Mariano Moreno dirigía y redactaba en La Gazeta de Buenos Ayres en 1810 para difundir los fundamentos doctrinarios de la revolución. En recuerdo de este primer periódico de la etapa independentista se estableció el Día del Periodista el 7 de junio en el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en el año 1938. 

Moreno hacía hincapié en la libertad de pensamiento y la publicidad de actos del gobierno. Se puede pensar que este periódico fue una publicación independiente, pero también un instrumento del gobierno revolucionario al estar subordinado al poder político. Hoy, cientos de años después, hay medios de comunicación que se llaman a sí mismos independientes mientras que algunos los acusan de responder a intereses del poder político.

El periodismo de 1810 y el actual presentan diferencias evidentes, pero persiste la intención de que exista libertad de pensamiento y de discursos. Esa intención tuvo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (N.º 26522) aprobada durante el gobierno kircknerista en el año 2009 con la necesidad de derogar y sustituir al decreto-ley de la dictadura cívico-militar. Pero los objetivos principales se centran en la regulación de dichos servicios en todo el país y establecer las normas para regir el funcionamiento y la distribución de licencias de los medios radiales y televisivos.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, luego de su sanción durante el gobierno kirchnerista, tuvo reclamos de inconstitucionalidad de algunos artículos, como el 41 y el 161, medidas cautelares e inconvenientes para que algunos medios se adecuaran a ella.
 

La Ley en el gobierno de Macri

A poco tiempo de asumir en el poder, el gobierno de Mauricio Macri anunció el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que modifica la Ley y elimina la Afsca, a la vez que unifica las leyes de Servicios de Comunicación Audiovisual y de Telecomunicaciones y también crea, como autoridad de aplicación, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). Sin embargo, se difundió que este decreto crea en el ámbito del Ministerio de Comunicaciones una comisión para redactar una nueva ley que reemplace a las actuales normas, lo cual llevará más de un año. La resolución se aprobó con votos a favor de Cambiemos, el Frente Renovador y legisladores peronistas del interior, más allá de la abstención del bloque Justicialista, la oposición del Partido Socialista y del Frente para la Victoria.

El Enacom es controlado por la Sindicatura General de la Nación y la Auditoría General de la Nación. Lo preside Miguel Ángel de Godoy y debe estar formado además por tres directores nombrados por el Poder Ejecutivo y tres directores propuestos por la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, que deberán corresponder uno a la mayoría o primera minoría, uno a la segunda minoría y uno a la tercera minoría.

El DNU modifica el corazón de las leyes de Servicios de Comunicación Audiovisual y de Telecomunicaciones sancionadas durante el gobierno de Cristina Kirchner. Cambia el artículo 41, que prohibía la venta de medios audiovisuales, algo que ahora se permite, y facilita la integración de cadenas privadas de radio y televisión, lo que hasta ahora estaba restringido. Sumado a esto, el DNU permite prorrogar el período de duración de licencias de los operadores actuales por diez años más, independientemente de su fecha actual de vencimiento, explica un diario nacional.

Otra modificación es la del artículo 45, estableciendo que ya no existirá el límite de 24 ciudades en las que las empresas de cable pueden operar, sino que no habrá topes en la cantidad de ciudades. Además, estas empresas pasarán a regirse por la Ley de Telecomunicaciones.

Hace un mes, el gobierno actual descartó la obligación de las emisoras de radios de informar la hora cada 30 y 60 minutos con un top audible. Además, con un decreto llamado 678 se eliminó la hora en pantalla y se suprimió el artículo que establece la identificación del anuncio publicitario en TV, pero aseguraron que se seguirá con la obligación de respetar la separación entre la publicidad y la programación, y el tiempo destinado a las tandas.