No hay mejor manera de conocer una historia que a través de sus protagonistas. Algunos quedaron allá, en el Cementerio Darwin de las Islas Malvinas. Fueron 323 los que murieron en combate y otros 326 fueron asesinados cuando los ingleses hundieron el crucero A.R.A. Belgrano, el domingo 2 de mayo de 1982.

Otros volvieron. De ellos, que retornaron sin siquiera una bienvenida, 518 se suicidaron. La causa: el horror. No solamente el causado por la guerra, sino también el causado por un regreso sin un mínimo reconocimiento.

Recién en 1990 nació la Asociación de Ex Combatientes de Malvinas (Adem). Esta organización está presidida por Hugo Olivera y entre sus integrantes están José Gambino y Tomás Lupo. Los tres son mendocinos. El primero de ellos estuvo en el Batallón de Infantería de Marina N.° 1 y fue uno de los primeros en llegar a las islas. Gambino fue parte de la tripulación del transporte polar A.R.A. Bahía Paraíso y Lupo fue suboficial de la corbeta A.R.A. Drummond.

Una de las cosas más impactantes que ocurren al escuchar a estos hombres es su respuesta cuando se les hace la siguiente pregunta: ¿Es verdad que estuvimos cerca de ganar la guerra? Entonces, los tres honorables héroes asienten con un gesto de cabeza y uno de ellos responde: “Sí, dos veces”.

Olivera, Lupo y Gambino contaron que al 2 de abril de 1982, el objetivo que se había planteado era el de recuperar las islas, que las tropas se establecieran por 100 días como custodia militar y que los malvinenses siguieran sus vidas “como si no hubiera pasado nada”. Eran una especie de unidad policial de la isla. “El primer error –dice el presidente de la Asociación– fue el discurso de Leopoldo Galtieri en el balcón de Casa Rosada”. Fue el 10 de abril, cuando pronunció la famosa frase “Si quieren venir, que vengan, les daremos batalla”. Habían pasado sólo 8 de los 100 días que debían dejar pasar para intentar resolver el conflicto diplomáticamente.

“La segunda situación –sigue Olivera– se dio a través de una entrega pactada de antemano”. Es que, según los soldados, la llegada del Papa Juan Pablo II a Buenos Aires y la renuncia de Estados Unidos a la neutralidad poco antes del 14 de junio de aquel año no fueron casualidad.

Explicaron que al 12 de junio las tropas inglesas no podían resistir más de tres o cuatro días, porque el 8 de junio había sido el día de mayor pérdida de la flota inglesa durante la guerra, ya que fueron destruidos 8 buques. “Si hubiésemos tenido estrategia, nos podríamos haber ido para el sur y cuando llegaran no habrían encontrado a nadie. La guerra la empezó Galtieri y la terminó Galtieri”, finalizaron.

Todos los miembros de la Adem en la entrada de la Casa de Gobierno. Foto: Gentileza Adem.

El reconocimiento

Un espacio físico para la Adem les ayudaría a que fueran escuchados. Las historias desconocidas lo son porque no se escuchan. El deseo que expresaron es ese: ser tenidos en cuenta. Ser invitados a los actos del 24 de marzo. Ser parte de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Este reclamo es no solamente para ellos, sino también para aquellos soldados que cumplían con el servicio militar obligatorio en aquel nefasto 1982 y quedaron en el Cementerio Darwin, de quienes merecemos y merecen ser conocidas sus identidades. “Soldado argentino sólo conocido por Dios” no es un nombre.

Para conmemorarlos a todos, la Adem realizará una vigilia este viernes 1.º de abril en las instalaciones del Comando de Brigada de Montaña VIII (calle 9 de Julio 550 de Ciudad). Además, el sábado 2 de abril se hará un acto en homenaje al “Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas” a las 10.00 en el Rosedal del Parque Gral. San Martín.