Estas son las líneas económicas de los presidenciables

A qué corrientes responden los asesores económicos

Estas son las líneas económicas de los presidenciables

Facultad de Ciencias Económicas

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Sebastián Laza

Publicado el 05 DE AGOSTO DE 2015

Para entender el discurso de los economistas en vísperas de elecciones, primero hay que empezar diferenciando entre sus escuelas de pensamiento subyacentes. De esta forma, se me ocurre diferenciar entre al menos cinco grupos de economistas bastante marcados hoy en nuestro país, en especial tomando en consideración sus posiciones en cuanto a equilibrio fiscal, grado de intervencionismo del Estado en el mercado y política industrial sustitutiva de importaciones. A partir de allí, creo que entenderemos mejor lo que hoy proponen debería hacer el próximo presidente para 2015-19.

A.   Economistas que abogan por un modelo plenamente liberal

Este grupo en nuestro país es bastante influyente en materia de llegada a los medios, pero bastante poco tenido en cuenta por los políticos más representativos, lo que les da muy pocas chances de llegar al poder. La mayoría de ellos están enrolados en UCEMA, FIEL y otros think tanks relacionados, con figuras estandartes como José Luis Espert y Roberto Cachanosky, entre otros. Políticamente, hoy prácticamente no tienen representante; el último fue Álvaro Alsogaray en los 80 y 90. Intelectualmente, están muy influidos por el monetarismo de Milton Friedman y la Escuela Austríaca de Von Mises y Von Hayek, entre otras escuelas pro-mercado. 

Ellos proponen equilibrio fiscal a rajatabla, con rango constitucional, ningún tipo de subsidio a la industria nacional, junto a arancel de 0 % a las importaciones. De esta manera, la industria nacional que verdaderamente se mantenga en el país será la que tenga ventaja comparativa o competitiva clara, y que no dependa en absoluto de la protección del Estado, ni siquiera temporal, lo que permite que todo el resto de bienes sea importado. De esta forma, este modelo cierra con una economía plenamente abierta al mundo, con bajos impuestos y exportando los productos en los que somos naturalmente competitivos (agroindustria) e importando todo el resto.

Una política así jamás ha sido implementada en nuestro país desde Perón (1945) en adelante, siendo sin embargo el modelo que a grandes rasgos se aplicó en el país durante finales del siglo XIX y principios del XX, llamado "modelo agroexportador", con grandes éxitos en materia de crecimiento pero bajos logros en distribución del ingreso.

Sucede que estos modelos necesitan, para su éxito completo, de una población altamente educada y preparada para el mundo laboral, lo que escaseaba en gran medida a finales del siglo XIX en nuestro país. Sin altos niveles de educación, este modelo no funciona, porque los sectores competitivos demandan mano de obra altamente capacitada, no la mano de obra barata que viene generando nuestro mediocre sistema educativo.

Entre los actuales candidatos a presidente, ni Macri, ni Massa, ni Scioli apoyan este modelo, ya que todos son industrialistas activos. El candidato del PRO podría estar levemente más cerca –dados los economistas que lo asesoran–, pero a años luz de lo que sería este modelo funcionando en su total dimensión. Tampoco los mencionados candidatos son tan estrictos fiscalmente y pro-mercado como para categorizarse en este grupo, si bien lo son bastante más que el actual kirchnerismo.

B. Economistas que abogan por un industrialismo acotado

Entre los de este grupo hay lugar para el fomento a la industria nacional (a diferencia de los liberales), pero con mucha selección de sectores (a diferencia de lo que se ha venido haciendo desde Perón en adelante –con contadas excepciones–), ya que sostienen que subsidiar es caro en términos de recaudación de impuestos y de pérdida de divisas y que, por lo tanto, hay que hacerlo con racionalidad y fina precisión.

Estos economistas, en principio, no ven con “malos ojos” las teorías de fomento a las "industrias nacientes", ya que no aceptan mansamente los dictados de la división internacional del trabajo que emana de la ventaja comparativa-competitiva, pero marcan enfáticamente los excesos de la sustitución de importaciones extremadamente onerosa e ineficiente de las últimas siete décadas argentinas.

En la actualidad veo entre los economistas de Macri algunos atisbos para avanzar hacia este tipo de industrialismo, que indudablemente podría generar cambios estructurales en el país, ya que algunos sectores grandes hoy fuertemente protegidos no serían viables en este industrialismo más realista y racional, a diferencia del propuesto por el estructuralismo-desarrollismo durante tanto tiempo en Argentina (y vigente durante varios años del kirchnerismo), que nos ha llevado a subsidiar de todo, con tal de que genere algo de puestos de trabajo.

C. Economistas que abogan por el industrialismo ni-ni (ni amplio, ni acotado)

Son la mayoría de los economistas que asesoran al PJ y a la UCR en la actualidad, que comparten algunas cosas del modelo anterior (en la teoría), pero que cuando llegan a la función pública, la presión política los hace seguir manteniendo sectores industriales enormemente subsidiados, como el Complejo Electrónico-Electrodoméstico de Tierra del Fuego y la Industria Automotriz, ambas armadurías bastante caras en materia de divisas, ya que dependen en gran parte de cadenas de valor extranjeras. Fiscalmente no son anti-déficit, pero tampoco avalan excesos desbocados. 

El estandarte de este grupo quizás sea Roberto Lavagna, pero también allí se ubican Redrado, Lousteau, Prat Gay, González Fraga, Bein, Blejer, entre otros que hoy asesoran a Massa, Sanz y a Scioli. Todos ellos han visto siempre con buenos ojos el modelo desarrollista iniciado con el expresidente Frondizi, y que aún perdura en el pensamiento de muchos políticos argentinos, ya que nunca fue terminado exitosamente.

D. Economistas que abogan por el industrialismo amplio

Son aquellos identificados con las viejas ideas estructuralistas de Prebisch y Aldo Ferrer, y hoy enrolados bajo lo que se llamó Plan Fénix, entre otros grupos intelectuales, que han estado detrás de las políticas de sustitución de importaciones propiciadas por Cristina Kirchner, si bien en los últimos tres años su modelo ha virando claramente hacia el modelo que analizamos en seguida (fuerte intervencionismo estatal). 

En este modelo se sustituyen importaciones por doquier, pero sin demasiado estudio de potencialidades futuras de los sectores protegidos-subsidiados, lo que le otorga el mote de "caro" para sus críticos, dado que paradójicamente, se requiere tal volumen de insumos y bienes de capital importados -para abastecer a la industria nacional de bienes finales- que se termina casi siempre en crisis por estrangulamiento de balance de pagos. Los últimos 70 años de este país son fieles testigos de los problemas de este modelo. Nuestra cara industria automotriz y nuestra ineficiente armaduría electrónica en Tierra del Fuego son los grandes emblemas de este modelo.

E. Economistas que abogan por el fuerte intervencionismo estatal en los mercados al estilo chino-ruso

Hoy son los economistas que, con Kicillof y los economistas de La Cámpora como estandartes, sustentan el nuevo rumbo de Cristina (en cierta forma diferente al inicial de Néstor), también apoyados intelectualmente por el think tank Gran Makro (Agustín D’Atellis, Fernanda Vallejos, Alejandro Robba, etc.) y los de algunas universidades nacionales (Roberto Felletti, por ejemplo), quienes observan con cierto enamoramiento el manejo que hace China de su economía, donde desde el sector público se fijan todo tipo de metas-objetivos para las empresas, y se guía el rumbo de la economía de manera directa y fuerte pero, claro… sin generar dicho país oriental ni inflación alta, ni corridas al dólar, ni nada de lo que se observa en Argentina y Venezuela hoy.

De esta forma, Kicillof y compañía observan lo que logra China (y en cierta medida Rusia) y lo quieren replicar en Argentina. Es por eso que el cristinismo duro llegó a hablar de la necesidad de “Cristina eterna”, y de veinte años más por lo menos de estas políticas, porque saben que recién están empezando con los cambios estructurales para “achinar” la economía argentina.
 

En síntesis

En la actualidad, en nuestro país hay por lo menos cinco grupos de economistas bastante bien diferenciados, al menos en lo que se refiere al deber ser: a) los más liberales, b) los que creen en un industrialismo activo, pero acotado, c) los industrialistas ni-ni, ni tan acotados, ni tan amplios, d) los activistas de la sustitución de importaciones generalizada, cara e inflacionaria que hemos visto por décadas en Argentina, y e) los adeptos a un fuerte intervencionismo regulatorio de los mercados, incluyendo el establecimiento de metas de producción y ganancias en las empresas privadas.

 

Autor

Sebastian Laza, Lic en Economía (UNCUYO), MBA (UTN), Posgrado en Neurociencias Aplicadas a la Economía (UNLP). Se dedica a la docencia y consultoría, y además es columnista en varios medios de comunicación.