“Desde la institución se busca promover la inserción de los alumnos en mundo del trabajo. En un principio la escuela se inauguró con la idea de recibir chicos con distintas dificultades. Y uno de los objetivos principales es buscar que los estudiantes quieran aprender, como una iniciativa propia de ellos”, explicó Sanchez.

El director, también, hizo hincapié en que intenta trabajar con los alumnos desde el amor, el cariño y la comprensión, saber escucharlos y preocuparse por ellos. Además, explicó que el establecimiento fue mejorando progresivamente por el sentido de pertenencia que se logró por parte tanto de alumnos como de los profesionales.

Sánchez contó que “la particularidad de esta escuela es que los alumnos transitan por aulas agrupadas por áreas, las cuales tienen armarios que contienen material bibliográfico, cartográfico y material didáctico (regla, transportadores, flautas, teclado, guitarra, etc.). Además, para los momentos de esparcimiento tiene material recreativo, entre ellos una mesa de ping pong y un metegol, los cuales colaboran con el desarrollo de la creatividad de los alumnos”.

Otra cuestión a destacar es que la institución educativa no utiliza timbre, debido a que este es un “motivador externo” y lo que se busca es una “auto-estimulación”.Además, el director rescató que educar es un "acto de amor".

Asimismo se refirió a la calidad educativa que existe, actualmente,  en Mendoza.  Entiende que la educación en la provincia es “muy buena” y que  está “mejorando de a poco”. También expresó sus ganas de que la metodología utilizada en la Escuela Sarrelli: “Me encantaría que nuestras ideas se repliquen en todo Mendoza”.