Se impone en Mendoza el trabajo no registrado y se prenden las alertas
Según la última Encuesta de Condiciones de Vida, que elabora la dirección de estadísticas de la provincia, hay una variable que se dio vuelta: del total de personas ocupadas, quienes están en la informalidad son mayoría.
Muchas veces, las promesas de "blanqueo laboral" no se cumplen. Fuente: pixabay.com/kirill_makes_pics
El mundo del trabajo se viene transformando. Hablamos de ello periódicamente y nos cuestionamos cómo serán las condiciones laborales en el futuro próximo. La pandemia aceleró muchas de las modificaciones de las que se hablaba en potencial.
En este marco, en la actualidad mendocina, las condiciones del mercado de trabajo no son las mejores. Esto queda claro al observar la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), que realiza anualmente la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), donde hay un dato llamativo: dentro de la población ocupada, el trabajo no registrado ya es mayoría.
Los datos de la ECV correspondientes a 2022 se conocieron en la segunda quincena de julio pasado. De ese relevamiento, se desprende lo siguiente: de un total de 838.248 personas ocupadas, el 47,2 % está en condiciones laborales registradas, mientras que el 52,6 % no está registrado o registrada. Estos porcentajes dan muestra de que el mercado de trabajo se viene precarizando, dado que, si retrocedemos cinco años, los números eran distintos: en 2018, según la ECV, el trabajo registrado alcanzaba el 50,6 %, y el no registrado, el 49,1 %.
Patricia Collado es doctora en Ciencias Políticas y Sociales y una voz reconocida dentro de la sociología del trabajo, y también detecta estas variables. Es investigadora en el Conicet y la UNCUYO y nos dio respuestas sobre este fenómeno que tiende a la informalidad.
“La tendencia es general, mundial, no solamente en Latinoamérica. El crecimiento de la informalidad del trabajo es lo que están pidiendo todas las empresas. Es lo que se está haciendo, que es vulnerar la amplia gama de derechos laborales que se consiguieron después de la Segunda Guerra Mundial. Los derechos laborales comprenden derechos sociales, derechos políticos de agremiación, de sindicalización, y no solamente defensa de la mejora constante de las condiciones de trabajo”, sostuvo Collado.
Entonces, no estar registrado o registrada significa no estar de alta en la Anses. Significa, también, no tener acceso a una obra social, a las asignaciones familiares (salario familiar/SUAF), a aportes jubilatorios, a una cobertura en caso de accidente de trabajo y a un seguro por desempleo.
Efecto pandemia
En junio pasado, en el marco del 11.º Pre Congreso de Especialistas en Estudios del Trabajo (PreASET) que se realizó en la UNCUYO, el foco estuvo en el mundo del trabajo en la pospandemia. Desde la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Martina Yazli, Federica González, Silvia Moreno, Ernesto Huerta Sosa y Eliana Canafoglia realizaron una ponencia de la investigación que vienen realizando al respecto.
Sobre la estructura socioeconómica de Mendoza, destacaron: “La provincia ha pasado a caracterizarse por la producción de servicios más que la producción de bienes en términos del valor total de la producción. La medición que se realiza a partir del Producto Bruto Geográfico (DEIE - Indec) denota la dinámica de esta transformación: actualmente, el sector de servicios en conjunto explica el 69,5 % del valor de la producción total de la provincia, con una importante participación de las actividades de comercio, restaurantes y hoteles (el 21,6 %); servicios comunales, sociales y personales (el 20,4 %); los sectores de establecimientos financieros, inmobiliarios, empresariales y de alquiler (el 16,7 %), y transporte, almacenamiento y comunicaciones (el 10,9 %)”.
Así, cabe remarcar que, desde la década de los años ochenta, pasando por los 90 y, luego, las primeras décadas del nuevo siglo, el aporte relativo del sector productor de bienes en conjunto ha ido disminuyendo con notoriedad.
Al mismo tiempo, indicaron que la pandemia puso de relieve la presencia de colectivos de "trabajadores subalternizados", que no tenían representación en las estadísticas, tales como el sector de la economía popular y trabajadores de plataformas.
Imagen: meme que ironiza sobre los "riders" que trabajan en aplicaciones de "delivery". Fuente: medium.com/@c.cebrian.designer
Más trabajo, pero…
Si seguimos los datos sobre el mercado de trabajo que difunde trimestralmente el Indec, podemos distinguir que la desocupación ha ido bajando luego del confinamiento, hasta situarse por debajo del 7 %. ¿Esto ha significado mejores condiciones laborales? No, al menos en términos generales.
Asimismo, con datos más frescos, difundidos durante los primeros días de agosto, el Indec publicó que, a nivel nacional, hay 5.330.750 personas asalariadas no registradas.
Eliana Canafoglia, una de las sociólogas que expusieron en el PreASET, hizo una observación sobre el escenario actual en Mendoza. “Este mayor porcentaje de actividad está ocupado por servicios y por comercio, que suelen ser los sectores de menor registración”, remarcó, dando a entender que es una de las variables que explican el número de trabajo no registrado que midió la ECV 2022.
En este marco, hay un dato a destacar, que prevalece en el tiempo y que no hay que pasar por alto, más allá de si hay registración o no: las mujeres están en desventaja en el mercado laboral, ya que tanto la tasa de actividad como la de ocupación son menores que las de los varones. Al mismo tiempo, la tasa de desocupación es mayor que la de los varones.
Le preguntamos a Collado cuáles son las consecuencias de este fenómeno de creciente “informalidad”. "Lo que quiere decir esta informalidad es que la mayoría de los jóvenes están empeñando su futuro porque no van a tener aportes previsionales, no están cubiertos por riesgos del trabajo y mucho menos por accidentes, por ejemplo, y no tienen cómo hacer frente a las enfermedades. La informalidad laboral es excusar a las empresas de lo que les compete, que es la cobertura de la fuerza de trabajo en términos de derechos. Esto es lo que está pasando fuertemente a nivel global, muy fuerte en América Latina y en la Argentina, y lo que demuestran estas cifras es que la informalidad vino para instalarse”, dijo la especialista.
A modo de conclusión, Collado determinó: “Todas esas cuestiones son las que tenemos que pensar a la hora de elucubrar algún futuro posible para los argentinos en términos de qué tipos de trabajos queremos, qué tipos de empleo pretendemos para nuestros jóvenes y qué tipo de futuro queremos para nuestra sociedad”.
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