistemólogo.
Foto: Mendoza Post
“Estamos mal, pero vamos bien”. Esa fue la frase de Carlos Menem para justificar los males de su política neoliberal. Hoy tenemos otra vez políticas privatistas y otra vez la misma justificación. Eso sí, con nuevo ropaje retórico. Se nos dice que estamos sentando sólidas bases para un excelente futuro. Esa es la forma de huir del pésimo presente. Seguro que vendrá, gracias al sacrificio actual, un futuro mejor.
Es como el viejo cartel de “Hoy no se fía, mañana sí”. Cuando vas mañana, sigue diciendo que hoy no se fía. Y pasado mañana tampoco, pero siempre se promete que “mañana sí”. Este gobierno lleva casi cuatro años de ejercicio prometiendo que “mañana sí”. Que segundo semestre, luego que brotes verdes, y cuando no los hubo, que lluvia de dólares, y cuando no llovíó, que juntos somos imparables. Cualquier promesa para no hablar del presente. Modos de reconocer en cada ocasión que estamos mal, de prometer que estaremos mejor, de saber que estaremos peor.
No es yendo hacia Santa Cruz como llegaremos un día a Jujuy. No es con mayor inflación como llegaremos a tener menos inflación. No es bajar el nivel adquisitivo el modo de llegar un día a subirlo. No es aumentar la pobreza la estrategia para tener un día menos pobres. No es achicando la producción como algún día habrá más producción. No es aumentando la desocupación que un día habrá menos desocupados, y así con todos los rubros.
Pero el gobierno logra que algunos crean que estamos mal, pero estaremos bien siguiendo el mismo programa. Que caminando hacia abajo llegaremos arriba. Es paradojal, pero está claro que lo cree quien quiere creerlo. Hay cegueras ideológicas que todo lo pueden.
Lo evidente es que vamos a estar no un poco peor, sino mucho peor si seguimos el mismo camino. Es muy simple: hoy se agrega al producto nacional la enorme entrada de dólares del Fondo Monetario. A partir del año que viene, habrá que devolver esos fondos, más intereses. Es decir: si sumando dólares a lo que se produce con este gobierno hay hambre, inflación y caída del poder adquisitivo, ¿qué podemos esperar para cuando al producto ya no se sumen sino se resten los millones de dólares por pago de deuda?
No cuesta saber la respuesta. Marchamos hacia el abismo y en pocas semanas los argentinos empezaremos a decidir electoralmente nuestro futuro. La máquina de fantasear, promovida por Durán Barba para adornar de flores el desértico fruto del gobierno de Macri, seguirá inventando rivales a los cuales odiar, obra pública real o fingida (lo importante es que sirva para disimular el desastre social), futuros imaginarios en los que vamos a ser país altamente desarrollado. Total, de seguir este camino, habrá en pocos meses que empezar a pagar la cuenta, la ruinosa cuenta, pero será luego de las elecciones, claro. Para entonces, los asesores publicitarios podrán tomarse su avión hacia mejores aires.
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