La mesa chica de la Confederación General del Trabajo (CGT) se reunirá este lunes 27, a las 13.00, en la sede central de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN). Algunos dirigentes, entre los que se destacan el secretario gremial de la central obrera, Pablo Moyano, el bancario Sergio Palazzo, el gráfico Héctor Amichetti y el jerárquico lucifuercistal Carlos Minuccil criticaron el viaje que hicieron Juan Carlos Schmid y Héctor Daer al Vaticano, para una reunión de sindicalistas, mientras en Buenos Aires crecía el malestar en contra de las reformas del Gobierno.

La situación provocó que Miguel Angel Pichetto, titular de la bancada peronista del Senado, propusiera postergar el tratamiento del proyecto laboral argumentando “falta de cohesión en la CGT”, basándose en el apoyo de Daer y Schmid a la reforma del Gobierno y en el rechazo del hijo de Moyano y de otros dirigentes.

De ahí la importancia de las deliberaciones de la mesa chica, cuya intención sería convocar a una reunión del Consejo Directivo de la CGT para aprobar el llamado a la continuidad del Comité Central Confederal, que es reclamado insistentemente por el bancario Palazzo.

A las críticas de sectores sindicales con militancia política activa en las filas del kirchnerismo, la CGT cosechó otro hecho que tendrá sus repercusiones internas; el papa Francisco no asistió al cierre de las jornadas con cientos de sindicalistas en el Vaticano.

Este tipo de situaciones y la falta de acuerdo en cuanto a fijar una posición unívoca cegetista sobre las reformas, han sumido a la CGT en la incertidumbre.

Los senadores encolumnados con Pichetto tenían como objetivo no apoyar reformas que no fueran consensuadas con la CGT y, frente a las sugerencias de Pablo Moyano de estar frente a “una nueva Banelco”, se encrespó el ánimo de los peronistas de la Cámara alta.

Indudablemente, durante el encuentro de la mesa chica se debatirán todas las posiciones, pero el plato fuerte se dará en el Consejo Directivo, donde varios de sus dirigentes no están convencidos de aceptar las reformas, aseguró a Télam uno de sus miembros.

Tampoco ayudan los reclamos de los principales directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) y, menos aún, figuras representativas del sector empresario, como el abogado Julián de Diego y el titular de la Copal y hombre de la UIA, Daniel Funes de Rioja.

Ambos empresarios, especialistas en temas laborales, señalaron en un panel su satisfacción por el proyecto de reforma laboral para avanzar en la modernización del mercado de trabajo, aunque se manifestaron partidarios de “la revisión de los convenios colectivos”.