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20 DE DICIEMBRE DE 2024
La cosecha no cubrirá la demanda para elaborar vinos.
El año 2016 no fue un buen año para la vitinicultura y esperan dificultades para ese sector en 2017 (Foto: Sitio Andino).
Especial perspectivas económicas
Unidiversidad / Florencia Martínez del Rio
Publicado el 07 DE ABRIL DE 2017
En el sector vitivinícola durante 2016 hubo una abrupta caída de la cosecha de uva cercana al -40 %, pero no cayeron las ventas aunque sí disminuyeron los stocks de vinos tintos, lo que hizo que aumentaran los precios. Este año, la situación para las bodegas que exportan sería difícil por los altos costos y la uva no alcanzaría para cubrir la demanda habitual de vinos, según el informe anual de IERAL.
Este año no será fácil para la actividad emblemática de Mendoza, ya que habrá altos costos en dólares y dificultades para colocar productos en el exterior. Pero lo positivo sería la leve recuperación de la actividad económica en Argentina, que puede ayudar a impulsar el consumo interno de vinos.
Aunque en 2017 se espera una mayor cosecha de uvas, ésta será por debajo del promedio de los años 2010-2015. Si se decide hacer poco mosto, destinando sólo el 20 % de la uva, la elaboración de vino apenas alcanzará para satisfacer la demanda normal de vinos argentinos, es decir consumo y exportación. Además, comparado con años anteriores, los stocks son bajos y sobretodo en vinos tintos. Salvo que se incrementen las importaciones, puede haber escasez de materia prima para vinos.
Sumado a esto, se encuentra la problemática del dólar ya que el tipo de cambio real no mejorará, señalan los especialistas. Esto evidencia que los costos en dólares continuarán altos en Argentina, lo que complica al momento de competir con otros países productores como Chile. Esta demanda estancada pondría un límite en los incrementos de precios de las uvas.
Situación del sector vitinicultura en 2016
Según los datos, a nivel bodeguero y en términos globales, se vendió menor cantidad de vinos (-7 %), pero como sus precios aumentaron más que la inflación, la facturación de las bodegas mejoró. Hubo mejoras en las ventas de genéricos en el mercado interno, tetra-brick en especial, vinos varietales fraccionados en el mercado externo y mostos. En casi todos los negocios del vino, hubo caída de volúmenes y aumento de precios.
Con respecto a los productores, los que pudieron cosechar tuvieron un muy buen año. Y como la producción cayó más fuerte que los volúmenes de ventas, esto generó una disminución de los stocks vínicos, especialmente en los tintos y esto terminó impactando sobre sus precios.
El año 2016, la cosecha -que fue una de las más bajas en 50 años-, provocó escasez de vinos, cuando, generalmente, la elaboración de vinos en Argentina ha superado sus ventas, acumulando stocks y caída de precios. Por política vitivinícola que busca reducir los excedentes de vinos elaborando otro tipo de producto, se destina de la cosecha un porcentaje a la elaboración de jugos, es decir a mostos. En un año de mala cosecha esperaban, en consecuencia, que se elaborara menos mosto, pero éste cayó menos de lo que esperaban, 12 %, mientras que las uvas a nivel nacional cayó 30 %. Es por esto que se destinó mayor porcentaje a la elaboración de jugos. A esto se suma que en San Juan, provincia que destina un alto porcentaje a mostos, no cayó la cosecha.
Las ventas
Los vinos varietales (como el Malbec), además de ser de buena calidad, ofrecen un abanico que permite una importante diferenciación de precios. En 2016, la devaluación y la recesión económica impactaron negativamente en el mercado interno, con menor consumo, y positivamente en el externo, con recuperación en las exportaciones de vino fraccionado. Curiosamente, hubo menores ventas externas a granel. Al haber menor cosecha, hubo mayores precios, y ese es uno de los argumentos esgrimidos en este sector.
En general, la rentabilidad bodeguera se vio afectada por los mayores costos de la materia prima, pero se compensó con una disminución en el gasto en personal, ya que los costos salariales aumentaron menos que la inflación y con un mayor precio de exportación gracias a la devaluación. Para este año se espera un dólar que se rezague levemente respecto de la inflación y unos precios de exportación estables o más bajos, mientras que se elevarían algo los costos salariales y podrían seguir altos los costos de las uvas. Esto implica que no sería un buen año para las bodegas.
Con respecto a los vinos genéricos, que representan el 70 % de la venta total de vinos argentinos, son más difíciles de diferenciar. Persiste el estancamiento de la caída del consumo que ha sucedido en los últimos tras varias décadas de caer. En relación a las exportaciones, también vienen en caída. En 2016, un año recesivo, volvieron a disminuir las cantidades vendidas. En el mercado local, el precio del tetrabrick aumentó más que la inflación pero menos que los costos de la materia prima.
Otro mercado es el del mosto, que en 2016 se elaboró y se exportó en menor cantidad. Tomando el período de cosecha entre febrero y abril se nota una fuerte correlación entre el precio de la uva común y sus derivados, es decir mosto sulfitado y el vino genérico de traslado. Con esta situación se puede comprender lo ocurrido últimamente, explica el IERAL. En 2016, se recuperó el precio internacional del mosto concentrado, y a eso se agrega la mayor cotización del dólar y la baja cosecha. Esto ayudó a empujar hacia arriba el precio de las uvas.
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