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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
El autor impulsa una iniciativa para que se identifiquen los productos certificados como libres de trabajo infantil.
Foto: gentileza infodia.com.ar
El trabajo infantil está prohibido por la normativa vigente en nuestro país. Pero, a pesar de esto, y en muchos casos en las cosechas de los productos que sostienen las economías regionales, de hecho sigue habiendo trabajo infantil.
Ocurre, aunque en menor escala que en el pasado en la cosecha de la uva, ocurre en muy gran escala en la cosecha de la yerba mate… Ocurre.
Y es que, más allá de que se prohíba por ley, la verdad es que muchos trabajadores, en su extrema pobreza, llevan a toda su familia a la cosecha, incluidos niños muy pequeños, porque al cobrar por su trabajo “al tanto” (esto es, mientras más cosechen, más cobran) aprovechan esa oportunidad que se les da cada cierto tiempo, y mientras su esposa e hijos cosechan y llenan los recipientes en los que se traslada el fruto de la tierra, ellos se desloman acarreando hasta el camión la uva, la yerba o lo que sea que estén cosechando. Cuando regresan a la plantación, ya su familia llenó otro recipiente, y se ahorran el tiempo de cosecha, incrementando de este modo la cantidad que cobran al final del día.
¿Cómo hacer, entonces, para que el cumplimiento de una ley justa, para que la prohibición de trabajo a los niños en todo el territorio nacional, no termine enviando a la pobreza más profunda a los cosechadores, y aún a los mismos niños a los que se pretende proteger? La tarea no es fácil, pero hay gente que la está encarando y nuestra colaboración es importante. En este caso, me refiero a la organización “Un sueño para Misiones”, que comenzó con un plan para erradicar el trabajo infantil en la cosecha de yerba mate y ha extendido ahora la lucha para lograr el fin del trabajo de los niños en toda nuestra querida Argentina.
En su primer etapa, llevaron adelante una campaña titulada “Me gusta el mate sin trabajo infantil”, en la cual recolectaron más de 50 mil firmas, incluyendo a personalidades de distintos ámbitos, entre ellos, dirigentes de todas las agrupaciones políticas del país.
Según cuentan los principales responsables de la campaña, Jorge Kordi y Patricia Ocampo, misioneros ambos (y argentinos, por suerte para el resto de nosotros) muchas personas les preguntaron cómo podían identificar los productos libres de trabajo infantil, para colaborar realmente con la erradicación de esta tristeza nacional. Como respuesta a ese requerimiento, surgió la segunda etapa: la aprobación de una ley nacional, que permita identificar a los productos certificados como libres de trabajo infantil, de tal modo que los consumidores puedan optar por estos, forzando a las empresas a comprometerse, si es que quieren vender, a sumarse al proyecto.
Aquí hay que aclarar algo: como el trabajo infantil está prohibido, no se puede aseverar que un producto tenga trabajo de niños, pues siempre es trabajo informal; pero sí se puede decir que tal o cual producto está certificado como libre de trabajo infantil. Esta certificación, según el proyecto de ley, la realizarían las universidades nacionales de la provincia en que se realice la cosecha, por considerar que son las instituciones más creíbles de la sociedad.
Pero, finalmente, y tal vez el punto más importante, es que estos productos, según el proyecto, tendrían un valor ligeramente más alto que el mismo producto que no está certificado. Un incremento que, en su precio en góndola, sería a lo sumo del 5 % del valor total, esto es, un vino de $ 100 valdría $ 105, y un paquete de yerba pasaría de costar $ 40 a costar $ 42. Y, aunque no lo creas, este pequeño incremento alcanza para duplicar el salario del cosechador.
En definitiva, la idea es que, mediante ciertos mecanismos complejos de explicar aquí pero que se pueden leer en el proyecto de ley transcripto más abajo, se trasladaría directamente desde el consumidor al cosechador este importe, duplicando de este modo sus ingresos, lo que posibilitaría que el hecho de no llevar a sus niños a trabajar no le genere una pérdida de dinero en su humilde economía familiar.
De este modo, y esperando que nos acompañes con tu compromiso, te pedimos dos cosas: ahora, que firmes digitalmente en este link para que salga la ley (ya hemos firmado más de 30 mil argentinos en esta segunda etapa) y después, que compres productos libres de trabajo infantil.
Mandemos a los niños a la escuela, y después a jugar. Es su derecho. Es nuestra obligación.
Barón y Pizzi, vicerrector y rector de la UNCUYO apoyan la campaña "Me gusta el mate sin trabajo infantil".
Artículo 1º.- Créase, en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, la “Comisión de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil”.
Artículo 2º.- La Comisión de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil, tendrá las siguientes funciones:
Artículo 3º.- Crease un fondo especial a los efectos de la operatividad de lo dispuesto en la presente ley.
Artículo 4º.- La autoridad de Aplicación distribuirá, a las empresas que certifiquen un Producto Libre de Trabajo Infantil, un certificado transferible por un monto equivalente al costo de los salarios pagados en concepto de cosecha del producto objeto de certificación, más un incremento de hasta el cinco por ciento (5%).
Este certificado podrá ser utilizado por su poseedor para el pago de impuestos y tasas nacionales, y de impuestos y tasas de aquellas provincias que adhieran al régimen aquí establecido.
Artículo 5º.- Las Universidades Nacionales que adhieran a la presente ley deberán:
Artículo 6º.- Las empresas de producción agrícola que adhieran a la presente ley deberán:
Artículo 7º.- Invitase a las jurisdicciones provinciales y a la ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente norma.
Artículo 8º.- De forma.
Fundamentos
Sr. Presidente:
El trabajo infantil, en cualquiera de sus formas, está totalmente prohibido en todo el país de acuerdo a la normativa vigente.
Pero más allá de lo que marca la letra de la ley, y sobre todo en zonas rurales en las temporadas de cosecha de los productos regionales, los distintos organismos de control siguen descubriendo y denunciando trabajo infantil.
Y es que el trabajo infantil se produce, en general, no porque los padres disfruten de ver a sus hijos en esa tarea, sino porque la situación económica familiar es tan agobiante y los salarios pagados tan escasos, que se utiliza hasta a los seres más preciados de la familia para generar ingresos.
Ante este diagnóstico es que se presenta el presente proyecto intentando solucionar el problema de fondo, esto es, no solo que los niños no trabajen, sino que además sus padres tengan mejores ingresos para poder garantizarles a sus hijos todos los derechos de una niñez digna.
Antecedentes:
En primer lugar, es importante resaltar el por qué se realizó este proyecto, ya que la idea surge de un trabajo que viene realizando en la provincia de Misiones, la institución “Un sueño para Misiones”, que busca erradicar el trabajo infantil en la cosecha de yerba mate. Sobre esta idea original es que se plantea el proyecto, ampliando su cobertura a todo el país.
En esta lucha, la campaña “Me gusta el mate sin trabajo infantil” llevada adelante por “Un Sueño para Misiones” fue declarada de interés nacional tanto por el Senado como por la Cámara de Diputados de la Nación. También fue declarada de interés municipal por el Consejo Deliberante de Posadas, y un representante de “Un Sueño para Misiones” fue recibido por el Papa Francisco, a través de un contacto realizado por el Obispo de Oberá, Damian Bitar, con el fin de poner al Sumo Pontífice al tanto de lo que acontece con la yerba mate, el trabajo infantil y la pobreza que se ocultan detrás de la "Infusión Nacional Argentina". La campaña cuenta también con el apoyo de muchas personalidades del espectáculo, el deporte, del periodismo y de otros ámbitos.
Esta campaña, consiste por un lado en el apoyo público de personalidades de distintos estamentos de la sociedad argentina, y por otro, en la recolección de firmas a través de la página de internet Change.org, en donde “Me Gusta el Mate Sin Trabajo Infantil” juntó más de cincuenta mil (50.000) firmas.
A continuación, se adjunta el texto utilizado en la campaña de recolección de firmas por internet:
“Cerca de 75 mil hombres, mujeres y niños viven de la cosecha de la yerba con la que preparamos el mate que tomamos todos los días, muchos de los niños que trabajan en la tarefa (cosecha de yerba mate) en Misiones no concurrieron nunca a la escuela. Los niños comienzan a trabajar entre los 4 y 13 años de edad.
Jorgito es uno de esos niños. El debió abandonar su educación y el juego para ayudar a sus padres en la cosecha. Sabemos que miles de niños como Jorge sufren esta injusticia. No conocemos el número exacto porque que el estado provincial jamás realizo un censo de tareferos (Cosecheros de Yerba Mate).
Después del agua, el mate es la bebida más consumida por los argentinos. El 90% de la Yerba Mate que se consume en Argentina se cultiva en Misiones y el 60% de la que se consume en el mundo, este cultivo es uno de las principales ingresos con los que cuenta la provincia. Además, el “mate” fue declarado por Ley 26.871 “Infusión Nacional Argentina” Esto último quiere decir que es la bebida que representa a los argentinos y que a pesar de esto, contiene pobreza y trabajo infantil.
Necesitamos que se tomen medidas y que se empiece a tratar este tema. Firmando esta petición te sumás a nuestro pedido de creación de una mesa multisectorial dirigida a La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI). Este es un tema muy complejo que requiere la presencia y acuerdo entre muchos sectores, y para eso la creación de un espacio como este es fundamental. Es el primer paso necesario para hacer el seguimiento y la erradicación del trabajo infantil en la yerba mate en Misiones.
Una mesa multisectorial similar se está llevando a delante en el partido de General Pueyrredon, Provincia de Buenos Aires. En el caso de Misiones, estará compuesta por representantes de los municipios, gobierno provincial y nacional, La Organización Internacional del trabajo (OIT) e, instituciones civiles, sindicatos de tareferos y docentes. Además podrán sumarse otros representantes del sector.
El trabajo infantil es una violación flagrante a los derechos humanos y los derechos del niño. En el año 2013 murieron 4 menores por negligencia y falta de control en un accidente mientras se dirigían a la tarefa, ellos tendrían que haber estado en la Escuela o jugando.
Jorgito no necesita nuestra lástima, necesita que luchemos por sus derechos fundamentales.
Por todo esto, te pedimos firmes esta petición.”
El proyecto:
El presente proyecto de ley, se apoya sobre cuatro patas:
1- La voluntad de las empresas dedicadas a la producción agrícola, para certificar productos libres de trabajo infantil
2- Las universidades nacionales, para realizar la certificación
3- El Estado nacional, para regular y realizar las acciones pertinentes al cumplimiento de la presente
4- Y por último y fundamentalmente, los consumidores, que a través de un pequeño aumento en el precio de productos certificados pagará un incremento en el ingreso de los cosechadores de aquellas empresas que estén libres de trabajo infantil, certificadas por universidades.
De este modo, el proyecto crea, en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, la “Coordinación de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil”. A través de ella, cada empresa interesada en certificar que alguno o todos sus productos están libres de trabajo infantil, deberá realizar un convenio con alguna de las Universidades nacionales ubicada en el ámbito del emprendimiento.
Por este convenio, la Universidad controla y certifica que la empresa no utilice trabajo infantil ni trabajo “en negro” en la producción agrícola (sin cuyo control no se puede certificar el trabajo infantil), y que pague a los cosechadores, que serán los que verán reducidos sus ingresos familiares por no contar con el trabajo de sus hijos, un adicional igual al salario estipulado. Con esto certificado, la Universidad entrega a la empresa una constancia que indique el monto pagado a los cosechadores, que les servirá a estas para pagar los impuestos, tasas y servicios dentro del ámbito del Gobierno nacional, y de aquellas provincias y/o empresas de servicios que adhieran a la Ley. Se agrega en el texto del proyecto de ley un adicional de hasta el 5% que, de ser considerado necesario por la autoridad de aplicación, podría agregarse a la constancia entregada a las empresas, para facilitar la aceptación de este instrumento de pago.
Las empresas y/o entes que reciban estos certificados en concepto de pago de impuestos, tasas y servicios, podrán canjearlos por su valor en dinero en la Coordinación de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil, ya que esta es la encargada de recaudar el importe extra cobrado al consumidor final del producto.
La empresa certificada podrá además utilizar un logotipo en el cual se deja constancia de que el producto en cuestión es libre de trabajo infantil certificado por Universidad nacional. Las empresas y/o entes de impuestos, tasas y servicios que adhieran, también podrán mostrar un logotipo alusivo.
Este hecho, se pretende que de un plus a la venta del producto ya que, a juzgar por la campaña realizada por “Un sueño para Misiones” y por experiencias similares del tipo de “Comercio Justo” realizadas en Europa para proteger a pequeños productores, los consumidores estarían dispuestos a pagar un pequeño incremento por utilizar productos de estas características.
De este modo, la Coordinación de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil fijará el incremento necesario en cada producto certificado para lograr duplicar los ingresos de los cosechadores y pagar además los servicios de las universidades nacionales involucradas. Así, y tomando como ejemplo el caso de la Yerba Mate, el incremento no parece ser significativo: según información extraoficial, un tarefero (cosechador de yerba mate) cobró este año alrededor de $ 500 (quinientos pesos) por tonelada de yerba cosechada, lo que representa cincuenta centavos por kilo. Suponiendo un valor de $30 para un kilo de yerba en un supermercado, el precio en góndola a incrementar sería menor al 2% para duplicar el ingreso del cosechador, más lo que se pague a la Universidad nacional que certifique.
Este procedimiento, producirá desajustes en tiempo en el movimiento de los fondos involucrados: las empresas pagarán a sus cosechadores antes de vender el producto, por lo que el dinero estará disponible (dependiendo del mecanismo implementado por la Coordinación de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil para recuperar esos fondos) probablemente meses después de generado el gasto inicial.
Así, cuando el empresario pague con su certificación impuestos, tasas y/o servicios, y quienes reciban su pago soliciten a la Coordinación de Certificación de Producto Libre de Trabajo Infantil el reintegro de los fondos, será necesario el soporte externo (en este proyecto planteado a través del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación) para poder cerrar el ciclo de pagos, al menos en el inicio de la implementación de la presente Ley, y cuando se produjeran desajustes temporales.
La solución parece complicada. Esto es así, pues el problema es complejo. Pero creemos necesario avanzar en este proyecto, porque la erradicación del trabajo infantil no puede quedar en la letra muerta de una ley.
La eliminación del trabajo infantil en Argentina, debe ser una realidad cotidiana, tangible, y socialmente compartida por todos los habitantes de la Nación. Por todo lo antedicho, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de Ley.
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