En los últimos meses, el asteroide YR4 captó la atención tanto de la comunidad científica como del público, debido a la posibilidad de un impacto con la Tierra. Inicialmente, los cálculos indicaron una probabilidad significativa de colisión, lo que generó alarma mundial, pero estudios recientes -respaldados por la ESA (Agencia Espacial Europea) y la NASA (National Aeronautics and Space Administration)- redujeron esta posibilidad a niveles casi insignificantes. Para profundizar en este fenómeno, Unidiversidad entrevistó a Andrés Piatti, astrónomo, docente de la UNCUYO e investigador del Conicet, quien dio un análisis detallado de la situación actual del asteroide y la facilidad que existe para destruir o desviar este tipo de objeto.

Desde su descubrimiento, YR4 fue clasificado como un objeto de riesgo moderado en la escala de Torino, pero nuevas observaciones permitieron trazar con precisión su trayectoria y descartar la amenaza. Piatti explicó que, gracias a la actualización de datos, la probabilidad de impacto se redujo drásticamente y que el telescopio espacial James Webb continuará monitoreando este objeto para afinar estimaciones sobre su tamaño -que oscila entre 40 y 90 metros- y su composición. Además, señaló que este caso recuerda al asteroide Apofis, cuyo riesgo inicial disminuyó notablemente a medida que se iban obteniendo más datos.

Aunque la amenaza del asteroide YR4 ahora es casi nula, el evento subrayó la importancia de la vigilancia continua y la cooperación internacional en la defensa planetaria. Piatti enfatizó que mecanismos como la sonda DART de la NASA son cruciales para desviar posibles peligros, algo que demuestra que la comunidad científica está preparada para responder ante amenazas espaciales. "Es mucho más simple desviar un asteroide de lo que uno piensa", destacó.

¿Cómo se determina la probabilidad de impacto de un asteroide?

Piatti manifestó que el descubrimiento del asteroide YR4 fue fortuito, ya que no existía una predicción previa que indicara su presencia. "La probabilidad de impacto se determina monitoreando su movimiento y proyectando su trayectoria futura. Al principio, la probabilidad de colisión con la Tierra, en diciembre de 2032, se estimó en un 2 % a 3 %, lo que llamó la atención de la comunidad científica", indicó Piatti.

Sin embargo, nuevos estudios realizados con telescopios de alta precisión, como los del Observatorio Europeo Austral (ESO), permitieron refinar estos cálculos. "Con los nuevos datos, la probabilidad de impacto se redujo drásticamente a casi 0 %. Esto demuestra la importancia de continuar observando y ajustando las predicciones, sobre todo, teniendo en cuenta que en los próximos meses vamos a perder contacto con el asteroide, ya que este orbitará por detrás del Sol", explicó el investigador.

El caso del asteroide YR4 dejó importantes lecciones sobre la detección y monitoreo de asteroides potencialmente peligrosos. Foto: Unidiversidad.

Qué factores influyen en las consecuencias de un impacto

Según Piatti, los efectos de un impacto dependen de múltiples variables. "El tamaño del asteroide es clave: mientras más grande sea, mayor será el daño. También influye su composición; un asteroide rocoso se desintegra más fácilmente en la atmósfera, mientras que uno con un núcleo metálico podría sobrevivir en mayor medida al ingreso", detalló.

Otros factores determinantes son la velocidad y el ángulo de impacto. "Si el asteroide ingresa a gran velocidad y en un ángulo muy vertical, la energía liberada será mucho mayor, lo que podría causar más destrucción. Por el contrario, un impacto en ángulo oblicuo permite que la atmósfera absorba parte de la energía, reduciendo los efectos", aclaró.

Tras estudios más precisos, la NASA y la ESA confirmaron que el objeto espacial no representa una amenaza para la Tierra. Foto: NASA.

¿Qué sucedería si un asteroide como YR4 impactara contra la Tierra?

Las consecuencias de un impacto varían dependiendo de la ubicación. "Si cayera en el océano, podría generar un tsunami con efectos en las costas cercanas. En tierra firme, produciría un cráter y una onda expansiva capaz de destruir una ciudad", explicó Piatti. Recordó el evento de Tunguska en 1908, cuando un meteorito de aproximadamente 50 metros de diámetro explotó sobre Siberia y arrasó una vasta área de bosque.

Afortunadamente, en el caso del asteroide YR4, las recientes proyecciones indican que no representa una amenaza real. "Ahora sabemos que es poco probable que impacte en la Tierra, lo que permite descartar cualquier escenario catastrófico", afirmó.

Estrategias de defensa planetaria

La humanidad no es completamente indefensa ante la amenaza de asteroides. Piatti mencionó la existencia de estrategias para desviar objetos espaciales potencialmente peligrosos. "La NASA y otras agencias espaciales han trabajado en métodos como la misión DART, que demostró que es posible alterar la trayectoria de un asteroide mediante el impacto de una sonda. No se necesita destruirlo, sino darle un pequeño empuje para cambiar su órbita lo suficiente", explicó.

También destacó la importancia de la vigilancia continua. "Cada nuevo telescopio y cada observación adicional nos ayuda a refinar cálculos y mejorar nuestra capacidad de respuesta. La cooperación internacional es clave para enfrentar estos desafíos", concluyó.

"Podríamos enviar una pequeña sonda, incluso más pequeña que un escritorio, equipada con una carga explosiva. Esta sonda viajaría hasta el asteroide, se posaría sobre su superficie y, a cientos de miles de kilómetros de la Tierra, detonaría la carga. La explosión generaría un impulso basado en el principio físico de acción y reacción, alterando ligeramente la órbita del asteroide. No es necesario destruirlo por completo; con un pequeño empuje, su trayectoria se desviaría lo suficiente como para evitar un impacto contra nuestro planeta", detalló.

La tecnología y la observación astronómica fueron claves para precisar la trayectoria de este objeto espacial. Foto: Unidiversidad.

Un sistema solar en equilibrio

Piatti enfatizó que, aunque los asteroides representan un riesgo teórico, la estabilidad gravitacional del sistema solar minimiza la posibilidad de impactos catastróficos. "El sistema está bien equilibrado, con planetas gigantes como Júpiter actuando como escudos gravitacionales que desvían muchos objetos. Si bien pequeños asteroides pueden ingresar ocasionalmente, los eventos de gran impacto son extremadamente raros", finalizó.