En peligro de extinción, el mono aullador fue declarado Monumento Natural
La declaración que protege a la especie busca "lograr su preservación, conservación y reproducción, y evitar la extinción de esta especie", en pos de proteger la biodiversidad misionera. ¿Por qué son fundamentales para preservar el ecosistema y detectar precozmente la fiebre amarilla? Leé la nota.
Foto: Télam
El Mono Carayá Negro y Dorado o Aullador fue declarado Monumento Natural en Misiones, decisión que permitirá realizar acciones tendientes a la preservación de esa especie que corre peligro de extinguirse por la caza furtiva, la deforestación, el mascotismo o la fiebre amarilla.
Según lo establecido por la Ley de Parques Nacionales, los Monumentos Naturales son "áreas, cosas, o especies vivas de animales o plantas, de gran interés estético, valor histórico o científico, a los cuales se les acuerda protección absoluta".
Los monos aulladores son "la especie de primates silvestres con mayor presión de captura ilegal con fines de mascotismo en Argentina", según el argumento presentado por el diputado misionero Rafael Pereyra Pigerl, en los fundamentos de la ley.
Entre los objetivos de la declaración que protege a la especie se destacan: "lograr su preservación, conservación y reproducción, y evitar la extinción de esta especie", en pos de proteger la biodiversidad misionera.
"Como presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Medio Ambiente de la Cámara de Representantes me pareció muy importante declarar Monumento Provincial al mono Carayá Negro y Dorado, por ser una especie amenazada, tal como lo reflejan los datos estadísticos presentados", remarcó Pereyra Pigerl a Télam.
Y agregó: "El primate no estaba entre nuestras leyes de protección y como especie en peligro de extinción debe tener todas las protecciones que se le puedan otorgar, porque en Misiones, al ser el espacio territorial argentino donde existe mayor diversidad y uno de los mayores del mundo, tratamos de proteger todo lo que es vegetal como animal".
En nuestro país, esta especie habita las copas de los árboles de las selvas y montes de las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones y Santa Fe.
El legislador indicó además que la decisión de presentar el proyecto de ley fue tomada a partir de los aportes de la doctora en Ciencias Biológicas Luciana Oklander y la subsecretaría de Gestión, Desarrollo Sostenible e Innovación del Ministerio de Cambio Climático de Misiones, Silvia Kloster.
Oklander, primatóloga e investigadora del Conicet, precisó en declaraciones a esta agencia que la especie se ve afectada por los cambios en su hábitat. "Los cambios del suelo o la deforestación hace que desaparezcan las poblaciones", indicó.
Otro problema que deben atravesar es que los toman como mascotas: "Capturan a las madres, que muchas veces se mueren en esas capturas, y también capturan a las crías que son los que son vendidos en las rutas para mascotas", explicó la científica.
Oklander dijo que la tercera dificultad que enfrentan, especialmente en Misiones, es que "son muy vulnerables a los brotes de fiebre amarilla que solamente llegan a esta provincia, enfermedad que los mata en muy pocos días y hace que su población disminuya considerablemente".
El mono Carayá, una alerta temprana de la fiebre amarilla
La especialista remarcó que la existencia de estos monos es muy importante porque, aunque no transmiten el virus, si se detecta que contraen fiebre amarilla "da una alerta temprana a los sistemas de salud para que lleguen a vacunar a la gente en estos lugares donde se ve que hay mortandad" de estos animales para prevenir una epidemia.
"La fiebre amarilla es una enfermedad que ataca a los humanos, la transmiten los mosquitos cuando pican tanto a los monos como a los humanos. Los monos mueren inmediatamente, mientras que los humanos si no están vacunados desarrollan la enfermedad", indicó.
Dijo que, si bien desde el 2009 que no ha llegado la fiebre amarilla a Misiones, el año pasado el brote procedente de Brasil llegó a 80 kilómetros de la Argentina, por lo que consideró que "es muy probable que en cualquier año puede llegar un brote a nuestra zona".
"Los monos Carayá son muy vulnerables a los brotes de fiebre amarilla que solamente llegan a esta provincia, enfermedad que los mata en muy pocos días y hace que su población disminuya considerablemente", dice Luciana Oklander, doctora en Ciencias Biológicas.
El alouatta carayá, según su nombre científico son parte de la fauna autóctona misionera, son animales gregarios, conformando grupos de entre 5 a 19 individuos por lo que es improbable encontrar alguno aislado.
Son sedentarios y delimitan su territorio a través de sus fuertes vocalizaciones, de allí el término Aulladores, que gracias a su gran mandíbula inferior emite fuertes aullidos que pueden ser oídos a 1,5 kilómetros de distancia.
Su hábitat es el Paraguay, sur de Brasil, norte y este de Bolivia. En nuestro país habitan las copas de los árboles de las selvas y montes de las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones y Santa Fe.
El mono Carayá es el primate más grande del continente americano, al llegar a pesar de 8 a 10 kilos y posee su cuerpo recubierto de un pelaje largo y áspero. La cabeza es redonda, con ojos grandes y los orificios nasales se encuentran bastantes cercanos entre sí. En las extremidades cuentan con cinco dedos provistos de uñas planas y cuando caminan se apoyan sobre la palma de los pies. El macho adulto es de color negro y de mayor tamaño, mientras que la hembra es parda y amarillenta.
Los machos juveniles son del mismo color que las hembras hasta los 3 o 4 años de edad. Son folívoros frugívoros, es decir que se alimentan de hojas, brotes y frutas.
Los monos Carayá son mamíferos que pueden vivir hasta 25 años, dependiendo siempre de las condiciones de la zona, y cuando tienen 5 años llegan a la madurez sexual y pueden comenzar a reproducirse. Tienen una cría por vez y por año.
Esta especie de primates ofrece importantes servicios ecosistémicos, ya que ayuda a regenerar el bosque a partir de diseminar semillas de plantas a través de las heces.
Sus principales predadores naturales son los grandes felinos, como el yaguareté y las enormes aves rapaces selváticas como la Harpía.
Fuente: Télam
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