Escuela Sociodeportiva de la UNCUYO: cuando el deporte sirve de puente hacia la inclusión social

Con un enfoque recreativo y social, este lugar se ha convertido en un refugio para niños, niñas y adolescentes de barrios vulnerables. Ofrece actividades deportivas, culturales y de salud. Su objetivo es fomentar valores, combatir la exclusión y transformar vidas en comunidad.

Escuela Sociodeportiva de la UNCUYO: cuando el deporte sirve de puente hacia la inclusión social

Profesora Mariana Cifuentes con los chicos y chicas de la escuela. Foto: Unidiversidad

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César Valerio

Publicado el 05 DE DICIEMBRE DE 2024

En el corazón del Club UNCUYO, la Escuela Sociodeportiva nació como un programa para ayudar a niños, niñas y adolescentes de barrios vulnerables aledaños. La idea es que allí encuentren un espacio para conocerse, compartir, convivir por fuera de las problemáticas de su entorno y acceder a oportunidades recreativas, culturales, deportivas y de cuidado de la salud.

La escuela tiene un enfoque recreativo y social, recibe a chicos y chicas de barrios como San Martín, Jardín Aeroparque, Flores, La Favorita, Olivares, Infanta y Sargento Cabral. Desde su creación, en 2018, busca desarrollar habilidades sociales, combatir la exclusión y fomentar valores como el compañerismo y la igualdad. Mariana Cifuentes, profesora de educación física del proyecto, comentó: "Trabajamos mucho en la tolerancia a la frustración, el trabajo en equipo y el respeto, priorizando siempre que los chicos se diviertan mientras aprenden”.

En este lugar, quienes participan se vinculan con la Universidad Nacional de Cuyo mediante actividades deportivas y lúdicas que promueven el desarrollo físico, psicológico y social de los participantes. La Escuela no solo fomenta la práctica deportiva, sino que también refuerza valores como la solidaridad y la igualdad en un entorno inclusivo de fútbol mixto.

Chicas y chicos encuentran en la Escuela Sociodeportiva un lugar para compartir y convivir por fuera de las problemáticas de su entorno. Foto: Unidiversidad

El impacto de la iniciativa se refleja en historias como la de Elías, un niño de 9 años diagnosticado hace un año con psicosis infantil a causa del bullying. Su madre relató: “Así fue como se dispararon algunas variantes en su cabecita: empezó a tener falta de tolerancia a la frustración, baja autoestima, era un niño muy cohibido, no se sentía bueno, se sentía feo, fueron muchas las cosas. Incluso tuve que cambiarlo de escuela”. Gracias a la UNCUYO, Elías ha mejorado notablemente. Su madre agregó: “Con el club hemos logrado que él pueda desarrollar habilidades sociales, ya que no podía relacionarse con otros niños. Con el club logramos eso, que pueda abrirse más. Ahora es poquito y nada el enojo, la frustración y la baja autoestima, lo sabe manejar, y esto se ve reflejado en la escuela, por ejemplo”.

El trabajo conjunto entre profesores, profesoras, familias y la UNCUYO ha sido clave para este progreso. Hoy, Elías participa activamente en las actividades, disfruta del deporte y comprende el valor del compañerismo sin frustrarse por los resultados.

Este programa no se limita al deporte. Los niños y niñas también acceden a desayunos saludables, actividades recreativas, como la natación, salidas culturales y servicios de salud proporcionados por la Universidad, así como a controles oftalmológicos y odontológicos. Todo esto hace que el proyecto sea un modelo y una herramienta de inclusión y contención social. "Es más que entrenar fútbol; es un espacio que fomenta la pertenencia y el desarrollo integral de los niños y niñas", comentó Laura Pacualetti, coordinadora de la Escuela Sociodeportiva​.

La Escuela Sociodeportiva es un espacio que fomenta la pertenencia y el desarrollo integral de niños y niñas. Foto: Unidiversidad

A pesar de los desafíos y el predominio histórico de los varones en el fútbol, la escuela ha crecido y sigue integrando a más niñas para romper barreras culturales. Facundo Sánchez agregó: “En los primeros años, la participación femenina era mínima. Por ejemplo, solo había tres niñas entre 140 participantes varones. Además, enfrentamos obstáculos como la resistencia de los padres, que en muchos casos no permitían que sus hijas jugaran. Algunas niñas incluso asistían a escondidas con el apoyo de sus madres. Eso evidencia lo arraigada que estaba la idea de que ‘las niñas no deben jugar fútbol’”.

Sin embargo, la situación ha cambiado con el tiempo. Actualmente, la presencia de niñas es mucho más visible y aceptada. Cada vez más padres reconocen y apoyan las decisiones de sus hijas, lo que demuestra que, aunque las costumbres culturales siguen siendo un reto, se está logrando un cambio significativo.

Chicas y chicos en el entrenamiento. Foto: Unidiversidad

La Escuela Sociodeportiva es un programa dirigido a niños, niñas y jóvenes de 6 a 17 años, iniciado en 2018 gracias a un convenio entre la Fundación Real Madrid, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad Nacional de Cuyo. El proyecto fue financiado durante 2018 y 2019 por el BID. Sin embargo, la emergencia sanitaria por COVID-19 provocó el cese del apoyo internacional. Facundo Sánchez, nexo entre la universidad y los barrios, explicó: “El apoyo internacional cesó en 2020 por la pandemia, lo que pausó el proyecto. En 2021 fue retomado con el respaldo de la Municipalidad de Capital, que contrató a los profesores, y la UNCUYO, que aportó los espacios, lo que aseguró la continuidad de este plan”.

Con más de 45 chicos y chicas y un equipo de profesores comprometidos, el proyecto sigue en pie. Si bien los recursos económicos han disminuido desde la pandemia, la voluntad de consolidarlo como un espacio inclusivo permanece firme. La Escuela Sociodeportiva de la UNCUYO se perfila como un ejemplo de cómo el deporte puede ser una herramienta para construir comunidad, fomentar valores y transformar vidas.

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