Los estudios realizados por investigadores del Conicet y del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable determinan que los vehículos particulares son los mayores contaminantes del aire de Mendoza. Le siguen los colectivos, la quema de residuos, diversas actividades humanas y las industrias. El titular del Grupo de Atmósfera y Ambiente, Enrique Puliafito, dijo que no hay conciencia sobre la necesidad de monitorear la calidad del aire, que no existen políticas claras y que las comunas no tienen capacidad técnica para resolver el problema. Intentar realizar un pronóstico on line.
Los vehículos particulares que circulan todos los días por las calles del Gran Mendoza son la principal causa de la contaminación del aire que respiramos. Detrás, a gran distancia, le siguen los colectivos, la quema de residuos y las industrias.
Esta es una de las conclusiones del trabajo que realizan científicos del Conicet e integrantes del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (Ceds), dependiente de la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Mendoza.
El director del Centro y del Grupo de Estudio de Atmósfera y Ambiente (Geaa), Enrique Puliafito, explicó que no existe conciencia sobre la necesidad de monitorear y controlar la calidad del aire que respiramos y que las comunas no tienen capacidad técnica ni conocimiento para resolver estos problemas.
Puliafito comentó que una muestra de la poca importancia que se le da al tema es que, pese a que en una ciudad como Mendoza debería haber por lo menos 12 equipos que monitorearan la calidad del aire que respiramos, sólo hay dos y no están del todo operativos. Esta realidad no se circunscribe a la provincia, sino que se extiende a otras ciudades como la de Buenos Aires, donde deberían funcionar por lo menos 30 equipos y sólo existen tres.
El ingeniero y doctor en Ciencias de la Atmósfera aseguró que los controles en esta materia son casi inexistentes y que, por ejemplo, las industrias presentan declaraciones juradas sobre sus emisiones, pero no existen controles que permitan corroborar esa realidad.
Mapas de contaminantes
Puliafito comentó que existen dos modos de medir la calidad del aire: una, con los aparatos que permiten tomar muestras y analizarlas, pero hoy Mendoza no cuenta con esta tecnología. La otra es la que llevan adelante en el centro que dirige, que es realizar un mapa con la estimación de todas las emisiones, que después se coteja con la realidad haciendo algunas pruebas con un aparato del que disponen.
La estimación de las emisiones se establece con base en la información existente, por ejemplo de la cantidad de autos y de industrias, y también en los datos de manuales que especifican cuántas son las emisiones para un tipo específico de industria o de actividad humana.
En este mapa, los investigadores no sólo consignan la cantidad de emisiones contaminantes, sino que tienen en cuenta la cantidad de aire puro existente y otros factores importantes, como el viento. Esto porque, con el tiempo, los contaminantes se van diluyendo en el aire y mezclando con el aire puro.
El mapa de contaminantes no sólo analiza lo que pasa en Mendoza sino que ahora preparan un trabajo que incluye todo el territorio y que tiene en cuenta las emisiones de las ciudades, de los volcanes (las cenizas) y la quema de biomasa, entre otros. Ahora, la investigación más reciente busca determinar cómo afectan esos contaminantes a los glaciares, porque si se asientan sobre su superficie, si los ensucian, por decirlo de una forma más simple, estos se derriten más rápido.
Los autos, los más contaminantes
Los mapas de contaminantes del Gran Mendoza permiten determinar que los autos particulares son responsables del 80 por ciento de la contaminación del aire. A esto se suman las emisiones de las casas, de todas las actividades humanas y de las industrias, especialmente la refinería, las fábricas de cemento y las ladrilleras, entre otras. La actividad agropecuaria también es otra fuente de contaminación, si no se la controla debidamente.
Una de las fuentes de emisión que detectaron en el último tiempo fue la quema de basura, que algunas veces es intencional y otras se genera en forma espontánea, ya que los residuos emiten metano.
Puliafito explicó que, si se tienen en cuenta los niveles de contaminación previstos en la ley provincial N.º 5100 sobre preservación de los recursos del aire, el Gran Mendoza tiene valores aceptables cuando se trata de períodos largos, es decir de un año o un mes, pero no así para los períodos cortos de una hora o menos, donde los niveles de contaminación son altos.
El trabajo que realizan también permitió verificar que existieron mejoras; por ejemplo, en la tecnología que tienen los vehículos. El plomo desapareció de los combustibles, pero al mismo tiempo hay más autos circulando y más actividad industrial.
El ingeniero explicó que, en relación con la calidad del aire que respiramos, es tan dañino un evento corto y de gran intensidad (como una quema), como uno pequeño pero que persiste por meses e incluso por años.
El investigador comentó que a la contaminación del aire se suma una característica propia de Mendoza: la calma y la falta de vientos, que dificulta que una sustancia se diluya en el aire con rapidez. Esto es porque sólo existe una circulación típica de viento que viene desde el sur por la noche, pero cuando el sol aparece vuelve la calma.
Sin políticas claras
Puliafito señaló que en Mendoza y en Argentina, con contadas excepciones como Córdoba o Santa Fe, no existe una conciencia sobre la necesidad de monitorear la calidad del aire, y aseguró que tampoco hay políticas públicas claras. Dijo, por ejemplo, que mientras se intenta que más personas utilicen el transporte público de pasajeros y se desalienta el uso del automóvil particular que es el que más contamina, por otro lado se lanzan planes de ahorro para que más personas puedan adquirir su vehículo.
El investigador explicó que tanto las leyes como la Constitución determinan que los municipios son los responsables de atender a esta problemática y de buscar posibles soluciones. Sin embargo, explicó que no tienen capacidad técnica, aparatología ni visualización clara de los inconvenientes que acarrea la contaminación del aire.
Para Puliafito, esta realidad de las comunas hace que los problemas de contaminación ambiental se transformen en un expediente, que buscan derivar lo antes posible al órgano provincial, en este caso la Dirección de Protección Ambiental.
Pronóstico on line
Los investigadores analizan la posibilidad de realizar una especie de pronóstico on line de la calidad del aire que respiramos en toda la Argentina, como una especie de atlas.
Puliafito explicó que estudian elaborarlo con un código de colores que indique la calidad del aire, los contaminantes y las zonas más comprometidas. La parte más difícil del trabajo ya está casi lista, que es justamente hacer un inventario de los contaminantes que existen en el aire.