ONU Mujeres incorporó a Argentina a una campaña para eliminar estereotipos de género

Sociedad

La primera parte de este estudio se publicó en 2019 y había revelado datos llamativos en cuanto a la desigualdad. En ese entonces, el 62% de los cargos electivo-ejecutivos de rectorado y decanatos estaban ocupados por varones. La Asamblea del 29 de agosto de aquel año cambió el Estatuto Universitario: con 88,40% de los votos quedó aprobada la modificación que establece la paridad de género en los cargos electivos colegiados y, con el 78,03% de los votos, en los binomios de gobierno.

En 2022, la UNCUYO celebrará sus primeros comicios bajo la norma de paridad de género en las fórmulas. Las dos listas a rectorado están encabezadas por mujeres y, por segunda vez en 83 años, la Universidad tendrá una rectora. La primera fue María Victoria Gómez, quien gobernó en dos periodos, entre el 2002 y el 2008. La situación de la Universidad Nacional de Cuyo no escapa a la generalidad de las universidades latinoamericanas. Son instituciones altamente feminizadas en la matrícula estudiantil, cargos docentes y personas egresadas, pero esto no se refleja en la representación política.

El impacto de la ley de paridad es notorio. En los comicios para rectorado relevados por el informe —2014 y 2018, los dos en los que se han celebrado elecciones directas—, si hubo candidatas mujeres, no resultaron electas y las máximas autoridades universitarias fueron varones.

Gráfico publicado en Indicadores de género de la UNCUYO (segunda etapa)

Las brechas de participación de la población femenina en los cargos jerárquicos tienen que ver con la desigualdad estructural que implica el acceso tardío a los derechos políticos de las mujeres. Como se afirma en el informe, “las culturas institucionales están atravesadas por una gran cantidad de mitos respecto de la forma en que las mujeres se incorporan a la actividad política”. Todos estos prejuicios y resistencias justifican la minimización o subvaloración de la importancia de las medidas para desequilibrar la desigualdad.

Por su parte, la masculinización de las listas para los decanatos se presenta de una forma llamativa. Si bien, según quedó establecido, todas las fórmulas tienen una mujer —incluso hay cinco que son exclusivamente feminizadas—, 10 de 18 (el 55%) son encabezadas por varones. Es decir, solo el 23 % de las listas paritarias (3 de 13) llevan una decana al frente.

Esta situación contrasta relativamente con la situación actual, ya que hay tres decanatos completamente masculinizados —algo que hoy, por norma, no puede existir—. Y solo 5 de 12 facultades están encabezadas por decanas. “Es decir, que desde el punto de vista del liderazgo en las candidaturas la situación se mantiene casi idéntica al 2018”, expresa el informe.

Gráfico publicado en Indicadores de género de la UNCUYO (segunda etapa)

Valentina Díaz, directora de Políticas Públicas y Planificación, sostuvo en Radio U: “No se trata solamente del cumplimiento de la fórmula de paridad sino que todavía hay que pensar por qué se mantiene esa brecha en los encabezamientos de fórmula”. Respecto del Consejo Superior, visualizó una tendencia a la paridad que se sostiene desde el 2014. Además, afirmó que para el informe final —que se presentará en la segunda mitad del año, luego de los cambios en las gestiones— incorporarán el análisis de los consejos directivos de las facultades.

Desde 2014 hasta ahora, se visualiza una tendencia a la paridad en casi todos los claustros del Consejo Superior. La excepción está en que tanto el rectorado como el personal de apoyo académico son, desde entonces, varones. Esa tendencia se modificará en estas elecciones. También habrá que ver el resultado para 2022 en otros claustros, como es el de egresadas y egresados, que presenta tres de cuatro listas encabezadas por varones.

Por último, el informe hace referencia a la composición del gobierno de la Federación Universitaria de Cuyo (FUCuyo), que nuclea a las representaciones estudiantiles de la UNCUYO y las sedes de Mendoza y San Rafael de la Universidad Tecnológica Nacional. En un estudio parcial, se puede afirmar que tiene un proceso similiar —progresivo— de aumento de la participación de mujeres, en consonancia también con la incorporación de la elección directa, explicó Díaz.

La normativa de paridad, si bien no es aplicable a la federación, es de una importancia social tal que termina irradiando en otros ámbitos, concluyó Valentina Díaz.