Las negociaciones por el traspaso del poder están empantanadas y, en medio de un complejo tablero, las fichas no terminan de acomodarse. Lo que está claro es que hace falta dinero para salir del atolladero y finalizar el año con un trasplante de pulmón financiero para el gobierno que se va y para el que viene.

El punto es que hay un nudo difícil de desatar, donde se encuentran el presupuesto 2015 y el mismo endeudamiento.

Cronistas y analistas coinciden en que hay una idea del radicalismo entrante –y aceptada por el peronismo saliente– de buscar que el Banco Nación le extienda un préstamo para liquidar la deuda "pinche" creciente que, dicho sea de paso, el gobernador electo ya sabe que son 5700 millones de pesos.

El martes 7, con una nota de Gabriela Ceppi, ya se presumía que esa cifra se ajustaba a la realidad que ahora conoce Alfredo Cornejo. A cambio, la entidad financiera continuaría una década más siendo el agente financiero de la Provincia. En ese estado se encuentra la llamada transición, mientras se acerca la fecha de las elecciones primarias nacionales.

El peronismo local está ubicado en una posición expectante en ese sentido, ya que el último resultado electoral le frenó el optimismo que amagó tener. De todos modos, está claro que muestra el 40 % de los votos que recolectó el FpV en la elección provincial como un antecedente respetable, más la buena intención de voto con la que cuenta hasta ahora Daniel Scioli en Mendoza.

En ese contexto se mueve el gobernador vigente, que aparece debilitado como si su problema en su pierna fuera una metáfora del último tramo de su gestión.

Por eso, la mejor respuesta (para él) a esa incómoda posición política –aunque insuficiente– es relativizar todo. Entonces aparece el hombre que está acostumbrado a vivir al día, revisando las cuentas bancarias para contar peso a peso e ir pagando las obligaciones contraídas más urgentes, entre las cuales no se encuentran los proveedores.
 

La propia transición de Paco

Uno de los escollos es precisamente la relación política con la administración kirchnerista central de la cual depende, en buena parte, lo que se define en el Banco Nación. Si Pérez quiere que esta gestión, sugerida por Cornejo, progrese, entonces debería llamar a la diputada híper K Anabel Fernández Sagasti, quien ya hizo trámites a favor del mandatario para que se le aumentara el crédito en rojo, de modo de poder pagar los salarios de los estatales. 

Como si fuera un colmo de la realidad política, a Pérez lo encontramos a mitad de camino de mudanza hacia el sciolismo desde el kirchnerismo. Este tránsito lo hace como candidato a legislador del Parlasur, lo que no lo deja retraerse públicamente. Al contrario, lo obliga a mostrarse como una figura a futuro, cuando todavía no puede dejar atrás su pasado como gobernador porque aún lo sigue siendo aunque él no quiera.

En lo íntimo, Paco Pérez tiene sus reservas en cuanto a las elecciones nacionales que se aproximan. De hecho, fue el más cauto de los gobernadores mineros que se reunieron el viernes 17 respecto de la posibilidad de que Scioli gane en primera vuelta. Y en este caso hace sus presunciones, pero las ata al resultado de las elecciones PASO, en especial respecto de cuántos votos obtendrán los precandidatos a presidente desde la oposición.

“Hay que ser prudente y pensar en que tenemos que seguir trabajando mucho, porque antes que nada están las primarias de agosto. Vamos a ganar, pero las primarias van a dar una idea de los otros precandidatos”, cita el Diario de Cuyo al gobernador mendocino. En la misma crónica, el matutino sanjuanino señala que lo dice pensando en el resultado de las PASO en el sector peronista, denominado UNA, donde competirán Sergio Massa y José Manuel de la Sota.
 

Nota relacionadas: 

Un Presupuesto con más deuda viaja a la Legislatura

Deuda Pública: Pérez deja arriba de 40 % más que Jaque