Debilitada, la primera ministra Theresa May perdió la mayoría del Parlamento de Reino Unido en las elecciones de ayer, 8 de junio. Con el permiso formal de la reina Isabel II, el oficialismo negoció rápidamente con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte para que sus diez parlamentarios le respaldaran un nuevo gobierno. El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, cuyo partido creció en representación, le pidió la renuncia.

Según el escrutinio oficial, los conservadores de May obtuvieron 318 bancas de las 326 que necesitaban para tener mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, formada por 650 diputados.

Con un gobierno de coalición, el oficialismo pactó diez bancas del DUP irlandés para que los conservadores lideren una mayoría circunstancial de 329 escaños.

El resultado de las elecciones representa un fracaso que marcará la carrera de May –quien asumió después de la salida de David Cameron– y el futuro inmediato del país. Confiada, la premier adelantó en marzo los comicios para este 8 de junio, con el fin de alcanzar una mayoría más amplia que reforzara su posición negociadora en Europa.

Los últimos sondeos daban a los conservadores una ventaja de siete puntos porcentuales, pero la campaña del candidato laborista, Jeremy Corbyn, fue crucial para captar a su favor al voto joven, cansado de la clase política y alejado de las élites.

Según medios internacionales, la derrota de May complica la labor legislativa que requerirá la salida de la Unión Europea, en apenas diez días. Pese a que las consecuencias para el Brexit son impredecibles, un gobierno en minoría podría favorecer  a un proceso de partida más suave, siempre que la postura negociadora sea más consensuada.

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— Sun Politics (@SunPolitics)

9 de junio de 2017

Los periódicos británicos se hicieron eco de la derrota de la primera ministra Theresa May.

Coalición en el nuevo gobierno

En el Reino Unido, cuando un gobierno no obtiene la mayoría en las elecciones, tiene dos opciones. En primer lugar, puede formar una coalición con otro partido y entre ambos pueden acordar un programa de políticas comunes, como ocurrió en las elecciones de 2010.

En este caso, en el que los conservadores obtuvieron más escaños que cualquier otro partido pero sin alcanzar la mayoría, deben formar un gobierno de minoría y contar con el apoyo de otro partido –sin que este tenga participación en el gobierno– para lograr la aprobación de leyes.

Como es tradicional en el archipiélago británico, la primera ministra se reunió hoy, 9 de junio, con la reina Isabel II para formalizar el permiso para formar un nuevo gobierno.

Para asegurar la permanencia en el poder, la líder británica negoció rápidamente el apoyo del Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés) de Irlanda del Norte, cuyos diez parlamentarios le ofrecieron su respaldo para poder formar gobierno.

“Acabo de ver a su majestad la Reina y ahora formaré un gobierno que pueda proporcionar certezas y conducir al Reino Unido hacia adelante en este momento crítico para nuestro país", expresó May frente a la de sede del Gobierno, en Downing Street, al término de un encuentro de apenas 15 minutos con Isabel II.
 

Pedido de renuncia

El líder laborista Jeremy Corbyn –cuyo partido logró 261 bancas, es decir, 29 más que las que tenía–, instó a May a renunciar a su cargo y se declaró "listo para servir". En tanto, el líder de los Liberales Demócratas, Tim Farron, aseguró que la premier "debería estar avergonzada" y debería dimitir "si aún tiene dignidad propia".

La primera ministra salió a defender su gestión y aseguró el partido conservador es el único capaz de garantizar la estabilidad que Reino Unido necesita en estos tiempos difíciles.

“El país necesita un período de estabilidad y, pese a los resultados, el Partido Conservador garantizará que podamos cumplir esa tarea de asegurar la estabilidad”, respondió Theresa May ante el pedido de renuncia de la oposición.